US Open 2019, Djokovic-Wawrinka: El adiós más doloroso (4-6, 5-7, 1-2 y retirada)
Stan Wawrinka se clasificó para los cuartos de final del US Open 2019 después de que Novak Djokovic se retirara por molestias en el hombro izquierdo. El tenista suizo había mostrado un gran nivel en los dos primeros sets y en el tercero Djokovic pidió la asistencia médica minutos antes de reconocer que no podía continuar y decir adiós de forma dolorosa del torneo.
Protagonistas
Novak Djokovic. Abandona el US Open 2019 de la forma más insospechada y también dolorosa, sin poder batirse de tú a tú con un rival con el que tenía pendiente la revancha de la final de 2016. Sus molestias en el hombro hicieron acto de presencia en la segunda ronda contra Juan Ignacio Londero y volvieron a aparecer en el momento menos oportuno, ante un rival con pedigrí que le empezó a porfiar desde el primer set. Su reto de intentar convertirse en el tenista con más Grand Slams de la historia y recortar distancias con Rafa Nadal y Roger Federer tendrá que esperar hasta 2020.
Nudo
Novak Djokovic aterrizó en Nueva York como el principal candidato al título, no sólo por su condición de número uno del mundo, sino por su furia competitiva en los torneos del Grand Slam, en los que él mismo reconoció que quiere centrarse prioritariamente en ser el tenista que más majors acumule en la historia. Su convencimiento y su ambición tendrán que esperar, aparcados por una inoportuna lesión en el hombro que ya venía avisando desde la segunda ronda del US Open.
A Wawrinka siempre se le ha tenido por un tenista con raptos de inspiración que lo llevaban a competir mejor que nunca en los cuatro grandes, y volvió a demostrarlo en Nueva York con un saque mucho más afilado que en años anteriores. Wawrinka sumaba aces y una alta efectividad con su saque que descolocaba a Djokovic. Al otro lado de la pista, el serbio empezó a bajar la velocidad de sus saques y las dobles faltas empezaban a ser una incómoda realidad con la que tenía que lidiar. Algo no estaba bien, pero no se veía venir otro desenlace que no fuera un partido disputado hasta el final, probablemente a cinco sets.
El masaje no fue tan largo como el que recibió contra Londero, y tampoco fue tan efectivo. Sólo pasaron tres juegos para darse cuenta de que no tenía sentido seguir penando ante un Wawrinka al 100 % y con la determinación del que quiere dar una campanada en el US Open como en los viejos tiempos. El número uno sacó bandera blanca y dejó un sabor agridulce en la noche neoyorquina. Nadie le reprochará no haberlo intentado, igual que nadie le restará méritos a Stan Wawrinka, pero dio la sensación de que la velada tuvo un final precipitado, en falso, que no hace justicia a nadie más que al dolor que doblegó al número uno del mundo, que tendrá que parar un tiempo antes de volver a recomponer su físico y seguir buscando sumar majors en Australia.
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