¿Quién será el próximo?
- Hay que reformar las instituciones globales creadas en Bretton Woods en 1945 y que hoy están obsoletas
(Thinkstock)
En 1945 se crearon las Naciones Unidas y empezó el proyecto europeo. Desde entonces, el proyecto siempre ha crecido, hasta ayer que el Reino Unido decidió abandonarlo. No es un país cualquiera: es la segunda economía europea con 65 millones de habitantes y un PIB similar a Francia. Además es un país que padeció el nazismo y los bombardeos de Hitler sobre Londres en la II Guerra Mundial, y su marcha, además de consecuencias económicas, sienta un precedente institucional preocupante.
Los británicos viven en una isla y nunca fueron muy europeístas. A este sentimiento se ha unido la crisis, la globalización, la revolución tecnológica que ha derivado en un aumento de la desigualdad y un deterioro del nivel de vida de un porcentaje de la población. Reino Unido tiene el desempleo en el 5% y los jóvenes han votado mayoritariamente por seguir en Europa. Han sido ciudadanos mayores, blancos y de clase media baja los que han mandado un mensaje contundente: fuera los inmigrantes o, al menos, que no accedan a nuestros servicios sociales. Es el mismo sentimiento que hay detrás del voto a Marine Le Pen en Francia, de Alternativa para Alemania en el país germano, de Donald Trump en EE UU, del voto ultranacionalista en Polonia y de la extrema derecha en Austria o Suecia.
El evento ha sorprendido a los mercados y hemos visto desplomes en las Bolsas europeas. La británica ha bajado poco, pero si la mides en dólares y sumamos el desplome de la libra, los inversores han vivido un auténtico viernes negro. Un tratado internacional se tiene que sustituir por otro tratado con el Reino Unido y llevará unos cuantos trámites.
Primero, tras la dimisión del pirómano David Cameron, hay que saber quién será el primer ministro de Reino Unido que liderará las negociaciones y cuál será su posición de negociación. Luego habrá que poner de acuerdo a los 27 países miembros, algo que sabemos que es extremadamente complejo.
Pero la prioridad es apagar el incendio financiero que ha provocado el fuego. Mario Draghi se anticipó al evento y volvió a autorizar a los bancos griegos descontar la deuda pública helena en el Banco Central Europeo (BCE), se ha reestructurado la deuda y se han cubierto los vencimientos. El riesgo sería que los griegos volvieran a sacar depósitos de sus bancos, algo que con acceso al BCE es menos probable.
"Los ciudadanos mayores, blancos y de clase media baja los que han mandado un mensaje: fuera los inmigrantes o, al menos, que no accedan a nuestros servicios sociales"
El país más vulnerable ahora es Portugal. Nuestros vecinos dependen del hilo de DBRS, la única agencia de rating que mantiene grado de inversión, pero a un escalón del bono basura. Si lo pierden los bancos lusos, perderían el descuento de deuda pública al BCE y entrarían en dinámicas de corralito como Grecia el pasado año. Para evitarlo habría que dar un nuevo rescate a Portugal.
Este país ha incumplido el objetivo de déficit en 2015, como España, y está pendiente su sanción y presentar un ajuste adicional. Si empiezan las dudas en Bruselas y una larga y tensa negociación, la prima de riesgo portuguesa se incendiará y activará el mecanismo de salida del euro. Si Portugal entra en llamas, el incendió llegará rápidamente a España y luego a Italia. España sigue teniendo la segunda mayor deuda externa del mundo, solo por detrás de EE UU, 1,8 billones de euros tres veces el tamaño de Lehman Brothers. Unos 300.000 millones vencen a corto plazo, la mayoría deuda bancaria, y nuestros bancos ya le deben al BCE otros 300.000 millones. Además España tiene el mayor déficit de la eurozona, ha incumplido, está pendiente de sanción y de presentar un ajuste adicional de unos 6.000 millones.
Este domingo los españoles votaremos de nuevo y parece que continuará la fragmentación, lo cual dificulta la formación de Gobierno para tomar medidas. Zapatero tomó medidas contundentes en mayo de 2010 y en agosto de 2011 y evitó el rescate. Rajoy, en 2012, hizo lo que mejor sabe hacer, que es nada, y fue el primer presidente rescatado desde 1975.
Si Rajoy sigue siendo presidente, España volverá a tener problemas. Si sube mucho Podemos empezará de nuevo la paranoia España es Grecia, como sucedió en 2015. Ese debería ser el primer punto de la agenda de los líderes europeos convocados por Angela Merkel este fin de semana, donde lamentablemente el presidente de España no está invitado.
Tras apagar el incendio, toca reflexionar qué ha pasado. Durante 15 años el PP europeo ha sido el partido más votado y la derecha ha controlado el Consejo Europeo. Su obsesión ha sido recortar poder a la Comisión y a las instituciones europeas y devolvérselas a los países y reducir el presupuesto y la capacidad de acción de Bruselas. Y Merkel y Nicolas Sarkozy, del PP europeo, lideraron el desastre de la gestión de la crisis europea desde 2010 a 2013.
Europa debe aprobar planes de estímulo para bajar la tasa de paro juvenil y debe dar una solución a la crisis de deuda con eurobonos. Más y mejor Europa es la solución, no menos. Pero hay que reformar las instituciones globales creadas en Bretton Woods en 1945 y que hoy están obsoletas. El Reino Unido ha pasado a ser un pequeño país en el tablero mundial.
Necesitamos más política, más socialdemocracia, más y mejor empleo, mejores salarios y más Europa. Será complicado, pero el coste de la inacción es mayor. Como nos enseñó Konrad Adenauer, uno de los padres del proyecto europeo, “la historia es la suma total de todas aquellas cosas que se pudieron evitar”.
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