El 'Brexit' trae el mercado alcista más pesimista de la historia
Finanzas.com
Wall Street cerró hoy una semana en la que se ha roto el buen espíritu que se venía acumulando, a causa de de una coyuntura global marcada por los temores del "Brexit" y muchas incertidumbres que están haciendo mella en los mercados.
A pesar de que en las bolsas europeas dominaron hoy las alzas, después de los pronunciados descensos de las últimas jornadas, las de Nueva York no se han sumado hoy a ese entusiasmo pasajero y completaron la sexta caída en las últimas siete jornadas.
El Dow Jones de Industriales, el principal indicador del mercado, cedió hoy un 0,33 % y en la semana acumuló una caída del 1,07 %, mientras que el selectivo S&P 500 perdió este viernes también un 0,33 % y en la semana retrocedió un 1,19 %.
Ya prácticamente es historia el optimismo que reinaba el pasado 8 de junio, cuando el S&P 500, el preferido por muchos operadores, estaba a veinte puntos de alcanzar el récord de 2.130 unidades, logrado en mayo de 2015.
Ahora, en cambio, está cundiendo el nerviosismo en el mercado, y la decisión de la Reserva Federal, el miércoles pasado, de adoptar una política de prudencia y mantener las tasas de interés en los actuales niveles lastró aún más el sentimiento en el parqué.
Un reciente titular de The Wall Street Journal describía así el panorama actual: "El mercado alcista más pesimista en la historia de Wall Street".
"En lugar de buscar crecimiento y beneficios, los inversores este año están comprando seguridad, en grandes cantidades", afirmaba el analista James Mackintosh en el comentario que acompañaba ese titular.
Hoy le tocó el turno a un integrante de la Reserva Federal (Fed), el de la Fed de St. Louis, Jim Bullard, quien cree que las condiciones actuales van a persistir en los próximos dos años, y hasta entonces sólo debería un mínimo aumento de las tasas.
Primero fue el gurú de Wall Street George Soros quien, según informes conocidos el 9 de junio, se supo que está moviendo su dinero consciente de que hay una gran incertidumbre y está vendiendo acciones para comprar oro, el refugio en momentos de turbulencias.
Desde entonces, el temor de que el 23 de junio los habitantes del Reino Unido voten en favor de la salida de su país de la Unión Europea (UE) ha sembrado preocupación en Wall Street, a pesar de que el impacto que puede tener para Estados Unidos apenas es visible.
En su análisis de esta semana, el grupo financiero Merrill Lynch recuerda que antes que el "Bretix" estuvo el temor del "Grexit", en dos ocasiones, en 2012 y 2015, con un mayor impacto en Europa hace cuatro años y con efecto amortiguado el año pasado.
Si el Reino Unido sale de la UE, el impacto en la eurozona será de entre 0,7 y 1,0 puntos porcentuales entre uno y dos años, sostiene Merrill Lynch, que cree que, en el caso de Estados Unidos, la repercusión será "ligeramente modesta, aunque no descuidable".
"De cualquier forma, los inversores deberían quedar en alerta total, porque hay muchas incógnitas", dice en su carta semanal a sus clientes este grupo financiero.
Al igual que Wall Street, el referéndum del 23 de junio en el Reino Unido se ha convertido en una preocupación compartida globalmente, como reconoció hoy la directora gerente del fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
"No he asistido a una reunión en los tres o cuatro últimos meses en la que un líder, una autoridad o cualquier persona no haya planteado el tema del impacto de la retirada del Reino Unido de la UE", dijo Lagarde desde Viena.
El elemento del "Brexit" se ha sumado a otras preocupaciones anteriores, como la desaceleración global, y especialmente la de China, y la falta de herramientas que tienen bancos centrales como la Fed estadounidense para impulsar la actividad económica.
En abril pasado China anunció que en el primer trimestre de este año su economía creció un 6,7 %, la tasa trimestral más baja desde 2009 y dos décimas por debajo de todo el año 2015.
Un mes después, Estados Unidos dijo que su producto interno bruto (PIB) había crecido un 0,8 % en el primer trimestre, en una segunda revisión del dato, lo que dio excusas al mercado para pensar que se notaba cierta consolidación de la recuperación económica.
Un comentarista describió la marcha de la economía de EE.UU. como la de un avión a vuelo raso, obligado a mantener la altura e imprimir velocidad, y si hace movimientos bruscos correctores puede llegar a remontar el vuelo, pero también estrellarse.
