Pedro Sánchez y Pablo Iglesias avanzan con discreción y a "buen ritmo" en la definición de las competencias que tendrán los distintos ministerios y vicepresidencias para trazar el programa de un Gobierno de coalición progresista. En dichas negociaciones, que lideran en persona ambos, se ha planteado que los morados puedan dirigir una cuarta cartera, precisamente con el objetivo de encajar mejor las competencias y acción de gobierno que correspondería desarrollar a Unidas Podemos. Este ministerio se sumaría a los de Igualdad, Trabajo y Universidades, además de la vicepresidencia social, y según apuntan fuentes cercanas a las negociaciones, lo ocuparía un dirigente de Izquierda Unida. Con Yolanda Díaz como favorita para dirigir Trabajo, se da por hecho que sería Alberto Garzón quien asumiese estas responsabilidades en el caso de cerrarse estos cambios en la estructura del Gobierno que ya habían perfilado Sánchez e Iglesias.
El preacuerdo firmado hace dos semanas entre Sánchez e Iglesias se desarrolló sobre la base de que los morados ocuparían una vicepresidencia social bajo la batuta del líder de Podemos y tres carteras dependientes de este cargo, con compartimentos estancos para cada formación. Sin embargo, a medida que se ha ido bajando al detalle de sus competencias, han ido surgiendo dudas, hasta plantearse algunos cambios en la estructura. Modificaciones que también vendrían motivadas por las renuncias de los morados a llevar a cabo algunas de sus medidas estrella ante las resistencias de los socialistas. De hecho, en Unidas Podemos ya descartaron dirigir carteras como Vivienda, Sanidad y Transición Ecológica por la falta de consenso para implementar en el programa de gobierno medidas encaminadas a controlar el precio de los alquileres en las zonas especialmente tensionadas, a bajar el precio de la luz e impulsar la creación de una empresa pública eléctrica.
La presencia del líder de IU en el hipotético Ejecutivo de coalición como alto cargo se daba por segura prácticamente desde un principio, aunque no necesariamente en el Consejo de Ministros. Durante los últimos días, el propio Garzón ha ido deslizando esta idea, al asegurar en distintas entrevistas, con motivo de la publicación de su último libro, que "estaré dispuesto a asumir cualquier responsabilidad" o que "asumiré lo que nuestra organización democráticamente considere". Asimismo, la consulta de IU que avalaron sus bases no se centraba en apoyar o no un Gobierno de coalición, sino en refrendar si la militancia estaba de acuerdo "con que miembros de Izquierda Unida participen en un Gobierno de coalición entre Unidas Podemos y PSOE".
La diputada de la confluencia Galicia en Común, Yolanda Díaz, procede también de IU y su perfil siempre ha encajado en las competencias relacionadas con empleo, incluso durante las negociaciones fallidas de julio su nombre estuvo sobre la mesa para dirigir la cartera de Trabajo. Eso sí, estará desgajada de Seguridad Social. La propia Díaz reconocía este lunes, tras recoger su credencial en el Congreso de los Diputados, que el área de Seguridad Social ya estuvo separada de Trabajo y ligada a Sanidad entre 1977 y 1981, bajo la denominación de Ministerio de Sanidad y Seguridad Social. Con todo, precisó que el diseño del organigrama del Gobierno corresponde al presidente. Entre las principales banderas de este ministerio, se encuentra la subida progresiva del salario mínimo interprofesional (SMI) para que al final de la legislatura se sitúe en el 60% del salario medio —alrededor de 1.200 euros—.
El de Irene Montero es otro de los nombres cuya presencia en un Ejecutivo de coalición se da por asegurada, previsiblemente ocupando la cartera de Igualdad. Es por ello que sí se realizarán cambios en la portavocía de Unidas Podemos en el Congreso, que hasta ahora ostentaba Montero y que tenía como portavoz adjunta a la diputada navarra Ione Belarra. Por otra parte, la participación de Montero en la estructura de gobierno también dejaría en suspenso los planes para un relevo en la dirección del partido que se comenzaron a deslizar antes de las elecciones de abril. Iglesias seguirá siendo el secretario general y compaginaría este cargo en el partido con sus tareas de gobierno como vicepresidente, según confirman fuentes cercanas a la dirección.
Para la cartera de Ciencia, Innovación y Universidades, cuyas competencias se mantendrían conjuntas como hasta ahora, se está pensando en un perfil del entorno de la confluencia catalana En Comú Podem y de la confianza de Ada Colau. Entre los nombres que ganan fuerza para dirigir esta cartera, destacan los de la historiadora Rosa Lluch y el teniente de alcaldía de Barcelona Joan Subirats. La primera, hija del que fuera ministro del PSOE asesinado por ETA Ernest Lluch, concurrió como cabeza de lista de En Comú Podem al Senado y ahora se incorporará a la ejecutiva del partido que lidera Colau tras ser integrada en la lista de consenso para la renovación de los órganos de dirección.
Subirats, por su parte, concurrió como número dos de la alcaldesa de Barcelona en las elecciones municipales. Economista y catedrático, está especializado en gestión pública y ha ejercido en diversas universidades tanto nacionales como internacionales. Iglesias y Sánchez acordaron desde un primer momento que no habría vetos cruzados respecto a los nombres elegidos por cada formación para ocupar las carteras que les correspondiesen, aunque hasta ahora se está tratando de consensuar todo. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el objetivo pasa por superar "esquemas pasados" que produjeron choques por el reparto competencial, tratando así de aunar la voluntad de ambas partes.
La estructura del Consejo de Ministros del que será el primer Gobierno de coalición desde la llegada de la democracia apenas variará, por lo que la mayoría de ministros de Sánchez también se mantendrá en sus cargos. Los únicos nombres que peligrarían serían los de María Luisa Carcedo (Sanidad), Magdalena Valerio (Trabajo) y Pedro Duque (Ciencia).
Desde Unidas Podemos, avanzan que su pretensión pasa por que los perfiles de su elección sean con experiencia de gestión y se integren donde puedan aportar más según sus conocimientos para desarrollar determinadas políticas. Al menos esta es la intención, y a partir de ahí se está haciendo un encaje de bolillos y contando también no solo con dirigentes estatales sino también autonómicos y, por supuesto, de IU.
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