La deuda pública no se detiene
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A cada hora que pasa la deuda pública aumenta en más de 16 millones de euros. Las últimas cifras confirman que las finanzas públicas están fuera de control y la deuda pública se ha convertido en un silencioso y peligroso enemigo para la recuperación económica. | |
El miércoles se supo que, según el Banco de España, la deuda pública alcanzó los 990.466 millones de euros en el primer trimestre del año. Una cifra récord que constituye el 96,7 por ciento del Producto Interior Bruto.
Puede parecer mucho, y lo es, pero hay otros organismos que sitúan a la deuda pública española muy por encima del billón de euros. Como decía Benjamin Disraeli, uno de los más célebres primeros ministros que ha tenido el Reino Unido nunca, “hay mentiras, más mentiras y luego están las estadísticas.” En cualquier caso, independientemente de la cifra oficial o extraoficial que tomemos, cualquier economista sensato estará de acuerdo en que España tiene un problema de deuda pública. Además, para este año el objetivo del Gobierno es que el déficit del conjunto de las administraciones públicas se sitúe en el 5,8 por ciento del PIB. Es decir, en 2014 se espera que los gastos de las administraciones superen en torno a los 60.000 millones de euros la cantidad de ingresos. A pesar de los recortes y de las subidas de impuestos, el Estado sigue gastando más de lo que ingresa. No es de extrañar si tenemos en cuenta que, además del Estado central, España tiene 17 mini-estados; cada uno con su presidente, parlamento, gobierno, hordas de asesores, coches oficiales, etc. El problema por tanto no es presupuestario, sino conceptual. ¿Qué tipo de organización estatal queremos en España? ¿Un Estado hipertrofiado, con sus 17 mini-estados; o un Estado centralizado que aproveche las sinergias entre las diferentes instituciones y así contribuya a rebajar el derroche de gasto público y la presión fiscal que ahoga a empresas e individuos? LA AUSTERIDAD NO VA CON ELLOS Si se fija en el siguiente gráfico, podrá comprobar cómo la distribución de la deuda en España ha cambiado radicalmente en España desde que estalló la crisis. Mientras las empresas y familias han reducido su endeudamiento desde que la crisis estalló en 2008, la deuda pública se ha disparado desde un nivel estable en el entorno de los 400.000 millones de euros hasta el billón de euros que se espera se alcance a finales de este año. En términos porcentuales, el gran salto se produjo en 2009. En tan sólo un año, la deuda pública aumentó un 29 por ciento. 2009 fue el año del Plan E y de otras ocurrencias keynesianas del Gobierno de Zapatero. Desde entonces, la deuda no para de crecer a un ritmo de 140.000 millones de euros anuales de media. El principal problema para reducir la deuda pública es la deuda en sí. Este año, por primera vez en la historia, la mayor partida de gastos del presupuesto del Estado no va a ser la de gastos de personal, va a ser el pago de los intereses de la deuda por un total de 38.000 millones de euros. Si quiere conocer una estimación a tiempo real del volumen de la deuda pública española le invito a que visite www.elrelojdeladeuda.com ¿CÓMO SOLUCIONAR EL PROBLEMA DE LA DEUDA? Solucionar el problema que España tiene con su deuda pública no es sencillo. No obstante, es esencial alcanzar una solución de una vez por todas cuanto antes porque, como nos muestran las cifras, a cada minuto el problema crece dramáticamente. Para mantener la recuperación económica el Gobierno no puede implementar fuertes subidas de impuestos que supondrían un shock para la economía. El ajuste debe producirse por la vía del gasto, adoptando políticas fiscales más austeras. Para este Gobierno o para cualquier otro no resulta deseable, desde un punto de vista electoral, reducir las prestaciones que se otorgan a sus ciudadanos. Sin embargo no es necesario centrar los ajustes en asuntos de vital importancia como por ejemplo las pensiones, educación, sanidad, etc. El Gobierno debe transitar la vía de la austeridad adelgazando la estructura del Estado, reduciendo el número de administraciones y centralizando todas las funciones que sean posibles para evitar duplicidades entre Comunidades Autónomas que cada año nos cuestan miles de millones de euros. España no es Estados Unidos o Rusia. España ni necesita ni puede permitirse este Estado federal sobredimensionado mientras el resto de la población se enfrenta a una presión fiscal creciente que, además, no garantiza su futuro. El Estado de las autonomías fue un parche que se puso en la Transición para satisfacer las ansias de poder territorialistas. Con la deuda en máximos históricos y siendo ésta, según la mayoría de observadores internacionales, la mayor debilidad de nuestra economía, ha llegado el momento de cambiar un modelo de Estado basado en el derroche por otro más adecuado a las características de nuestro país, uno que se asemeje al de otros países de nuestro entorno como Francia, Portugal o Italia por ejemplo. |
sábado, 17 de mayo de 2014
Problemas de Fondo...
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