viernes, 1 de junio de 2018

The Fool in the Hill...Trump.

Trump grava el acero y el aluminio de la UE e inicia una batalla comercial

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El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció este jueves la suspensión de la exención a la imposición de aranceles a la importación de acero y aluminio de la Unión Europea (UE), Canadá y México, en una decisión que dispara las tensiones comerciales y provocará represalias de sus socios.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido no esperar más y convertirá en vigentes las tarifas al acero y al aluminio que proceden de la Unión Europea (UE), Canadá y México. Las nuevas tasas, del 25% al cero y del 10% al aluminio, entrarán en vigor mañana, según ha confirmado el secretario de Comercio, Wilbur Ross.
Estos aranceles, que afectan a algunos de los socios comerciales más importantes de Estados Unidos y que ya están en vigor en países como China, fueron sometidos a dos prórrogas consecutivas de un mes. Finalmente, Trump ha decidido no esperar más y mostrar su carta más alta a la espera de tensar las negociaciones, que, en última instancia, buscan reequilibrar la deficitaria balanza comercial estadounidense.
Canadá es el mayor exportador de acero a Estados Unidos, con un volumen de 5.100 millones de dólares, seguido de Corea del Sur, México y Brasil. China es el décimo, mientras que España ocupa la posición dieciocho. Alemania e Italia venden también acero a Estados Unidos.
La postura de Trump abre una guerra comercial de consecuencias impredecibles puesto que la UE ha amenazado con responder de la misma manera. Además, el mandatario americano ha puesto también en el foco las importaciones de vehículos, que afectan directamente a Alemania y a sus marcas estrella Volkswagen, BMW y Audi.
Las tarifas a las importaciones de coches y componentes automovilísticos, que se encuentran ahora bajo estudio, podrían alcanzar el 25%. Los fabricantes de la UE exportaron a Estados Unidos 1,2 millones de coches el año pasado valorados en 43.000 millones de coches. Las marcas alemanas, como Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Mercedes-Benz suponen cerca de la mitad de esa cifra.
La estrategia de Trump se dirige a los millones de trabajadores estadounidenses que trabajan en el sector automovilístico y que se han visto amenazados ante la creciente competencia exterior. Solo el 56% de los coches que compran los americanos han sido fabricados en el país, un porcentaje que tiende a la baja.
Trump ha plantado la batalla desde el principio contra la decisión de los grandes fabricantes de Estados Unidos de producir en el extranjero, en países como México, cuya mano de obra es mucho más barata. Marcas americanas como General Motors o Ford también verían gravada su producción exterior con los aranceles de Trump.
Mientras, las relaciones entre Estados Unidos y Chinas siguen tensas. A pesar de que el Gobierno de Pekín se comprometió hace diez días a incrementar significativamente las compras a la mayor economía del mundo, ambas partes siguen amenazándose con aranceles y mostrándose incapaces de sellar un pacto.

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