El FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), el vehículo por el que se ha canalizado el rescate del sector financiero con dinero público, anunció ayer una pérdida de 1.293 millones en 2015, lo que supone un 50,2% más que los 861 millones que perdió en 2014 (aunque un 53,6% inferior al quebranto de 2.787 millones sufrido en 2013). Este nuevo agujero se explica por el deterioro de la valoración de las participaciones en BFA (matriz de Bankia), Sareb y BMN, según ha informado este miércoles el organismo dependiente del Ministerio de Economía.
En concreto, la disminución de valor de las participaciones en el capital deBFA y BMN han supuesto un impacto negativo total en las cuentas del FROB de 907 millones de euros, de los que 763 millones corresponden a BFA y 144 millones a BMN. En ambos casos, el fondo de rescate justifica el deterioro por su cartera de deuda pública, ya que sus fondos propios se han incrementado. Además, la reducción a cero del capital de Sareb, el banco malo, para absorber sus fuertes pérdidas ha tenido un impacto en la participación del FROB de 415 millones de euros.
Seis años perdiendo dinero
El FROB registró unas pérdidas iniciales de 314 millones en su primer año de vida, 2010, que se dispararon hasta 10.557 millones en 2011, el año del llamado 'FROB 2'; es decir, las inyecciones directas de capital con las que se nacionalizaron al 100% CatalunyaCaixa (luego rebautizada como Catalunya Banc), Novagalicia y Unnim.
Pero la catástrofe llegó en 2012, el año de los Decretos Guindos -que obligaban a las entidades a sanear su exposición inmobiliaria- y del rescate europeo del sector. En ese ejercicio el FROB se apuntó un agujero de 26.060 millones por el hundimiento del valor de las nacionalizadas (a las que ese año se sumó Bankia) y por las macroampliaciones de capital que fueron suscritas con el dinero europeo. Concretamente, 9.176 millones de euros procedían de Bankia, 6.674 de CatalunyaCaixa, 5.498 de Banco de Valencia, 3.091 de Novagalicia, 525 millones de Ceiss y 241 de BMN (Banco Mare Nostrum).
Tras el desastre, en 2013 las pérdidas se redujeron drásticamente hasta 2.787 millones, que se explican por un nuevo quebranto de 1.651 millones provocado por la venta de Novagalicia al grupo venezolano Banesco (esa fue la diferencia entre el precio de venta y el valor ya rebajado con los ajustes de 2012), 552 millones por el deterioro del valor de Catalunya Banc –que no había vendido todavía– y 245 millones por el traspaso del Banco Gallego al Sabadell. Estas pérdidas fueron minoradas porque la participación del Estado en BFA-Bankia se revalorizó en 709 millones y la de BMN, en 10 millones, según las estimaciones del fondo.
En 2014, el quebranto disminuyó aún más hasta 861 millones, que se explicaban fundamentalmente por la pérdida definitiva generada por la venta de Catalunya Banc a BBVApor un precio de 1.137 millones, 1.076 menos que el valor de la participación del FROB al cierre de 2013 (eso no supone la pérdida total del rescate de las cajas catalanas, ya que ésta es muy superior, de unos 11.500 millones). Al igual que en 2013, elevó la valoración de Bankia y BMN, lo que redujo los números rojos.
Finalmente, en 2015, con Jaime Ponce al frente del fondo de rescate en sustitución de Antonio Carrascosa, volvieron a incrementarse los números rojos hasta los citados 1.293 millones. Sumando todas las pérdidas acumuladas en estos seis años, se alcanzan los 41.872 millones, más del 4% del PIB español.
Muy difícil recuperar con Bankia y BMN
Esos casi 42.000 millones no es el total inyectado a la banca, sino la parte que el Estado da directamente por perdida en el rescate del sector financiero, básicamente de las cajas de ahorros insolventes. El grueso de estas pérdidas son irrecuperables, puesto que proceden de entidades ya vendidas después de ingentes ayudas públicas (CAM, Catalunya Banc, Unnim, Novagalicia, Banco de Valencia o Ceiss). El FROB ha rescatado a la banca por 61.366 millones de dinero del contribuyente según el Banco de España, aunque si se tiene en cuenta el sobreprecio que pagó Sareb por sus activos tóxicos -que ahora está purgando el banco malo y que la Comisión Europea considera ayudas de Estado-, el importe global supera los 100.000 millones.
La intención del ministro Luis de Guindos siempre ha sido no perder dinero con el rescate financiero. Pero para eso tendría que recuperar el quebranto acumulado con la venta de las participaciones del Estado en Bankia, BMN y Sareb. La primera es la gran esperanza del Gobierno, pero en la actualidad el 65% que posee el Estado sólo vale 5.240,4 millones con su precio actual en bolsa. BMN no supondrá un gran alivio, amén de la dificultad para colovarlo a otra entidad; de ahí que la opción más probable sea la fusión con Bankia. Y en cuanto a Sareb, tampoco se espera mucho después de consumir todo su capital y tener que transformar la deuda subordinada en acciones.
Es llamativo que en 2015 el FROB haya vuelto a rebajar el valor de sus participaciones en BFA-Bankia y BMN después de revisarlo al alza en 2013 y 2014. En ese año, el incremento de valor de ambas participaciones supuso un impacto positivo en la cuenta de resultados por importe de 1.418 millones (1.235 y 183 millones, respectivamente).
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