El acelerado aprendizaje político de Íñigo Errejón Galván (Madrid, 1983), forjado a base de combinar teoría y práctica, lo ha llevado a transitar por diferentes corrientes ideológicas, proyectos y realidades sociopolíticas en un tiempo récord. El denominador común de todas estas experiencias ha sido la aspiración por lo que se ha denominado “el cambio”. Un eufemismo de transformación sociopolítica, que a su vez lo es de revolución, pero lo suficientemente amplio y transversal como para convertirse en el significante fetiche del populismo de izquierdas. De este vino doctorado de la Bolivia de Evo Morales, pero como discípulo aventajado del padre teórico del populismo “del cambio”, Ernesto Laclau, y tendente a la herejía ideológica y a la innovación constante como motor de la historia, hoy milita en su ramificación española que coge prestado su propio apellido: el errejonismo.
La primera entrada del vocablo referenciada en Google apareció en este diario el 10 de marzo de 2015, pero no se popularizó hasta que, en contraposición a este sector, se acuñó también 'pablismo' durante el primer choque de ambas corrientes el pasado mes de marzo. Hasta la fecha, el buscador ha acumulado más de 212.000 referencias a la que el propio secretario general ha dado carta de naturaleza bautizándola como corriente. Desde el salto del errejonismo a la opinión publicada, esta corriente de pensamiento sigue creciendo, tanto en militantes como en corpus teórico, y en Podemos ya se mira de tú a tú con Pablo Iglesias, debilitando el hiperliderazgo bajo el que se construyó la organización. Y es que Podemos ha sido la síntesis de dos liderazgos fuertes, uno mediático, el de Pablo Iglesias, y el otro orgánico, el de Íñigo Errejón, cerebro electoral e intelectual orgánico de la formación que tras varios choques internos ha decidido empoderarse con el fin de evitar el desvío del proyecto hacia posiciones más ortodoxas.
La confrontación entre Iglesias y Errejón no es ninguna novedad en sus intensas y cruzadas biografías políticas. “Nos conocimos enfrentados, pero no tardamos mucho en comprender que veníamos del mismo sitio y debíamos cuidarnos, porque nos quedaba mucho camino por recorrer juntos”, afirmaba premonitorio en los agradecimientos de su tesis doctoral, cuando corría el año 2011, antes del estallido del movimiento 15-M. Seis años después, esta confesión sigue tan vigente que bien podría formar parte del argumentario de campaña para Vistalegre II. Su papel en Podemos ha tenido la suficiente entidad como para concentrar en estos escasos tres años su biografía política, pero cojearía sin contextualizarla en sus orígenes y los pasos previos que lo impulsaron a moldear el proyecto que ha trastocado los cimientos del sistema de partidos heredero de la Transición.
El libertario de Pozuelo
La afición por la política le viene de cuna. Su madre, militante de izquierdas, y su padre, de la extinta Izquierda Anticapitalista (IA), hoy reconvertida en corriente interna y que prestó su aparato para impulsar Podemos, le aportaron la brújula. Sobre su progenitor, José Antonio Errejón, que a día de hoy sigue realizando análisis para los anticapitalistas y en el congreso fundacional defendió una resolución política con otros militantes de esta organización que rivalizaba con la línea oficialista, Errejón reconocía, también en los agradecimientos de su tesis, que fue quien le ha "enseñado a pensar y a combatir”.
Fundador de Los Verdes a mediados de los ochenta, época en la que fue subdirector general de Medio Ambiente, dentro del extinto Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, su padre había militado durante la Transición en el Partido del Trabajo de España. Una organización de ideología maoísta, con vínculos por aquel entonces con el Partido Comunista de China, que se disolvió en 1980. Sin embargo, la adolescencia política y vital de Errejón transcurrió en unos parámetros más cercanos al marxismo libertario.
Orígenes por los que los sectores más rupturistas de la formación caricaturizaron las tesis de Errejón etiquetándolas como las del “Podemos de Pozuelo”
Sus primeros pasos fueron en el Colectivo 1984, de corte autonomista, en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón que, precisamente, no destaca por su carácter obrero, más bien todo lo contrario. Unos orígenes por los que los sectores más rupturistas de la formación caricaturizaron sus tesis etiquetándolas como las del “Podemos de Pozuelo”. En la versión más reciente, “el Podemos con los dientes perfectamente alineados tras muchos años de ortodoncia privada” que acuñó el rapero Ricardo Romero 'Nega', cercano a Pablo Iglesias, quien apadrinó su último ensayo sobre la clase obrera.
