domingo, 12 de diciembre de 2021
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Manolo Santana: un legado que trasciende al deporte
Santiago Segurola Hace 3 horas
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La prodigiosa derecha de Manolo Santana se educó en la adversidad, antes de que las contrariedades económicas de su infancia se vieran resueltas por el cobijo de una familia de la burguesía madrileña. Nacido en 1938, en el Madrid asediado por las tropas franquistas, los derroteros de la vida le obligaron a moverse en situaciones encontradas, resueltas con la misma intuición y astucia que desarrolló en las pistas. La misma habilidad que le sirvió para construir su primera raqueta con el respaldo de una silla, le permitió adaptarse a todos los desafíos que surgieron en su vida.
Era un chiquillo cuando se acercó al Club de Tenis Velázquez para llevar un bocadillo a su hermano mayor, que trabajaba de recogepelotas. Le impresionó la naturaleza de aquel deporte, sin espacio para el fragor del choque. “Me enfermo si veo una pelea. No puedo soportarlo. Ni siquiera en la mili empuñé la pistola”. La red suponía una garantía de seguridad y un desafío creativo. Aquel crío se convirtió en recogepelotas, recadista y minucioso observador del tenis. No se le escapaba un detalle. En pocos años, trasladaría su heterodoxo aprendizaje a la cima del tenis mundial.
LV_Fallece Manolo Santana, leyenda del tenis, a los 83 años
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En la hora de su muerte, su figura trasciende el deporte y define una época contradictoria. El mágico jugador que ganó en los años 60 tres de los cuatro grandes torneos del tenis –Roland Garros en dos ocasiones, Wimbledon y Forest Hills (actual US Open)– era hijo de un obrero republicano, preso durante seis años en las cárceles de Colmenar Viejo y la Modelo de Madrid. En su casa, 12 familias compartían el cuarto de baño.
FOTO:MANE ESPINOSA. 60 TROFEO CONDE DE GODO DE TENIS BARCELONA OPEN BANC SABADELL. HOMENAJE AL TENISTA MANUEL SANTANA© Mané Espinosa / Propias FOTO:MANE ESPINOSA. 60 TROFEO CONDE DE GODO DE TENIS BARCELONA OPEN BANC SABADELL. HOMENAJE AL TENISTA MANUEL SANTANA
Siempre a caballo de dos mundos, Santana fue adoptado con 12 años por la familia Romero Girón, a la que siempre manifestó su gratitud. “Con ellos aprendí a utilizar el cuchillo y el tenedor, a cenar con una doncella detrás”. Sin embargo, todos los días almorzaba en la casa de su madre. Los éxitos en las pistas también le colocaron en disyuntivas de complicada solución. En la cima de su popularidad, que coincidió con el célebre viaje del equipo español a Sydney para disputar la final de la Copa Davis en 1965, Juan Antonio Samaranch, por entonces jefe de la Delegación de Deportes en Catalunya, le disuadió de intentar la aventura profesional. “Me dijo que el deporte español no podía permitirse el lujo de perderme después del paso de Andrés Gimeno al circuito profesional”.
Las dudas se solventaron con la extendida fórmula del amateur marrón. Santana entró en nómina de la empresa textil Mascalé, donde cobraba un millón de pesetas al año, cantidad elevadísima en aquellos días, pero frugal para el régimen. Manolo Santana era una mina de oro. Después de ganar Roland Garros en 1961 y 1963, Santana desmintió en 1965 su etiqueta de jugador de tierra. Ganó en Forest Hills y la oleada de popularidad se disparó poco después con la victoria sobre Estados Unidos en las semifinales de la Copa Davis.
Aquella eliminatoria se celebró en Barcelona y cambió el destino del tenis en España. Un deporte de señoritos se convirtió en un fenómeno popular a través de Santana y sus tres compañeros en el equipo español: Joan Gisbert, José Luis Arilla y Juan Manuel Couder. La voz de Juan José Castillo en aquellas transmisiones hizo el resto.
España descubrió y se enamoró del tenis con las proezas de Santana. Ninguna fue más memorable que su victoria en Wimbledon frente al surafricano Cliff Drysdale. Sin cualidades físicas reseñables, pero ligero de pies, hábil de manos y muñeca portentosa, Manolo Santana hizo de la creatividad su divisa en las pistas. Mezclaba las dosis perfectas de ingenio y astucia. Para cada rival encontraba una fórmula adecuada. Pocos tenistas en la historia han perfeccionado mejor el engaño y la habilidad, un genio de la supervivencia cuyo legado no admite comparación. Sobre el maravilloso magisterio y la desbordante popularidad de Manolo Santana descansa el éxito del tenis español
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