Juan Genovés: "La revolución de Pablo iglesias y Podemos les quita el sueño"
Al artista Juan Genovés (Valencia, 1930), republicano irredento, excomunista de los de carné y chaqueta de pana, marginado por el franquismo y reconocido por los popes internacionales del arte mucho antes que por los españoles, la abdicación del rey Juan Carlos le ha pillado lejos de casa. De haber estado en Madrid habría ido a la manifestación que se celebró en la puerta del Sol a favor de la república, pero estaba en Londres, donde el martes inauguró una exposición individual en la galería Marlborough abierta hasta el 28 de junio.
PREGUNTA: No puedo entrevistar a Juan Genovés, representante clave de una época del arte político español, y no preguntarle por la abdicación del Rey.
RESPUESTA: La abdicación del Rey ha sido un golpe. En este país nuestro que no tiene sentido histórico, se corre el riesgo de que la historia se repita. Y es muy peligroso. Han pasado cien años y estamos en los mismos temas: Cataluña, monarquía o república, con España en crisis y Europa así así. Los pueblos que no asimilan la historia y hacen lo posible para que no se vuelva a repetir al final ven como todo vuelve a ocurrir, aunque sea de forma diferente. Yo estoy preocupado, creo que es un momento muy delicado.
A sus 84 años habla y se mueve con la soltura de un chaval y no tiene ninguna pinta de ser uno de esos jubilados a los que distraerán con el espectáculo que se avecina. “Ahora nos van a entretener con los vestidos de doña Leticia, la reina que fue periodista, el rey guapo y todas esas tonterías. A lo mejor consiguen que la gente calle, pero no tiene mucha pinta. En España hoy se pasa hambre de verdad, los niños no comen. No se ve, sólo se ve si tienes ganas de verlo. El rey va desnudo y nadie lo ve…”.
P: Haré una pregunta redundante, ¿es usted republicano?
R: De arriba a abajo. La monarquía no tiene ningún sentido.
P: ¿Y España está preparada para un referéndum?
R: Si, creo que es lo que habría que hacer. La prueba es que en 120 ciudades españolas hubo manifestaciones pidiéndolo. Pero el auténtico poder, el dinero, quiere calma. Los poderosos están muy preocupados. La revolución de Pablo iglesias y Podemos les quita el sueño. Lo que ha ocurrido en estas elecciones es gordísimo, mucho más de lo que parece. El pueblo está empezando a hablar y es que es verdad, es que podemos. El problema es que tenemos un gobierno que en una democracia real debería haber dimitido porque entró con mayoría absoluta, pero ya no la tiene. ¡Van a tener que resolver este follón del rey dos partidos que están en minoría, que no llegan ni al 50% de los votos en las ultimas elecciones!
P: ¿Ha votado?
R: Claro, y ya te puedes imaginar a quien, al pueblo. Pero mira, si hubiera unas elecciones generales hasta en eso nos pareceríamos a la España de hace un siglo. Hace falta un frente progresista, que toda la izquierda y medio PSOE se una de cara a las elecciones.
P: ¿Considera su trabajo arte político?
R: ¿No cree que cada artista es político?
P: Yo creo que no, que hoy hay muchos artistas a los que lo único que les interesa es el éxito.
R: Eso ha existido siempre. El artista es una especie de notario, da fe de una realidad, por eso todo es político, aunque pintes una rosa. El arte es un documento, ahí queda eso y ya veréis lo que pensáis..
Juan Genovés no suele mirar hacia atrás. “No tengo espejo retrovisor” dice. Pero a menudo le ocurre que cuando vuelve a ver uno de sus cuadros antiguos piensa “¡Qué pena! Podría haber sido mucho mejor”. Le acaba de ocurrir en Londres, en la galería que le acoge desde 1966, cuando triunfó en la Bienal de Venecia pese a los censores franquistas que en España le marginaban.
En las oficinas privadas de la Marlborough Fine Arts, un lienzo de los años sesenta apoyado sobre una mesa y que no veía desde hace décadas le mira insistente desde el otro lado de la habitación. Sumergido en grises y negros, el cuadro está dividido en dos partes: a un lado una multitud, al otro un círculo que aumenta como un teleobjetivo el tamaño de algunos de los individuos. Es un tema recurrente en toda su obra, ese contraste entre la masa y la persona, o quizás sería mejor decir el encuentro y el desencuentro entre dos conceptos tan antagónicos y sin embargo, tan cercanos entre sí.
En la exposición en cambio, esas multitudes que tomaron por asalto sus cuadros en plena represión franquista, se han llenado de color, aunque no hay que equivocarse.Color no significa felicidad, ni bienestar, ni siquiera serenidad. El color es simplemente algo que ha llegado a cambiar los detalles, pero la vida de los individuos, y de las masas que ellos forman, sigue siendo inmensamente complicada.
Los cuadros de su nueva exposición continúan en la ruta exploratoria en la que lleva inmerso varias décadas. Y aunque ahora sus individuos directamente salen del cuadro en gruesas pinceladas y están perfectamente diferenciados entre sí, sus multitudes, que bien podrían ser las que se manifestaban el martes por la república, siguen siendo tremendamente inquietantes, como si pudiéramos reconocernos dentro de ellas y al descubrirlo, nos sintiéramos amenazados. Claro que eso es la interpretación de quien escribe estas líneas.
“Yo cuando veo un crítico y dice este cuadro es ‘esto’ yo digo ‘es eso y cinco millones de cosas que no llegarás a entender nunca’. Hay gente que lo verá de otra manera y eso también es valido. La pintura se puede mirar de muchas formas, como una superficie plana con materia, por ejemplo, o como un espacio donde se producen relaciones. Las figuras son un punto, una excusa, podría poner un punto pero pongo una figura porque quiero que los cuadros tengan muchas posibilidades de lectura. Cuando tengo una idea para un cuadro y solo me hace pensar en una cosa lo abandono”.
P: ¿Qué le sigue moviendo a regresar a su estudio después de más de 60 años de trabajo?
R: La vida es trabajar, yo cuando no pueda pintar duraré poco. Si pudiera evitar todo este rollo de las galerías, las exposiciones… Pero tengo la suerte de que ahora me dedico solo a pintar. Los últimos seis o siete años han sido los mejores de mi vida. Me levanto a las cinco de la mañana y trabajo ocho horas al día. Tengo que madrugar porque soy muy intuitivo y mi único enemigo es el miedo. Si me levanto temprano me atrevo a todo. Pero sé que soy un privilegiado, del tema económico se ocupa mi hijo y ya no sé ni lo que valen mis cuadros. Tengo esa suerte.
Habiendo sido militante convencido del Partido Comunista, y siendo tan crítico con “los del dinero”, -alguno puede que sea incluso coleccionista suyo- resulta tentador preguntarle por la inevitable y eterna contradicción de quienes han militado en la izquierda y a la vez han tenido éxito económico, sobre todo teniendo en cuenta que hoy el arte se ha convertido en algo parecido a las acciones de bolsa. Pero Juan Genovés es perro viejo, y se escabulle. “Los cuadros hoy son un producto de consumo. Por cierto hoy he escuchado una parodia buenísima en la radio sobre el cuadro del rey que está pintando Antonio López”.
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