¿Qué hacer con su plan de pensiones tras el recorte fiscal?
José Mª Camarero
A pesar de la falta de impulso en la reforma fiscal, los expertos siguen aconsejando los planes de pensiones para jubilarse. Defina objetivos, planifique sus inversiones, analice la tributación y sepa operar con este activo.
Desde 2011, se exigen más años cotizados para acceder a la misma pensión pública; se ha aumentado en dos años la edad mínima (antes 65, ahora 67) para poder acceder a la jubilación; se ha incrementado el periodo mínimo trabajado para calcular una pensión; se han anulado las revalorizaciones automáticas de las prestaciones públicas según la evolución de la inflación; y se ha abierto la puerta a que los nuevos pensionistas vean reducida su prestación futura, dependiendo de las circunstancias por las que pase el país. A cambio de todos esos recortes, se esperaba un impulso tributario para fomentar el ahorro de cara a la jubilación. Pero la única medida recogida en el anteproyecto de reforma fiscal del Gobierno ha sido precisamente la de recortar el beneficio fiscal del que gozaban los planes de pensiones, el instrumento por excelencia de ahorro a largo plazo para estas contingencias. Todas las aportaciones se beneficiarán, como máximo, de 8.000 euros a reducir en la base imponible del contribuyente, frente hasta los 12.500 posibles hasta ahora. El anteproyecto no recoge ni una sola medida para fomentar el rescate en forma de renta periódica o el impulso del ahorro a largo plazo, entre otras cuestiones. Y quienes se enfrentan a una jubilación cada vez más cercana -los ciudadanos mayores de 50 años- se preguntan ahora qué hacer para mantener su nivel actual de vida cuando lleguen a la «edad dorada».
Falta de estímulos
El recorte en la tributación de los planes de pensiones no ha gustado a asesores financieros, ni a fiscalistas ni al sector de la previsión social. «¿Qué dirán aquellas personas que habían planificado aportar al máximo en un plan de pensiones a partir de los 50 años, que además coincide cuando se tienen más recursos, y ahora se les recorta esa posibilidad?», se pregunta Carlos Herrera, de EFPA España. «No es válido decir que la aportación media es inferior a 8.000 euros», indica. Coincide en este planteamiento Julio Fernández, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), quien sostiene que ante el argumento de Hacienda de que la aportación media es mucho menor, «ese cálculo se obtiene a través del total de aportaciones realizadas en un ejercicio fiscal entre el número total de partícipes, habiendo un número importante de partícipes en suspenso». Para Juan José Velasco, director del Instituto Aviva de Ahorro y Pensiones, esta bajada «va a influir sobre todo en aquellas personas cercanas a la jubilación y que necesitan ahorrar para complementar la pensión pública que recibirán en el futuro».
Incluso Manuel Álvarez, director de director de Particulares Vida y Pensiones de Caser, pone cuantía a las rentas más perjudicadas. «Para los mayores de 50 años, posiblemente sea insuficiente, sobre todo si ganan más de 35.000 o 40.000 euros al año». Porque, según Álvarez, «a partir de esa edad, deberían aportar más hasta jubilarse para conseguir un plan de pensiones que sea potente y útil en el futuro».
Por el camino se han quedado las medidas necesarias para fomentar el ahorro para la jubilación, como las recogidas en el Informe Lagares. Por ejemplo, ese comité abogaba ampliar el régimen deducible de los planes a «cuentas que cumplan con los requisitos de indisponibilidad»; o fomentar las rentas periódicas o vitalicias. Ni una cosa ni otra se han regulado. Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco, explica que
«fomentar el ahorro para la jubilación es el gran reto al que nos enfrentamos en España». Y recuerda que en el Informe para el Fomento de la Previsión Social Complementaria «se recogían muchas propuestas» que, por ahora, se han guardado en el cajón.
Medidas necesarias que el Gobierno ha olvidado
«Es necesario impulsar el cobro de las prestaciones de los planes de pensiones en forma de renta periódica», indica Martínez-Aldama. «Lo lógico hubiera sido incorporar esta medida a esta reforma fiscal», afirma. Además, el director general de Inverco explica que son necesarias otras normas, como «abrir ventanas de liquidez parciales», algo que «todavía no se puede descartar -expone-, porque esto iría en una ley diferente a la reforma tributaria». Recuerda Martínez-Aldama que aunque los contribuyentes se benefician en su IRPF al aportar, «tributan al rescatar». «Y el neto de aportaciones y prestaciones en 2013 fue de 300 millones de euros, algo que no supone un gran agujero fiscal».
Para Manuel Álvarez, «la apertura de nuevas formas de liquidez es razonablemente sensato». Y también hubiera preferido «algún incentivo fiscal más, porque siempre son efectivos, aunque aparentemente puedan resultar costosos» para el fisco. También Carlos Herrera apuesta por «incentivar la renta vitalicia con fiscalidad cero para el partícipe beneficiario, a cambio de favorecer fórmulas de reversión a favor de un fondo común en caso de fallecimiento». Además, Juan José Velasco sostiene que sería necesario «gravar los rendimientos de los mismos dentro de la base del ahorro, en lugar de como rendimientos del trabajo, como se hace ahora».
