Lo que preocupa de los bancos americanos
Cristina Vallejo
La presentación de resultados de la banca estadounidense ha pasado varias fases, tantas como días en los que se ha extendido la rendición de cuentas de las grandes entidades.
Las primeras que presentaron sus números fueron JP Morgan y Citigroup y en ambas fueron acogidas con descensos en sus cotizaciones, sobre todo en el segundo caso. Aunque batieron expectativas con sus beneficios, el primero sobre todo por las mejoras en los márgenes, y el segundo por el recorte de costes, ello sucedía después de que sus máximos ejecutivos hubieran reducido sus previsiones por la decepcionante marcha de su negocio de 'trading'. Y, de hecho, vimos caídas en los ingresos procedentes de la negociación de renta fija. En JP Morgan, desde los 4.300 millones de dólares del tercer trimestre de 2016 hasta los 3.200 millones del mismo periodo de este año. Y en Citigroup, desde los 3.400 millones hasta los 2.900.
Pero ésta no fue la única cuestión que preocupó. También lo hizo que ambas entidades anunciaran los mayores incrementos en cuatro años de las provisiones para cubrir pérdidas específicamente de sus préstamos al consumo. Tanto JP Morgan como Citigroup prevén que aumenten las pérdidas ligadas a las tarjetas de crédito. Citigroup afirmó, incluso, que el incremento está viniendo más rápidamente de lo que había anticipado. Y JP Morgan, por su parte, reconoció que en los últimos años han otorgado préstamos a clientes de más riesgo para impulsar el beneficio.
«Nos encontramos en un punto de inflexión en el crédito», explica en declaraciones a Bloomberg Charles Peabody, de Compass Point Research & Trading. «Estamos viendo en este trimestre agresivos incrementos en las reservas para cubrir riesgos futuros de pérdidas en las tarjetas, por lo que las entidades saben que están llegando», añade Peabody. Henry Coffey, de Wedbush Securities, en una nota a clientes afirmó que las acciones de ambas entidades cayeron el día que presentaron resultados por la evolución «notablemente decepcionante» de sus unidades de tarjetas de crédito.
Celso Otero, de Renta 4, relativiza todos estos datos: es cierto que los bancos están incrementando las provisiones y es posible que las tasas de morosidad e impago en las tarjetas de crédito se incrementen, pero es lógico, porque están en mínimos. Lo que ocurre, en su opinión, es que como las valoraciones son exigentes, cualquier noticia algo discordante puede provocar correcciones.
Pero, sí, las entidades prevén incrementos en la morosidad ligados a las tarjetas de crédito. Así, la de Citigroup en la actualidad está en el 2,84 por ciento en su negocio de Norteamérica, se prevé que llegue al 2,95 por ciento en 2018 y puede llegar a entre el 3 y el 3,25 por ciento en 2020, niveles en torno a la «normalidad histórica».
Junto al trading y al área de crédito al consumo, el mercado también prestó atención a la evolución del volumen de crédito, puesto que las entidades han manifestado que los clientes están reduciendo su apelación a los préstamos bancarios a la espera de cambios políticos en Washington y también por los bajos costes de financiarse a través de los mercados de capitales.
Wells Fargo y Bank of America, cara y cruz
La siguiente fecha importante de los resultados fue el viernes, 13 de octubre, cuando fue el turno de la presentación de resultados de Bank of America y de Wells Fargo. El primero acogió sus números con ganancias de un 1,5 por ciento, mientras que el segundo sufrió un recorte del 2,75 por ciento. Empecemos por este último: ¿qué ocurrió para que su acogida fuera tan mala? Fue el único de los grandes bancos americanos que no cumplió con las expectativas del mercado en cuanto a beneficio: se esperaban 1,03 dólares por acción de media, y la cifra final se colocó 19 centavos por debajo. Y ello debido a que tuvo que hacer frente a una provisión por valor de 1.000 millones de dólares ligada a su papel en la crisis hipotecaria. Por esa razón, además, la entidad presentó su ROE (rentabilidad sobre el capital) más bajo de los siete últimos años. A ese coste, el banco añadió una provisión de 450 millones de dólares para cubrir posibles pérdidas crediticias ligadas a los huracanes que en los últimos meses han arrasado parte del sur de Estados Unidos. Por último, Wells Fargo no escapó al incremento de las provisiones para su división de crédito al consumo, que elevó desde los 623 hasta los 650 millones de dólares de un trimestre para otro.
