Telefónica se reorganiza con nuevas filiales y reduce riesgo en América
TELEFÓNICA
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El grupo busca aflorar los negocios que se valoran mejor que 'las telecos', como digital y redes; pretende reducir su exposición al riesgo latino y concentrarse en sus cuatro grandes mercados.
El consejo de Telefónica aprobó ayer una amplísima remodelación de la compañía a propuesta de su presidente, José María Álvarez-Pallete, que pretende que sirva como "catalizador de la transformación de la compañía", según anunció ayer su primer ejecutivo ante los medios.
El objetivo de estas propuestas es priorizar los mercados donde "la empresa pueda ser relevante", que son los tres europeos (España, Reino Unido y Alemania) junto con Brasil, segregando así el resto del negocio latinoamericano y "crecer en un modelo sostenible a largo plazo", al tiempo que se busca aprovechar al máximo el valor de sus infraestructuras -para lo que se crea una filial específica, más grande, que absorberá la actual Telxius- y de su tecnología digital, con otra nueva filial que agrupará los negocios de ciberseguridad, Internet de las Cosas y Big Data, así como la nube.
El organigrama de la compañía se simplifica, de forma que las unidades operativas principales, las que van a seguir dependiendo del consejero delegado, Ángel Vilá, son los cuatro grandes países (España, Brasil, Reino Unido y Alemania), la filial de tecnología (Telefónica Tech) y la de redes (Telefónica Infra), mientras que Telefónica Hispam pasará a depender de la directora financiera, Laura Abasolo, lo que da una idea de la diferente consideración que asumen a partir de ahora en el grupo los negocios latinoamericanos.
Segregación de América
Para abordar estos cambios, Telefónica segregará todos los negocios de Latinoamérica excepto Brasil en una nueva organización, que contará con un equipo de gestión específico, que tendrá al frente a Alfonso Gómez, el actual responsable de Hispam Norte.
Esta nueva unidad, de la que Pallete señaló que "si no se hace nada, el modelo se agota", tendrá como objetivo la atracción de inversores o las fusiones, para obtener potenciales sinergias con otros agentes del mercado.
Es decir, que ante los malos resultados de los últimos años con crisis económicas en diversos países, junto con la inestabilidad monetaria y en muchas ocasiones política y social, se busca reducir al máximo la exposición a todos estos países, que incluyen México, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Argentina, Uruguay y Chile, cuyos riesgos e incertidumbre están penalizando la cotización desde hace años. Las intenciones desinversoras de la operadora quedaron claras en las palabras de Álvarez-Pallete, que reiteró en varias ocasiones que "si es necesario reducir nuestra exposición (a la zona), la reduciremos".
El 80% del negocio
El foco operativo de la compañía, por tanto, se pone fundamentalmente en las filiales europeas (España, Reino Unido y Alemania) y en Brasil, donde a partir de ahora se va a concentrar el grueso de la inversión para la modernización de las redes. La compañía pretende de esta forma mejorar la oferta y los servicios. Estos cuatro países constituyen los mercados principales del grupo, ya que aunque concentran el 63% de las líneas, su peso en facturación y ebitda se eleva al 80% y en flujo de caja operativo llega al 90%. Los actuales directivos de las cuatro filiales principales, Emilio Gayo (España), Chistian Gebara (Brasil), Mark Evans (Reino Unido) y Markus Haas (Alemania) seguirán al frente de sus organizaciones. La compañía lo explica asegurando que se trata de concentrar los recursos en los mercados de más valor y al mismo tiempo ir desdibujando la percepción de que Telefónica es una compañía fundamentalmente expuesta a los vaivenes económicos latinoamericanos.
También se crea una filial de infraestructuras, que agrupará todas las redes del grupo, incluida Telxius, y que igualmente está abierta a la búsqueda de nuevos socios. Esta división será dirigida por el argentino Guillermo Ansaldo, hasta ahora responsable de la unidad de Recursos Globales del grupo.
