Ya lo dijo Miguel Martín la semana pasada: "La banca no es un negocio rentable en España". Los resultados del primer trimestre de las principales entidades confirman que los márgenes del negocio puro bancario siguen sin arrancar, aunque empiezan a mejorar respecto al desierto de los últimos años. Pero la caída del crédito –que continúa– y los bajos tipos de interés que se aplican al grueso de la cartera impiden un despegue. En esa situación, las entidades echan mano de una caída radical de la remuneración de los depósitos y de la deuda pública, que sigue rindiendo pingües beneficiosya sea mediante la venta de la cartera o mediante el popular carry trade
Es cierto que el margen de intereses –que mide la diferencia entre lo que paga un banco por los recursos y lo que cobra por los créditos– ya no registra los desplomes de 2013, pero todavía cae en muchas entidades (Popular, CaixaBank o BBVA España) o crece moderadamente en las demás. Esto se explica, por un lado, porque los bajos niveles en que se mueve el Euribor y los escasísimos diferenciales de muchos de los créditos concedidos durante la burbuja (en especial, las hipotecas). Aunque el proceso de repricing de estos préstamos ya ha concluido, hasta que el BCE no empiece a subir los tipos no se incrementarán los ingresos. Y ahora mismo lo que se discute es si debe tomar medidas para hacer más laxa todavía la política monetaria, es decir, todo lo contrario a un alza de tipos.
Este efecto no se compensa por el nuevo crédito, puesto que todavía es muy escaso e insuficiente para detener la caída del saldo total (vence o se pasa a fallido más de lo que se concede). Y aunque los diferenciales de la nueva producción son mucho más elevados, parecen haber encontrado su techo en una incipiente guerra del crédito: varias entidades ofrecen hipotecas por debajo de Euribor+200 puntos básicos y también están reduciéndose los fuertes diferenciales que se aplicaban a las empresas (de ahí que todas las entidades se centren en ellas), como reconoció el miércoles el nuevo director de estrategia y finanzas de BBVAJaime Sáenz de Tejada.
La mejora se está produciendo por el lado de lo que pagan los bancos por los depósitos: tras el fin de la guerra del pasivo decretada el año pasado por el Banco de España, esta remuneración ha caído en picado. Y las entidades esperan que continúe haciéndolo en los próximos trimestres, cuando vencerán ingentes cantidades de depósitos contratados a extratipos cuando la guerra estaba en su apogeo. De ahí que el consenso del sector sea que los márgenes van a ir mejorando trimestre a trimestre, pero este efecto también tiene fecha de caducidad.
Así que, mientras esta situación no cambie, la forma más fácil de ganar dinero para la banca es la deuda pública que, además, no consume capital porque se considera libre de riesgo; es decir, no hay que 'apartar' capital para cubrir las posibles pérdidas en los bonos del Estado. Hasta ahora, la fórmula más fácil para generar margen era el carry trade: tomar prestado dinero en el BCE al 0,25% e invertirlo en estos títulos que pagan más del 3% (y pagaban el 4% hasta no hace tanto), ganando la diferencia. Esta actividad suponía el 35% del margen de intereses del sector el año pasado, según estimaciones de AFI, y sigue representando un porcentaje similar en el caso de Bankia, según reconoció el lunes su director financiero, Leopoldo Alvear.
Vender la cartera para lograr plusvalías
Sin embargo, la penalización que van a imponer los test de estrés a las posiciones en deuda pública –que el Banco de España no ha podido suavizar todo lo que pretendía– provocó ventas masivas de la cartera a finales del año pasado. Aunque una vez pasada esa foto fija (que es lo que van a tomar en cuenta estos exámenes), las entidades han recomprado con fuerza para volver a operar con ella. En todo caso, esas ventas han continuado en algunos casos y también han servido para incrementar los beneficios de la banca, gracias a la revalorización del bono español en los últimos meses. Estas plusvalías se incluyen en los resultados de operaciones financieras (ROF), que se han disparado en el primer trimestre en los casos de Sabadell, Popular, CaixaBank o BBVA España.
Dadas las ingentes posiciones que mantienen las entidades en deuda,todavía tienen arsenal para ganar dinero en los próximos trimestres, tanto por la vía del carry trade como por la de los ROF, siempre que el mercado siga acompañando. La idea –salvo excepciones como el Santander en España– es seguir utilizándola para generar beneficios a la espera de que suban los tipos y de que el crédito empiece a crecer en condiciones, algo para lo que hace falta que las entidades cojan confianza en la recuperación económica, confianza que ahora mismo es bastante escasa pese al optimismo gubernamental, tal como explicó Ángel Ron, el presidente del Popular, en El Confidencial.
El sector también cuenta con la menor necesidad de dotar provisiones si, como espera, el descenso de la morosidad registrado en el primer trimestre continúa durante el resto del año. Eso permitirá que una mayor parte de los ingresos se traslade al beneficio en vez de quedarse por el camino, con el consiguiente incremento de este. Este efecto es tan importante que el BBVA espera que su negocio en España experimente un fuerte "acelerón" en los próximos dos años, con crecimientos superiores al 12% que contempla para los países emergentes, de forma que su contribución al resultado del grupo alcance niveles del 28%-29% frente al 14,6% actual.