Las noticias en el caso de Bank of America fueron más positivas; quizás las mejores del sector hasta el momento de presentar sus cifras. Así, registró su mayor beneficio neto de los últimos seis años, gracias a una reducción mayor de la esperada de los costes y al mayor incremento del margen de intereses desde el año 2011. Su consejero delegado, Brian Moynihan, llevaba prometiendo durante años que el banco incrementaría sus ingresos por préstamos en cuanto los tipos de interés subieran. Después de decepcionar a los inversores en el segundo trimestre con una caída por sorpresa, por fin en el tercer trimestre logró superar las expectativas del mercado. Han hecho falta tres subidas de los tipos de interés para conseguirlo.
Pero en Bank of America también fue patente el otro mal que afecta a la banca americana: la caída de los ingresos de trading de bonos y acciones, que en su caso fue de un 15 por ciento interanual, en línea con lo que había anticipado la propia entidad. Y lo mismo ocurrió con el crédito ligado a las tarjetas, que de acuerdo con el banco constituye el grueso de sus préstamos dudosos: para cubrir ese riesgo, la entidad incrementó sus provisiones en un 15 por ciento respecto al trimestre anterior, hasta los 834 millones de euros. En conjunto, como explicó Steven Chubak, de Nomura Instinet, los resultados de Bank of America fueron mejores que los de sus entidades comparables.
La gran banca de inversión: Goldman y Morgan Stanley
El martes, 17 de octubre, llegaron las cuentas de otras dos grandes entidades financieras americanas, Goldman Sachs y Morgan Stanley, más centradas en los mercados de capitales que en la banca comercial, por lo que ellas se vieron más afectadas por la mala marcha del negocio de trading durante el tercer trimestre que por el deterioro del préstamo al consumo.
Las cuentas de Goldman Sachs fueron acogidas con números rojos (-2,61 por ciento). Aunque las ganancias procedentes de la inversión y préstamo a otras compañías creció un 51 por ciento, hasta su nivel más elevado en casi cuatro años, dados los niveles récord a los que cotizan los índices bursátiles, aunque éste es un negocio básico de la entidad, los inversores históricamente han hecho caso omiso de la buena marcha de esta unidad, considerada en muchas ocasiones como algo opaca, además de difícilmente valorable y predecible, por su volatilidad. En el tercer trimestre, esta división ayudó a la entidad a superar las expectativas de los analistas en cuanto a su beneficio, pero el mercado se fijó más en su negocio de trading que, como en el resto de entidades, bajó: en concreto, un 26 por ciento, hasta los 1.450 millones de euros, prácticamente lo mismo que en JP Morgan Chase (-27 por ciento) y más que en los casos de Citigroup y Morgan Stanley (-16 y -12 por ciento, respectivamente).
Morgan Stanley también batió expectativas del mercado con sus resultados, pese a la caída de su área de trading, pero logró compensar ese descenso, en lugar de con sus inversiones en otras empresas, como Goldman Sachs, con su área de banca privada, que fue la responsable de casi la mitad de los ingresos de la entidad en el segundo trimestre, lo que supone la mayor proporción de los últimos seis trimestres. Pero, a diferencia de a los títulos de Goldman Sachs, a los de Morgan Stanley los inversores los premiaron con una subida del 0,37 por ciento. Algunos analistas, como los de Macquarie, KBW o UBS destacaron la fortaleza de los números de Morgan Stanley.
¿Qué se puede esperar de las acciones de los bancos en bolsa? Según los precios objetivos del consenso, Bank of America y Wells Fargo serían los que contarían con un mayor potencial alcista (7,5 por ciento), seguidos de Citi, con un recorrido alcista del 6,3 por ciento.
En lo sucesivo, habrá que observar cómo evoluciona la regulación en Estados Unidos, incluida la reforma fiscal, así como la volatilidad en los mercados, por si puede impulsar el área de 'trading', así como los datos de empleo, y la política monetaria.
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