Aunque parezca mentira, el euro no lleva utilizándose toda la vida. La moneda única se puso en circulación el 1 de enero de 2012 en 12 países europeos. En aquel momento gobernaba José María Aznar, la capa de Ramón García era la protagonista en las campanadas de TVE y el programa más visto de la televisión era Operación Triunfo. En 2017 la eurozona, ahora formada por 19 Estados, soplará las velas de las tarta de cumpleaños y, como cantó Rosa en Eurovisión aquel 2002, Europe's living a celebration, con sus luces y sombras.
El euro llegó entonces a nuestros bolsillos, aunque llevaba ya desde 1999 como moneda oficial para las operaciones financieras. Hasta 1998 el tipo de interés del dinero lo dictaba el Banco de España y estaba en el 5,5%. En enero de 1999 pasó a manos del BCE y el tipo de interés de los países del euro, incluido España, se unificó en el 3%. Esta bajada de los tipos fue clave en la denominada burbuja inmobiliaria.
"La llegada del euro trajo la burbuja porque se bajaron los tipos, lo que permitió a la gente endeudarse", señala Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. Algo que comparte Raymond Torres, director de coyuntura y estadística de Funcas. "Los tipos de interés bajaron e incluso fueron negativos y se creó una burbuja que luego desembocaría en la crisis".
El coste de la vida se multiplicó desde entonces. tanto los productos como los servicios subieron sustancialmente de precio, en un primer momento por el fenómeno conocido como redondeo. "Algunas empresas aprovecharon ese momento de transición para llevar a cabo una subida", afirma Carlos Salvador, profesor de Cunef. Según el INE, el índice de precios de consumo (IPC) subió un 36% entre enero de 2002 y noviembre de 2016. Aunque habría que diferenciar dos claros períodos: el primero, entre 2002 y 2007, cuando los precios se alzaron.
"El impacto en los precios fue grande en los bienes de consumo también debido a la mayor demanda interna producida por la creación del euro", indica Torres. Y el segundo período, de 2008 a 2016, con la crisis económica, cuando los precios cayeron. Torres comenta que hubo un estancamiento e incluso la tasa de variación anual del IPC a final de 2014 fue negativa, del -1%. de hecho, el BCE ha combatido el riesgo de deflación en Europa con una programa de compra de deuda desde marzo de 2015.
Los ciudadanos han podido notar que las actividades de su vida diaria son mucho más caras que en 2002. Ver una película en el centro comercial La Vaguada costaba 5,25 euros en 2002, cuando actualmente son 8,80 euros, lo que supone una subida del 64%, frente al 36% del IPC.
Dos entradas del concierto de Iron Maiden en Las Ventas en junio de 2003 costaron 67 euros. Con ese dinero no se pudo comprar un único tique para ver al grupo de heavy metal en el Barclaycard Center en julio de 2016, ya que costaba 78,5 euros.
La verdadera medida de la magnitud del incremento de los precios está en que ese aumento no fue acompañado de la subida de los salarios. "Por eso, muchos ciudadanos percibieron que la entrada del euro supuso un incremento de los precios y una caída de su poder adquisitivo. Por tanto, más que hablar de un efecto euro, se trata de que los salarios no suben en la misma proporción que los precios", asegura Salvador.
El salario medio pasó de 19.802 euros en 2002 a 22.858 euros en 2014 (últimos datos oficiales), según el INE, lo que supone un incremento del 15%. El salario mínimo interprofesional subió un 60%, al pasar de 442 euros en 2002 a 707 ern 2017.
También los restaurantes aumentaron sus precios en estos 15 años. Una pizza mediana en Telepizza costaba 10,50 euros en 2002, mientras que ahora son 17,50 euros. Comer un menú del día en un centro de la Universidad Politécnica de Madrid pasó de 3,91 euros a 5,20. El precio de tomar un café se duplicó, desde los 0,5 euros al euro como poco en 2016.
Ir a la farmacia también es más caro. Un Reflex Spray costaba 5,86 euros en 2002, cuando ahora son 11,75 euros. Veinte aspirinas pasaron de 2,75 euros a 4,85.
Los costes energéticos también se elevaron. El importe por una potencia contratada de 3,3 kW con Endesa durante dos meses era de 9,20 euros en 2002, cuando en la actualidad supera los 20 euros. El precio por kilovatio se ha duplicado de los 7,92 a los 14,07 céntimos. La bombona de butano subió de 8,60 euros a 12,28, aunque llegó a costar 17,50 euros entre 2013 y 2015.
Un litro de gasóleo en la estación de servicio de Repsol de Vera )Almería) en enero de 2002 tenía un precio de 0,676 euros, mientras que esta semana costaba 1,189 euros. Por tanto, con 30 euros se repostaban 44 litros en 2002, mientras que ahora solo serían 25 litros.
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