Desde esta organización juvenil, que se autodefinía “de izquierdas, anticapitalista, antifascista, feminista y autónoma”, el dirigente de Podemos tiene como objetivo “construir barrio desde abajo y a la izquierda”. Si bien su actividad no iba más allá de la guerrilla cultural y comunicativa, fue su primera experiencia activista donde creció con “compañeros valientes y comprometidos”. Su siguiente parada, en plena eclosión del movimiento alterglobalización, fue ya mano a mano con Pablo Iglesias y otros activistas y académicos que a día de hoy forman parte de la cúpula dirigente del partido.
Somosaguas, la forja del intelectual y militante
En Arde Madrid, la plataforma que trató de aglutinar a los movimientos contestatarios de la capital, heredera del Movimiento de Resistencia Global y que tuvo su máximo apogeo durante las manifestaciones del 'no a la guerra', tendría ya un papel mucho más politizado. En el “movimiento global” compartió con Iglesias hitos como las contracumbres de Praga y Génova, además de las mencionadas movilizaciones contra la guerra de Irak, las manifestaciones del 13 de marzo de 2004 frente a la sede del Partido Popular o el intento de acción global en Escocia en julio de 2005, contra la reunión del G8. Como explicaba en su carta abierta a Pablo Iglesias en el intercambio epistolar que mantuvieron recordando estos orígenes: “Ni tú ni yo 'estamos en política'. La llevamos años haciendo, en asambleas, con bengalas en andamios, en un G8 o en un seminario”.
Durante su etapa universitaria, Errejón militó activamente en la Asamblea Contra la Mercantilización de la Educación (ACME), de la que era portavoz el ahora líder del ala crítica de Podemos, Miguel Urbán. Organización que jugó un importante papel en la articulación de la lucha estudiantil contra la implantación del Plan Bolonia. En primer proyecto político que construyó junto a Iglesias fue la asociación universitaria Contrapoder, en el año 2006. De la mano de esta asociación acudió Evo Morales a pronunciar una conferencia en 2009. A partir de entonces, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, convertiría sus visitas a Somosaguas, siempre de la mano de los números uno y dos de Podemos, en una tradición cada vez que viajaba a España.
Bolivia, la madurez política y populista
Si en Somosaguas Errejón se forjó como intelectual y militante, en Latinoamérica maduró como político. Con frecuencia viajaba como vocal de la fundación CEPS a Ecuador y Bolivia, para trabajar con la Asamblea Constituyente, pero finalmente sentó su campamento base en el país andino apadrinado por el vicepresidente García Linera. Durante esta etapa acabó de construir su tesis abrazando los postulados del populismo y acercándose a su versión peronista con no pocos viajes a la Argentina de Cristina Kirchner, con cuyo entorno mantuvo estrechos lazos hasta su derrocamiento. También con el Gobierno de Morales, con quien colaboró hasta que fue convencido por Pablo Iglesias para regresar a España con el objeto de construir juntos “la herramienta” Podemos.
En el texto 'Construir Pueblo' se plasman las bases del errejonismo o, lo que es lo mismo, la estrategia políticaDe esta inmersión teórico-práctica bebía ya su tesis, que versaba sobre el análisis discursivo del Gobierno boliviano. Una tesis doctoral marcada por la ingente influencia del argentino Ernesto Laclau, a quien cita en nada menos que en 300 ocasiones. También de la politóloga belga Chantal Mouffe, esposa y continuadora del legado intelectual de Laclau con quien escribió mano a mano el ensayo 'Construir pueblo'. En este texto se plasman las bases del errejonismo o, lo que es lo mismo, la estrategia política que, a su parecer, se debe seguir en la España posterior a la gran crisis y al 15M para construir nuevas identidades colectivas y nuevas mayorías, según su propia retórica.
El atrincheramiento en estas posiciones y el giro del Pablo Iglesias hacia posiciones más ortodoxas, basadas en lo que Errejón critica como reconstrucción de la izquierda, con postulados clásicos, es lo que ha provocado el choque entre ambos en este contexto de refundación. Un choque más táctico que estratégico que tuvo varios avisos previos en forma de luchas de poder e intercambio de órdagos que cada uno lanzó de sus posiciones de poder. El rupturismo de Iglesias y el posibilismo de Errejón se dieron la mano en el congreso fundacional, pero ahora, tras los posicionamientos internos y después de visibilizarse un ajustado equilibrio interno, amenazan con enfrentarse en el segundo congreso estatal que determinará la hoja de ruta del partido para los tres próximos años.
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