Todos suenan distintos, pero tienen algo en común: el interés por la tradición folclórica en castellano (o cualquier otra lengua del estado). Después de pasar décadas relacionando folk con franquismo, la situación se normaliza y volvemos a asociar la tradición musical con sentimientos populares expresados desde abajo. El folk fomenta el sentido de la comunidad, la relación física del baile y se lleva mal con los delirios de grandeza típicos del pop/rock. Xavier Baró, Los Hermanos CuberoLucas 15Lorena Álvarez y Lidia Damunt comparten su visión de la música tradicional.
PREGUNTA: Siempre se ha dicho que España tiene una relación complicada con su folclore, por ejemplo la identificación con el franquismo o la tendencia a pensar en la tradición como algo rancio. ¿Estás de acuerdo?
RESPUESTA: Xavier Baró: Creo que es verdad, excepto quizás en Andalucía. Me parece resultado de una mentalidad con complejo de provinciana. Para los españoles, el folclore  va asociado al atraso, a una España cerrada y pobre. Son como el nuevo rico que oculta a los demás sus orígenes rurales.
Hermanos Cubero: Quien relaciona el folclore con la dictadura no tiene muy claro qué es la música tradicional ni de dónde viene. Lo que se hizo durante el franquismo, con la sección femenina y similares, fue estandarizar el folclore, quitarle la parte espontánea y popular, pero hubo muchísimas personas que seguían cantando y tocando como siempre se había hecho en sus casas y en sus pueblos. Prueba de ello son los trabajos de García Matos y Agapito Marazuela, entre otros, donde queda patente que la música es de la gente y no de las instituciones.
Quien relaciona el folclore con la dictadura no tiene muy claro qué es la música tradicional ni de dónde vieneEn los años sesenta las canciones de Chicho Sanchez Ferlosio corrían por ahí de manera anónima para protegerse de la represión. Y al acabar la dictadura hubo una especie de boom, supongo que debido a la libertad de expresión que se ganó de golpe.
Xel Pereda, de Llan de Cubel y Lucas 15: Aquello de la sección femenina hizo mucho daño, aunque poco a poco se va diluyendo. Incluso los grupos de coros y danzas se van sustituyendo por grupos etnográficos con un trabajo mucho más serio de investigación y recuperación.
P.: ¿Crees que territorios como Estados Unidos, Inglaterra o América latina se relacionan con su folclore de forma más natural?
R.: Hermanos Cubero: La música sudamericana parece el caso contrario a España. Muchos de esos países han tenido dictaduras también, pero da la sensación de que las canciones del pueblo siempre han pertenecido al pueblo. Tienen mucho folclore que ha incomodado tremendamente a las dictaduras y a los caciques. El enfoque en EE.UU. es distinto. Es un país muy joven y se han fabricado su propia tradición. Cierto que los países sudamericanos también son jóvenes, pero la cultura indígena tiene mucho peso.
En EEUU la cultura autóctona se la cargaron casi completamente. La “tradición” que se fabricaron en EEUU a partir de los años veinte ha ido completamente de la mano de la industria radiofónica y discográfica. Mientras aquí crecíamos con una exposición limitada a nuestra propia cultura, que coexistía con la cultura extranjera, allí tiene mucha más presencia su tradición.
Lorena Álvarez: El folclore en estos países está más presente en la actualidad musical. Aquí hay muchos eventos y festivales dedicados a la música folk, pero creo que están enfocados más bien a la recuperación y a la interpretación. No es muy innovador y lo encuentro un poco aburrido.
En el mundo anglosajón hay muchos ejemplos de grupos que han incorporado temas tradicionales: The Pogues, Thin Lizzy, Nick Cave, Tom Waits… La música tradicional aporta algo genuino al lenguaje del rockXel Pereda: En el mundo anglosajón hay muchos ejemplos de grupos que han incorporado temas tradicionales: The Pogues, Thin Lizzy, Nick Cave, Tom Waits… La música tradicional aporta algo genuino al lenguaje del rock.
Lidia Damunt: El country y toda la tradición del folclore de Estados Unidos, por ser primeras potencias musicales, se exportaron hace mucho tiempo. Son músicas que se han oído y valorado positivamente en todo el mundo, incluido su país de origen. Creo que si el flamenco hubiera nacido en EEUU a todo el mundo le sonaría genial, sería el blues de hoy en día.