Al mismo tiempo se constituye una nueva división, denominada Telefónica Tech, para los nuevos negocios tipo cloud, ciberseguridad, Big Data e Internet de las Cosas. Esta unidad estará dirigida por José Cerdán, un emprendedor que entró en Telefónica cuando ésta adquirió Acens, su empresa de cloud, y que hasta ahora era el responsable global del segmento de B2B (Empresas).
Todas estas decisiones se espera que permitan generar, entre otros efectos, más de 2.000 millones de euros adicionales de ingresos y dos puntos porcentuales de mejora en el margen de flujo de caja operativo en 2022.
Según explicó la directora financiera del grupo, Laura Abasolo, la inmensa mayoría de estos 2.000 millones adicionales de ingresos procederán de la nueva división Telefónica Tech.
Hay que tener en cuenta, que el área de Tecnologías de la Información de la filial española, la más importante del grupo, está a punto de alcanzar este ejercicio los mil millones de euros de facturación, con crecimientos de ingresos desde hace muchos trimestres superiores al 20% .
Presión de los mercados
Telefónica está sometida a la presión de los mercados desde hace ya varios años, pero especialmente desde 2018, cuando el fondo activista Elliot, que ya ha tomado participaciones en otras empresas de telecomunicaciones como Telecom Italia o AT&T, estuvo a punto de tomar una participación. La raíz del problema es el débil valor de la acción, que se encuentra de nuevo por debajo de los 7 euros por título -ayer cerró a 6,78 euros, tras una subida del 1,5% en España y del 1,09% en los ADR de Wall Street-, castigada por la incertidumbre regulatoria, la creciente competencia, la necesidad de abordar importantes inversiones en redes de fibra y de 5G -problemas comunes a todas las operadoras de telecos-, así como por su exposición a las economías latinoamericanas.
En la sesión de hoy las acciones de Telefónica se sitúan entre las más alcistas de todo el Ibex 35, con avances hasta niveles más próximos a los 7 euros. Con la subida de hoy su cotización se queda a un paso de borrar todas las pérdidas acumuladas en lo que va de año.
Las decisiones adoptadas ayer por Telefónica se producen después de que la compañía haya anunciado también en las últimas semanas varias medidas concretas con el fin de mejorar el valor de la operadora en Bolsa. Así, hace unas semanas aprobó un ERE blando en su filial española, la que más plantilla tiene, con el que logró la salida de unos 2.600 empleados con unas condiciones muy generosas.
Igualmente, también aprobó, la semana pasada, un sorprendente acuerdo con la estadounidense AT&T en México para dejar de usar su red propia y pasar a usar la del gigante norteamericano, con la intención de reducir sus costes en 230 millones de euros anuales a partir del tercer año y de lograr una reducción de la deuda neta de 500 millones de euros. También anunció el inicio del proceso para la venta de 50.000 torres de telefonía móvil, bien a su filial Telxius o a otros grupos del sector, como Cellnex, con el fin de hacer aflorar su valor y mejorar su cotización.
A este respecto, el consejero delegado del grupo, Angel Vilá, detalló ayer que de las 50.000 torres y emplazamientos, la mayoría irán a la propia Telxius. Por eso, en los resultados del tercer trimestre ya se registró el traspaso a su filial de todas las torres que aún quedaban sin transferir en España, Chile y Perú. Se está avanzando en el proceso con los emplazamientos de Brasil que, según Vilá, se producirá en las próximas semanas, mientras que restan aún las de Alemania y las de Reino Unido, que están transferidas a una filial al 50% con Vodafone, y que se traspasarán en el primer trimestre de 2020. Según Vilá, una vez que estén todas traspasadas, el valor de Telxius podría duplicarse.
Aflorar el valor oculto
En definitiva, la cirugía que aplicará la operadora a su estructura busca concentrarse en la gestión y las inversiones en los cuatro países principales, reducir la exposición a Latinoamérica al tiempo que se mejoran, mediante desinversiones o alianzas, las ventajas competitivas de las compañías de cada país, y evidenciar al máximo ante el mercado y los inversores las actividades que están siendo valoradas con múltiplos muy superiores a los de las telecos, es decir, las infraestructuras y las firmas de tecnología y que estaban ocultos dentro del balance de la compañía.
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