domingo, 22 de septiembre de 2019

Más que enfriamiento...

El fantasma de la recesión se cierne sobre Asturias

Los problemas internacionales, la incertidumbre política nacional, la coyuntura del sector industrial autonómico y un crecimiento económico de la región inferior a lo esperado son, en opinión de los expertos, síntomas de que «se avecinan tiempos difíciles»

Un soldador
Un soldador

REDACCIÓN 
 
Las alarmas empiezan a saltar en la economía española: los indicadores nacionales apuntan a una deceleración y la alargada sombra de la recesión empieza a alcanzar a algunos de esos indicadores que reflejaban hasta hace nada que la cosa iba bien. Asturias no se libra del sobresalto. Algunos expertos apuntan que la región «está muy expuesta a los posibles riesgos» que puedan generarse por los problemas del ámbito internacional (un brexit duro, el frenazo de Alemania, la guerra comercial entre EE UU China, el ataque a las refinerías de Arabia Saudí…), por las incertidumbres políticas nacionales y por lo vulnerable que parece el sector industrial de nuestra comunidad autónoma, motor económico de la misma. Otras voces apuntan a que la situación no es hoy por hoy ni similar a la que había en España cuando estalló la crisis en 2008. Ahora el sistema financiero es mucho más sólido tras la importante reestructuración y no hay burbuja inmobiliaria. El matiz es que si entonces se venía de una época de bonanza, ahora una parte de la sociedad todavía se está recuperando de aquel mazazo, hay capas sociales que no han notado el periodo de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto). Así, hay quien predice que «se avecinan tiempos difíciles en la medida que no sepamos anticiparnos» a otra recesión, porque «algo que enseñamos a los alumnos en la primera clase es que la economía tiene un comportamiento cíclico», comenta el doctor en economía de la Universidad de Oviedo, Esteban Fernández Vázquez. «No sabemos si en un año y medio o en dos, pero nos va a llegar», advierte.
En opinión del economista gijonés Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), «sí que hay riesgo porque hay desaceleración al crecer menos que hace dos años». Sin embargo, él mismo tranquiliza porque considera que eso «no nos va a llevar a una recesión de manera inmediata» pese a reconocer que «hay un montón de problemas fuera que nos pueden hacer un roto», y enumera un posible Brexit duro, la guerra comercial entre las potencias mundiales o la subida del petróleo. En lo que respecta a Asturias, matiza que podría verse afectada «dependiendo de por donde nos llegue el golpe», al tener en cuenta que es una región muy industrial. Si bien apunta que «la situación de Asturias es un poco peor que la media nacional», tampoco ve grandes diferencias como para que haya una recesión en la comunidad autónoma sin que la haya en España.
 
El crecimiento de la economía asturiana, revisado a la baja 
Según el último informe semestral publicado en la web Hispalink-Asturias, las predicciones de crecimiento para la economía asturiana «han sido revisadas a la baja y apuntan que Asturias podría cerrar el año 2019 en tasas en torno al 1,7%», bajada que se achaca en gran medida a «las dificultades por las que atraviesa el sector metalúrgico regional. De hecho, tanto para este sector industrial como para el agrario se prevén tasas negativas, frente a los crecimientos previstos en construcción y servicios», indica el informe ampliado. En el mismo, se hace referencia a la coyuntura desfavorable que atraviesa el sector industrial, y aunque tiene en cuenta que «el sector de la construcción se confirma como el más dinámico en Asturias», al igual que sucede en el ámbito nacional, se fija en que a pesar del buen comportamiento global de los servicios existen diferencias entre las distintas ramas de actividad. 
 
La expectativa que da Hispalink es que «Asturias cierre el año actual con un descenso en torno al 5% del paro registrado (que según sus previsiones se situaría por debajo de las 70.000 personas) y ligeros aumentos de los contratos registrados y las cotizaciones a la Seguridad Social», mientras que «para el año 2020, en un contexto de desaceleración del crecimiento nacional, la tasa de crecimiento prevista en Asturias es del 1,8% si bien en este caso se esperan tasas positivas en industria (1,5%) y un menor crecimiento de la construcción (3,6%)».
 
Además, en el mismo portal se hace un flash sobre la situación de la cornisa cantábrica. En esa nota se señala que «a medida que avanza el año se confirman los indicios de ralentización del crecimiento económico tanto a nivel nacional como en las regiones de la cornisa cantábrica» y que  «desde la óptica sectorial, los mayores niveles de incertidumbre van asociados a la actividad industrial, tal y como muestra el Índice de Producción Industrial (IPI) del INE, cuya variación acumulada hasta el mes de mes de julio refleja situaciones de estancamiento (España y País Vasco) o retroceso (Asturias y Cantabria)», y añade que «esta coyuntura se aprecia también en el Índice de Cifra de Negocios en la Industria», que durante el primer semestre acumuló en la región asturiana una tasa del 0,4% afectando a algunos indicadores de comercio exterior y transportes.
 
Debilidad en las principales economías
El profesor de la Universidad de OviedoManuel Hernando Muñiz, evita utilizar la palabra recesión y en cuanto a los riesgos a la baja, pero comenta que «hay síntomas claros de debilidad y atonía del crecimiento de las principales economías». En su opinión, «el ruido de fondo es notable; de ahí la alerta de las autoridades monetarias y el debate sobre la evolución deseable (el tono) de la política fiscal. Con esa corriente de fondo, no es posible todavía concretar mucho más», apunta el mismo.
«Después de un periodo de expansión prolongado, es cuestión de tiempo que vuelva la recesión, y más cuando hay varios factores actuando de manera simultánea», manifiesta el economista Esteban Fernández Vázquez, que no obstante matiza que «ahora las cosas son distintas a raíz de la crisis del 2008» porque se produjo una importante reestructuración del sistema financiero y «ahora está mejor». Sin embargo, hace hincapié en que la recuperación prolongada del PIB «se ha trasladado de forma modesta a las familias» y que no se ha recuperado ni todo el empleo ni el nivel de bienestar que había en el periodo precrisis. «Ahora es inferior», apostilla. 
 
A esto suma que «el mercado laboral da señales de alarma» y que «la recuperación no ha alcanzado a todos los colectivos». «A los desempleados mayores con un bajo nivel de cualificación, el crecimiento no les ha enganchado», con lo que activa la alarma de lo vulnerables que podrían ser una parte de la sociedad si se entrara en un nuevo periodo de recesión. Algo que da por hecho, porque aunque este experto asegura que no tiene una estimación a nivel de Asturias de la trayectoria de crecimiento, su intuición le dice que «Asturias está muy expuesta a esos posibles riesgos» porque la regulación ecológica para tener un país libre de emisiones «choca con el modelo industrial que tenemos en Asturias», un modelo que entiende que hay que adecuar para que las incertidumbres que hay alrededor no nos afecten tanto.
 
Así, concluye que «se avecinan tiempos difíciles en la medida en que no sepamos anticiparnos», e insiste en que «la recesión es algo cíclico y no podemos escapar».

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