P.: El folk es una música muy comunitaria. Incluso cuando cuenta historias desde el "yo" parece que detrás late un "nosotros" (cierto sentimiento de comunidad). ¿Forma esto parte de su atractivo?
R.: Lorena Álvarez: La música popular es un reflejo de la sociedad en la que está creada. Que se haga desde la primera, segunda o tercera persona es lo de menos, porque está hablando de una comunidad. Últimamente he leído críticas a músicos por componer o cantar en primera persona, creo que habría que diferenciar entre el yo que se cierra sobre sí mismo y se queda en la anécdota personal, y un yo abierto que da cabida a cualquier persona porque habla de cosas que nos pasan a todos. Además parece que sólo se habla de las letras, cuando la música tiene la misma importancia, y normalmente la música tradicional facilita que la gente baile en grupos, que se junte, es una música que siempre se da en comunidad y predispone a la fraternización.
Hermanos Cubero: La música tradicional está hecha para ser compartida con una implicación mucho más estrecha que la música de consumo. Está pensada por personas para personas, música entre iguales. Los lazos que tiende la música popular son difíciles de tender de cualquier otra manera. Cuando escuchas a Joaquín Díaz cantar Romance del Prisionero hay algo que hace que te sientas como el personaje de la canción.
Lidia Damunt: A mí lo que me atrae del folclore es la sencillez y la inmediatez, esa cosa como esencial, esas frases tan llenas de verdad porque se han ido puliendo con el uso a lo largo de generaciones. Todo eso y la crudeza. Las canciones no necesitan ningún tipo de producción, se graban a pelo. Esa sinceridad, esa cosa como alejada de la industria, me recuerda al punk.
Las mejores canciones son las que cuentan historias reales con la crudeza de esa misma realidad reflejada en un individuo. No están hechas para sonar en la radiofórmulaXavier Baró: Para mí el folk significa canción que lleva impresa la sonoridad de un territorio concreto. Las mejores canciones son las que cuentan historias reales con la crudeza de esa misma realidad reflejada en un individuo. No están hechas para sonar en la radiofórmula. Te atraen y conmueven porque, por muy trágica que sea la historia que cuentan, te ves reflejado. Tú podrías ser ese que ha dado un mal paso y ha asaltado a unos viajeros o ha matado a su compañera en un ataque de celos o se está pudriendo en una cárcel.
El resurgimiento del folk…yo no lo tengo muy claro que exista. Si el folk no va ligado a una ruptura con el sistema no tiene sentido. Es la música que requiere más compromiso, más conocimientos. Que se vale, a la vez, de la memoria y de la realidad más contemporánea. Que siempre está al lado de los más desfavorecidos. Trabajar, pensar en cómo hacer más dinero, pasarse las horas en realidades virtuales, eso no tiene nada que ver, es antagónico. El folk es como una necesidad de volver al hogar, un hogar cálido y pacífico que nos acoja y nos esconda del mundo.
Xel Pereda: Hay una diferencia tremenda entre el rock y el folk en la concepción del espacio que ocupa la música. En el rock empieza y se acaba en el escenario y el autor de una canción es su “dueño”. En el folk se comparte mucho más la música, en ese sentido es mucho más parecido al jazz. Nos reunimos habitualmente para tocar en sesiones, después de cada concierto quedamos para tocar con gente de otros grupos, tocamos tanto temas tradicionales como temas compuestos pero que se integran en una especie de repertorio común.
Por ejemplo, hace años compuse el tema 15 de Xineru, ahora debe de haber una docena de grupos por el mundo tocándola y unos cuantos también la han grabado en sus discos. Estas navidades un amigo que estaba en Edimburgo la oyó en versión de coro con órgano de iglesia. Piensan que es una canción tradicional, uno la sacó del disco, se la toca a otro, este a otro. Esto que es bastante habitual en el folk, en el rock se me antoja imposible.
Xavier Baró: El formato y sonoridad del rock no da más de sí, se ha agotado. No sirven las actitudes ni el verse reflejado en unos arquetipos seudo-heróicos del pasado. Y eso sigo viéndolo en muchos intérpretes del neofolk actual. Encuentro muy pocas experiencias en sus canciones. No tienen vida. Personalmente, me he desligado de eso.
Xel Pereda: Quizá el folk sigue sonando rancio para algún sector “moderno” en el que la pose es muy importante. A los grupos de la escena folk, en general, eso de ser “cool” les trae sin cuidado.