Cinco Dias...El proyecto de integración europea nacido tras la Segunda Guerra Mundial ha quedado gravemente herido por el referéndum británico. La victoria de los partidarios del brexit, por 52% a 48%, resquebraja por primera vez la Unión Europea y sienta un precedente que podría marcar el principio del fin de la configuración y la organización actual del club comunitario.
El resultado ya ha provocado una violenta sacudida en los mercados y la libra esterlina h sufrido su mayor caída en 30 años. Pero el impacto político a medio y largo plazos e anuncia muchísimo más profundo y de consecuencias geoestratégicas imprevisibles.
El escenario más temido y menos esperado por la Unión Europea se ha consumado. Por primera vez, un país decide abandonar el club y lo hace más por consulta popular, con una gran participación (72%) y con casi 17 millones de británicos ignorando las advertencias de los poderes fácticos de todo el planeta sobre las gravísimas consecuencias de votar leave (irse).
A las 11 de la mañana está prevista una reunión en Bruselas de los líderes de las instituciones comunitarias (Comisión, Consejo y Parlamento), de la que se espera una primera reacción oficial por parte de Bruselas Pero el brexit supone una conmoción de tales dimensiones que no bastará con un comunicado de unos líderes prácticamente desconocidos y con la credibilidad seriamente dañada. La intervención de las capitales, con Angela Merkel y François Hollande, parece inevitable, símbolo de que, una vez más, la crisis de la UE provoca el retorno de los Estados. La próxima cumbre europea está prevista para el lunes, pero con un viernes negro en ciernes en todas las bolsas europeas parece inevitable que Berlín y París adelanten su intervención.
El brexit profundizará aún más la gravísima crisis que atraviesa la Unión Europea y el desprestigio de Bruselas ante una opinión pública que le ha dado la espalda. Los sondeos en toda Europa indican el hartazgo ante la incapacidad de la UE para superar económica, que mantiene a 21 millones de personas en el paro; la incapacidad para gestionar la crisis de los refugiados, sólo frenada con un acuerdo de dudosa legalidad con Turquía; o la incapacidad para atajar una amenaza terrorista que cruza los fronteras con aparente impunidad.
En los últimos 12 meses se han celebrado cuatro referéndum sobre asuntos relacionados con la UE. Y en los cuatro ha vencido el No.
La UE desdeñó el voto de Grecia, minimizó el de Dinamarca e ignoró el de Holanda, una estrategia de avestruz que ignoró el creciente disgusto de la población con la gestión actual de Europa. Pero el golpazo del Reino Unido resulta imposible de esquivar y obligará a la Unión a replantearse desde hoy mismo su futuro.
La conmoción del brexit es casi tan tremenda en el Reino Unido como en la Unión Europea. Lavictoria del remain (quedarse) en Escocia e Irlanda alienta la voluntad de esos territorios por escindirse del Reino Unido y los líderes nacionalistas ya han anunciado su deseo de celebrar consultas para independizarse de Londres y para unirse a Dublín, respectivamente, como vía para regresar al club europeo.
El mapa político de las islas británicas también puede cambiar. El primer ministro, el conservador británico, David Cameron, se comprometió a no dimitir si perdía el referéndum pero su posición en Downing Street puede resultar insostenible.
La próxima semana, Cameron debe asistir a la cumbre europea que se celebra en Bruselas y el resto de líderes esperan que el premier británico anuncie la petición formal de salida de la UE. El ala euroescéptica de los conservadores, que ha apoyado la salida, se niega sin embargo a que Cameron inicie de manera inmediata el proceso de negociación (mediante el artículo 50 del Tratado de la UE) porque quiere ganar tiempo para arrancar un mejor acuerdo a Bruselas.
Los socios europeos indicaron antes del referéndum su intención de ejecutar la salida cuanto antessi vencía el brexit, poniendo en marcha una cuenta atrás de dos años que, de manera automática, dejará al Reino Unido fuera de la UE a mediados de 2018 haya o no acuerdo con Londres.
Esta primera bronca sobre el calendario a seguir puede agriar el divorcio y desencadenar una tremenda tormenta a ambos lados del canal de la Mancha. En Londres podría provocar la caída de Cameron, con su compañero euroescéptico y partidario del leave, Boris Johnson, dispuesto a asumir el puesto. Johnson ha logrado convertirse en la cara del brexit y ha arrebatado el liderazgo popular de ese campo al líder de UKip, Nigel Farage.
Si el ala dura se impone, Londres podría intentar recortar de inmediato los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido, un panorama que espanta a los cientos de miles de polacos o españoles que residen en las islas. Esa medida desencadenaría represalias en el resto de la Unión contra los dos millones de británicos instalados en su territorio, muchos de ellos en España. El final de 43 años de pertenencia del Reino Unido a la UE puede resultar muy amargo para las dos partes.
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