Draghi convierte al euro en una olla a presión
José Jiménez
El BCE está moviendo los hilos para deprimir en la sombra el tipo de cambio del euro, para bajarlo de las nubes. La cuestión es si el mercado se lo va a creer.
Oficialmente, el tipo de cambio del euro no es un problema que concierna al Banco Central Europeo.Pero oficiosamente, Mario Draghi ya ha comenzado a mover los hilos entre bambalinas para bajarlo de las nubes, justo lo que piden países como Francia o Italia; y con la boca chica y de tapadillo, también Alemania. Lo hizo la semana pasada con el poder de su palabra, y eso solo bastó para darle un buen empujón hacia abajo. Y lo está haciendo ahora que se filtran los planes de la institución para el mes que viene. Rebaja de tipos de interés, tipos de depósito en negativo, préstamos a las pymes e incluso alguna operación de refinanciación (LTRO). En definitiva, y aunque no llegue por ahora la esperada compra de bonos, son todas medidas que harán crecer la oferta de euros y presionan a la baja sobre la moneda única.
Esto es lo que quería el BCE y es lo que está sucediendo, pues la divisa común llegó a caer ayer hasta los 1,365 dólares y ronda mínimos de dos meses contra el billete verde. De hecho, desde la semana pasada, se multiplican las especulaciones sobre lo que puede hacer el BCE y los inversores están revisando sus estrategias en base a esta información. "Los mercados se vieron sorprendidos por el pesimismo de Draghi y el euro está siendo golpeado. El posicionamiento de los inversores en los últimos meses era neutral y ahora se están poniendo al día", resume Kiran Kowshik, analista de BNP Paribas en Londres.
Por si fuera poco, ayer se conocieron los datos de inflación en la zona euro, que mostraron un crecimiento de los precios del 0,7% en abril. El dato es mejor que el 0,5% de marzo pero muestra que los precios están todavía en lo que el BCE considera como "zona de peligro", por debajo del 1%. Y desde luego, están muy lejos del objetivo del 2%. Además, la zona euro creció un 0,2%, menos que el 0,4% esperado por los analistas. La combinación de ambos datos deprimió a los inversores e hizo pensar a los operadores del mercado de divisas en medidas todavía más contundentes. Es decir, aún más presión para el euro.
El problema es que el BCE está jugando ahora mismo con las medidas convencionales,pero lo que le pide el mercado son las no convencionales, los cañonazos, el bazuka o el ya famoso "quantitative easying". Así las cosas, el riesgo es que Draghi defraude y meta a los mercados en muchos problemas, lo que daría cierto respiro a la moneda única. Pero claro, a excepción del 'QE', "al que es probable que no recurra en un tiempo, el BCE no tiene una gran cantidad de instrumentos a su alcance para mantener al euro en niveles bajos", según explica Masafumi Yamamoto, estratega en Tokio de la firma Praevidentia. Por tanto, "tendrá que seguir enviando un mensaje firme", es decir, advirtiendo que ese 'QE' llegará en algún momento. O dicho de otra forma, Draghi tendrá que jugar de nuevo al poker con los mercados empleando la fuerza de sus palabras. La cuestión es si los inversores se tragarán un segundo farol. En caso afirmativo, hay que esperar mucha más presión y debilidad para el euro en las próximas jornadas.
Desde el punto de vista técnico, las cosas tampoco están especialmente brillantes para la moneda única. Según explica el analista de Finanzasc.om Josep Codina, los 1,3700 son el primer soporte clave a perder para marcar el inicio de la caída. Después nos encontramos con la zona de la media móvil de 200 sesiones, que está ahora sobre los 1,3623 y que mantiene su pendiente positiva de avance, por lo que tiene opciones de actuar como soporte por debajo de estas referencias. Después ya tenemos los niveles de los 1,3500 y los 1,3400 como siguientes objetivos mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario