"Nuestros economistas esperan una recesión en Reino Unido y un duro golpe en el crecimiento europeo en los próximos 12 meses", advierten desde Bank of America-Merrill Lynch. "Otras fuentes de riesgo procedentes del entorno exterior vienen dadas por una hipotética intensificación de las tensiones geopolíticas en torno a ciertas áreas en conflicto (que podrían dar lugar a una apreciación del euro y a un aumento del precio del petróleo) y por el resultado del referéndum convocado en Reino Unido acerca de la permanencia de este país en la Unión Europea", advertía ya el Banco de España en sus últimas proyecciones económicas.
Ese riesgo ya es una realidad, y su llegada desencadena una doble amenaza. España no solo puede verse afectada por sus relaciones comerciales con Reino Unido, sino también por el frenazo de sus vecinos y socios de la zona euro. Porque Reino Unido es el tercer mayor destino de las exportaciones españolas, con una cuota del 8%, pero es que la Unión Europea (UE) acapara el 67% de las exportaciones españolas y la zona euro, el 52,4%. Ya en el primer trimestre de 2016, y en un contexto de ralentización de la actividad comercial mundial, las exportaciones españolas redujeron su crecimiento al 3,7% internanual, el menor ritmo desde mediados de 2014.
Reino Unido es el tercer mayor destino de las exportaciones españolas, con una cuota del 8%, pero es que la UE acapara el 67% y la zona euro, el 52,4%
Gestión política de los resultados
La materialización de esta doble amenaza dependerá de la gestión política del resultado. Primero, por el modo en que enfoquen las negociaciones entre Londres y Bruselas para hacer efectiva la desconexión. "Esta incertidumbre será otro viento en contra que puede constreñir la actividad económica en Europa en un periodo en el que ha sido complicado encontrar crecimiento orgánico", previene David Lafferty, estratega de Natixis Global Asset Management.
Y segundo, por el sobresalto institucional y la capa de desconfianza que el Brexit puede provocar de nuevo en Europa. Si la brecha abierta con el Brexit se ve ampliada por otras consultas que erosionen de nuevo, como ha ocurrido entre 2010 y 2015, el proyecto de construcción europea y su viabilidad, los efectos económicos se multiplicarán. "El Brexit es un duro golpe para la integridad estructural de la UE y un gran impulso para los movimientos populistas en todo el mundo desarrollado", afirma Regina Borromeo, gestora de Brandywine Global. Y añade: "La salida del Reino Unido ensombrecerá las perspectivas económicas de la zona del euro, y también existe el riesgo de que otros países de la UE se planteen abandonarla".
Estos riesgos potenciales provocarán que la atención se centre de nuevo en los bancos centrales y su capacidad para contener los principales impactos. Por el momento, ya se han cormprometido a respaldar la liquidez de los mercados. En el caso de la zona euro, si realmente el Brexit se traduce en un frenazo del crecimiento, el presidente del Banco Central Europeo (BCE),Mario Draghi, puede sentirse empujado a reforzar la amplia batería de medidas monetarias que viene aplicando. Sobre todo, si resurge lafragmentación financiera dentro de la zona euro, con primas de riesgo de nuevo al alza. Este viernes, la prima de riesgo de España se amplió de los 137 a los 168 puntos básicos, la brecha más alta desde 2014.
Socio... y ocio
Desde una óptica más nacional, otro efecto potencial del Brexit en la economía española se puede sentir en el turismo. En 2015, visitaron España 15,5 millones de turistas británicos, que gastaron 14.057 millones de euros. Es decir, una cifra equivalente al 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) español de 2015, que ascendió a 1,08 billones de euros. Otro dato. En mayo, y según datos publicados este mismo jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los británicos concentraron el 28,1% del total de las noches pasadas por turistas extranjeros en hoteles españoles. La depreciación de la libra puede agravar las consecuencias tanto en las exportaciones como en la llegada y el gasto de los turistas británicos, puesto que encarece los productos españoles para los británicos.
Las nuevas relaciones comerciales entre la UE y Reino Unido resultarán igualmente determinantes en los intereses británicos de las empresas españolas. Y viceversa: en los intereses españoles de las empresas británicas. Según datos del Ministerio de Economía español, las inversiones británicas de las empresas españolas superaban los 62.000 millones de euros a finales de 2014 y su facturación alcanzaba los 30.000 millones de euros. En cuanto a las empresas británicas, su inversión en España rozaba los 37.000 millones de euros, para unas ventas de 31.500 millones. Las compañías españolas generaban 75.000 empleos en Reino Unido y las británicas, 98.000 puestos de trabajo en España.
De nuevo, las restricciones financieras
Otro foco potencial de problemas es el financiero. Y no solo porque el 23% del negocio del Banco Santander esté en Reino Unido o porque Banco Sabadell comprara recientemente al británico TSB o porque, según los datos del Banco Internacional de Pagos (BIS), la exposición de la banca española a los activos británicos ronde el medio billón de euros. El peligro reside en la posibilidad de que resurja una inestabilidad financiera que congele de nuevo la actividad crediticia y restrinja la financiación que requiere la recuperación económica. Las duras caídas bursátiles sufridas por los bancos este viernes, comprendidas entre el 9% de Bankinter y el 21% de Bankia, certifican esos temores.
Precisamente la dura sesión del viernes, la peor en la historia del Ibex 35 con un desplome del 12%, asestó ya un duro golpe al bolsillo de los hogares. A finales de 2015, su exposición a la bolsa y los fondos de inversión, que sufrieron con fuerza con el Brexit, alcanzaba los 733.000 millones de euros, una cantidad que se vio claramente mermada con esas caídas. El descenso del efecto riqueza de las familias como consecuencia de estos descensos puede afectar a su consumo, así como a la confianza de las familias.
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