El economista jefe para Estados Unidos del Deutsche Bank, Joseph LaVorgna, reconoció hoy que la Fed está en una posición incómoda, porque el entorno económico es "muy difícil" y las tasas de interés "extraordinariamente bajas".
"Es lo mejor que se puede conseguir", sostiene, resignado, LaVorgna
A pesar de que en las bolsas europeas dominaron hoy las alzas, después de los pronunciados descensos de las últimas jornadas, las de Nueva York no se han sumado hoy a ese entusiasmo pasajero y completaron la sexta caída en las últimas siete jornadas.
El Dow Jones de Industriales, el principal indicador del mercado, cedió hoy un 0,33 % y en la semana acumuló una caída del 1,07 %, mientras que el selectivo S&P 500 perdió este viernes también un 0,33 % y en la semana retrocedió un 1,19 %.
Ya prácticamente es historia el optimismo que reinaba el pasado 8 de junio, cuando el S&P 500, el preferido por muchos operadores, estaba a veinte puntos de alcanzar el récord de 2.130 unidades, logrado en mayo de 2015.
Un reciente titular de The Wall Street Journal describía así el panorama actual: "El mercado alcista más pesimista en la historia de Wall Street".
"En lugar de buscar crecimiento y beneficios, los inversores este año están comprando seguridad, en grandes cantidades", afirmaba el analista James Mackintosh en el comentario que acompañaba ese titular.
Hoy le tocó el turno a un integrante de la Reserva Federal (Fed), el de la Fed de St. Louis, Jim Bullard, quien cree que las condiciones actuales van a persistir en los próximos dos años, y hasta entonces sólo debería un mínimo aumento de las tasas.
Primero fue el gurú de Wall Street George Soros quien, según informes conocidos el 9 de junio, se supo que está moviendo su dinero consciente de que hay una gran incertidumbre y está vendiendo acciones para comprar oro, el refugio en momentos de turbulencias.
Desde entonces, el temor de que el 23 de junio los habitantes del Reino Unido voten en favor de la salida de su país de la Unión Europea (UE) ha sembrado preocupación en Wall Street, a pesar de que el impacto que puede tener para Estados Unidos apenas es visible.
En su análisis de esta semana, el grupo financiero Merrill Lynch recuerda que antes que el "Bretix" estuvo el temor del "Grexit", en dos ocasiones, en 2012 y 2015, con un mayor impacto en Europa hace cuatro años y con efecto amortiguado el año pasado.
Si el Reino Unido sale de la UE, el impacto en la eurozona será de entre 0,7 y 1,0 puntos porcentuales entre uno y dos años, sostiene Merrill Lynch, que cree que, en el caso de Estados Unidos, la repercusión será "ligeramente modesta, aunque no descuidable".
"De cualquier forma, los inversores deberían quedar en alerta total, porque hay muchas incógnitas", dice en su carta semanal a sus clientes este grupo financiero.
Al igual que Wall Street, el referéndum del 23 de junio en el Reino Unido se ha convertido en una preocupación compartida globalmente, como reconoció hoy la directora gerente del fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
"No he asistido a una reunión en los tres o cuatro últimos meses en la que un líder, una autoridad o cualquier persona no haya planteado el tema del impacto de la retirada del Reino Unido de la UE", dijo Lagarde desde Viena.
El elemento del "Brexit" se ha sumado a otras preocupaciones anteriores, como la desaceleración global, y especialmente la de China, y la falta de herramientas que tienen bancos centrales como la Fed estadounidense para impulsar la actividad económica.
En abril pasado China anunció que en el primer trimestre de este año su economía creció un 6,7 %, la tasa trimestral más baja desde 2009 y dos décimas por debajo de todo el año 2015.
Un mes después, Estados Unidos dijo que su producto interno bruto (PIB) había crecido un 0,8 % en el primer trimestre, en una segunda revisión del dato, lo que dio excusas al mercado para pensar que se notaba cierta consolidación de la recuperación económica.
Un comentarista describió la marcha de la economía de EE.UU. como la de un avión a vuelo raso, obligado a mantener la altura e imprimir velocidad, y si hace movimientos bruscos correctores puede llegar a remontar el vuelo, pero también estrellarse.
El economista jefe para Estados Unidos del Deutsche Bank, Joseph LaVorgna, reconoció hoy que la Fed está en una posición incómoda, porque el entorno económico es "muy difícil" y las tasas de interés "extraordinariamente bajas".
"Es lo mejor que se puede conseguir", sostiene, resignado, LaVorgna
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