El Fondo recomienda a España una rebaja de salarios del 10% cuando ya ha reconocido que se equivocó con Grecia
La expectativa de un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) suele generar «pánico» entre los países en mala situación económica. Desde Europa veíamos anteriormente cómo eran otras regiones, tradicionalmente zonas de expolio internacional, quienes se sometían al dictado de los expertos.
Sin embargo, ahora sus recomendaciones y cláusulas de condicionalidad, muchas alejadas del interés de la mayoría, encienden las iras de los españoles. El último ejemplo: la sugerencia de lainstitución dirigida por Christine Lagarde de rebajar un 10% más los salarios de los trabajadores. Cabe recordar que la propia organización reconoció en junio su error de subestimar el daño que sus recetas de austeridad causaría a la economía griega, que ha permanecido durante años estancada en la recesión.
El Fondo Monetario Internacional es una organización monetaria internacional de carácter cooperativo cuyos miembros son actualmente 187 países de todo el mundo. Entre sus principales funciones destaca «facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional, contribuyendo así a alcanzar y mantener altos niveles de ocupación y de ingresos reales», según el FMI. Sin embargo, un elevado número de expertos descartan que una nueva bajada de salarios promovida por el FMI suponga, necesariamente, una disminución de la tasa de paro.
«Doctrina del shock»
El punto de inflexión de la retórica económica se puede situar en torno a los años 70 cuando el FMI abrazó las doctrinas monetaristas de Milton Friedman en las que «el gobierno es la causa de todos los problemas de la economía, por tanto el gobierno debe reducirse a la menor expresión». El FMI, por tanto, se acogió a la «doctrina del shock» -abordado por un libro del mismo nombre realizado por Naomi Klein-, según la cual, una situación de crisis serviría de pretexto para acometer reformas profundas en sistema productivo de un país.
La década perdida de América Latina
El ejemplo perfecto de las recetas de austeridad llevadas a cabo por el FMI es el acaecido en Iberoamérica en los años 80, que para muchos fue una década perdida. No obstante, un buen número de expertos macroeconómicas señalan esta política de ajuste, afianzada por el conocido como «consenso de Washington»,como base necesaria para el crecimiento actual del subcontinente. En estos momentos la deuda pública media es del 30% sobre el PIB, con la salvedad de Brasil que supera con creces el 60%.
«La baja deuda pública es producto de los ajustes brutales en la decada perdida impuestos por el Banco Mundial (BM) y el FMI, similares a la troika europea», reconoce Rafael Domínguez, director de la cátedra de Cooperación Internacional y con Iberoamérica de la Universidad de Cantabria. Estas recetas promovidas por el FMI supusieron un «enorme coste social, y por ende, un aumento de la pobreza». Asimismo, señala a estas políticas de la brutal emigración a EE.UU. y a Europa de los latinoaméricanos a finales de los años 90.
«No sé si países como España o Italia podrán encajar estas recetas cuando el desarrollo democrático es mayor»
Decálogo del «consenso de Washington»
1. Disciplina presupuestaria de los gobiernos.
2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud
3. Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos moderados.
4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al mercado.
5. Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado.
6. Comercio libre entre naciones.
7. Apertura a inversiones extranjeras directas.
8. Privatización de empresas públicas.
9. Desregulación de los mercados.
10. Seguridad de los derechos de propiedad.
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