El Ayuntamiento se deja un remanente de tesorería de récord: 54 millones de euros
Reconoció ingresos por 231 millones de euros, pero solo fue capaz de ejecutar gasto por 208 y apenas cinco en inversiones en 2018
Cuando sonaron las campanadas de Nochevieja, el Ayuntamiento tenía sin gastar 112 millones de euros, casi 64 de ellos en fondos líquidos, en la caja, en efectivo. La cifra, recogida en la liquidación presupuestaria de la que se dará cuenta al Pleno mañana, supera en 20 millones la del año anterior y tiene consecuencias directas. El remanente de tesorería para gastos generales asciende a un récord de 54 millones de euros, por los 39,5 del año pasado, los 43 de 2016 o los 33,5 de 2015. ¿Qué es el remanente de tesorería?, ¿para qué sirve? o ¿por qué se genera? son cosas sencillas de explicar y que dicen mucho de la gestión presupuestaria de este equipo de gobierno.
El remanente es el dinero sin gastar que pasa de un presupuesto al siguiente: los euros que haya en la caja, 64 millones; más una estimación del pendiente de cobro, menos el pendiente de pago. Que haya mucho dinero en caja indica que los ingresos van bien. El Ayuntamiento, descontados los asuntos financieros con los bancos, recaudó 891.000 euros menos de lo previsto en impuestos directos, pero casi 5 millones más de lo presupuestado en impuestos indirectos, tasas y transferencias, hasta los 231 millones de euros. En cambio gastó solo 208,7 millones de euros, casi 24 menos de los presupuestados inicialmente y 64 menos si se tienen en cuenta las modificaciones habidas a lo largo del año.
La diferencia entre ingresos y gastos del ejercicio, cerca de 23 millones de euros, casi coincide y no es casualidad con los que se incrementaron los fondos líquidos a lo largo de 2018 y explica en buena parte en aumento del remanente de tesorería. El Ayuntamiento ingresa más dinero cada año, pero gasta menos y eso hincha esta partida 'trampa',de la que es muy difícil disponer. Los legisladores, tanto estatales como de la UE, vienen poniendo límites a su empleo desde hace más de tres lustros. Quizá hacen bien. El remanente es una estimación. El dinero en caja está claro cuál es y también el pendiente de pago, pero las administraciones pueden sentirse tentadas a hacer estimaciones muy optimistas sobre lo que serán capaces de recaudar de lo que dicen que les denben para hincharlo y prometer y acometer inversiones para las que, en realidad, no existe dinero.
Oviedo sabe algo de estas cosas. En 2003, el entonces interventor municipal, Pedro Olalla, denunció que el equipo de gobierno había falseado las cuentas en 18 millones de euros hinchando el remanente de tesorería de la liquidación del año anterior. Olalla había denunciado fechas antes, en un escrito dirigido al alcalde, Gabino de Lorenzo, supuestas irregularidades en la liquidación de las cuentas de los dos últimos años, así como presiones a los funcionarios que controlan la gestión económica municipal. Olalla acusó directamente al concejal delegado de Personal y responsable de Economía y Urbanismo, José Agustín Cuervas-Mons, y a su antecesor, Jaime Reinares. El equipo de gobierno del PP hizo aprobar aquellas cuentas nombrando interventor accidental a un funcionario que no era habilitado. La investigación abierta por la Fiscalía quedó, una vez más en nada.
Para evitar cosas así, la legislación permite incorporar al presupuesto siguiente el remanente, pero gastarlo solo en inversiones financieramente sostenibles (las que no generen más gastos) u obras que se acaben dentro del mismo ejercicio. Dado que la liquidación de un año, se aprueba en marzo del siguiente y aún después hay que tramitar la modificación, aprobarla en Pleno y publicarla, apenas quedan seis o siete meses para emplearlo. La legislación dice que, si no da tiempo, hay que destinar el sobrante a amortizar deuda.
La mayor parte del remanente se nutre de inversiones no ejecutadas, que sumaron 38,1 millones largos de euros el año pasado y eso que hubo que afrontar el pago de la sentencia del Calatrava, cuyos 18 millones de euros disimulan que la ejecución de nuevas obras a lo largo de 2018 en apenas 5 millones de euros. Una parte más -unos 4,6 millones- se salvarán este año. Son obras financieramente sostenibles cargadas al remanente anterior. Pero el Ayuntamiento se dejó sin gastar también 12,3 millones de euros en bienes y servicios.
Las cifras dejan un problema añadido. El presupuesto que el equipo de gobierno tramita incurre en un déficir de más 12 millones y tendrá que se modificado, por lo que su disposición real se retrasará a mayo o junio. Pocos meses tendrá la próxima Corporación para gastarse 54 millones de euros.
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