A pesar del rejón fiscal que han sufrido los planes de pensiones, por el desánimo que ha podido provocar en los ahorradores, los expertos recomiendan no tirar la toalla y seguir adelante. Porque ahorrar para la jubilación más que necesario es imprescindible. Además, este ejercicio aún puede aprovechar los límites máximos vigentes (10.000 euros para menores de 50 años y 12.500 para mayores) para realizar aportaciones a su plan antes de que finalice el año. «España ha gozado durante muchos años de un sistema de previsión público muy protector y eso ha hecho que los ciudadanos en general no hayamos considerado demasiado necesario ahorrar», indica Juan José Velasco. Este experto insiste en que «la planificación se debe llevar a cabo durante toda la vida activa desde que accede al mercado laboral y no sólo en una etapa concreta y, desde luego, no se puede dejar para los últimos años previos a la jubilación». Julio Fernández reconoce que «en una primera fase, la capacidad de ahorro es escasa o, en estos momentos, reducida, lo cual no debe de ser determinante para comenzar con dicha planificación, ya que lo importante es ser conscientes de la necesidad de complementar la pensión y de generar el hábito de aportar, aunque sea una cantidad mínima».
Planificación necesaria: cómo y cuándo
Belén Alarcón, socia de Abante y responsable de Área de Planificación Financiera, expone cuáles son los pasos a seguir antes de tomar cualquier decisión. «En primer lugar, planificar para determinar cuánto quiero gastar una vez que acceda a la jubilación», indica. Después «saber cuál es la pensión pública que va a obtener». Recuerde que a finales de año, la Seguridad Social enviará una carta con el cálculo de su futura pensión, mediante una estimación de cotizaciones realizadas, para los mayores de 50 años. Y en tercer lugar, «determinar la tasa de rentabilidad necesaria para conseguir sus objetivos». «Este es el ejercicio previo que hay que hacer antes de realizar la elección de un producto», afirma.
Julio Fernández explica que «es preciso analizar el perfil de inversión del ahorrador para determinar en qué activo y mercados invertir, materializados en varias carteras modelo». Es de «obligado cumplimiento -añade- una maximización del binomio rentabilidad y riesgo, teniendo en cuenta el horizonte temporal».
Son varias las opciones que tiene un ciudadano para ahorrar de cara a la jubilación. Pero «no hay una fórmula alternativa tan clara y transparente como los planes de pensiones», apunta Manuel Álvarez. «Es la fórmula más razonable por la seguridad jurídica y fiscal que ofrecen y no van a tener otros productos», sostiene. Para Belén Alarcón, son los «instrumentos que te permiten invertir donde quieras y, por tanto, acceder a todo tipo de riesgos, desde conservador hasta agresivo». Y para Ricardo González Arranz, director comercial de Mutuactivos, lo más destacable de los planes de pensiones es que «crean una disciplina con vistas al largo plazo».
Un consejo que ofrece Maite Lárazo, directora técnica de Ahorro-Previsión de Optima Financial Planners, es que, «a medida que los ingresos del ciudadano van incrementándose, se pueden dirigir a productos con ventajas fiscales como los planes de pensiones». «En personas jóvenes -indica-, lo habitual es que tengan planes más dinámicos y a medida que se acerca la jubilación, que se vaya cambiando la inversión hacia algo más conservador».
Saber elegir y operar con un plan
Belén Alarcón también aporta algunos datos significativos que cualquier ahorrador debe tener en cuenta al operar con planes de pensiones, porque, según esta experta, «ahorramos poco y mal»: muestra de ello es que los 10 planes con más patrimonio acumulan al 45% de los ahorradores; los 10 más rentables sólo acumulan al cuatro por ciento de ahorradores y ofrecen una rentabilidad que va desde el 0,4%, en el caso de los más conservadores, hasta el 5%, para los de renta variable. Alarcón recuerda que la responsabilidad a la hora de elegir un plan adecuado depende del inversor, «porque no se puede elegir un plan solo por el regalo»; de las entidades, «porque no piensan en el largo plazo, sino en atraer clientes a corto»; y del regulador «porque no fomenta la competencia». «Hay planes de pensiones muy buenos, el problema es cómo elegirlos», sostiene Alarcón. Por su parte, Ángel Martínez-Aldama señala que «si un plan ha tenido una mala rentabilidad, dependerá en buena medida del gestor y no del conjunto de los planes».
La responsable de Área de Planificación Financiera de Abante también ofrece algunos consejos a quienes ahorren a través de planes de pensiones, para mejorar sus opciones. Aunque es cierto que la mayoría de las aportaciones se realizan a finales de cada año, Alarcón indica que hacerlo así «es un 3% más caro en productos con riesgo». Sostiene que «una rentabilidad un 2% superior al cabo de 20 años se traduce en un 50% más de patrimonio o en un esfuerzo anual de ahorro un 50% inferior». Además, apunta otros errores comunes: «Las aportaciones en renta variable son máximas cuando ésta se encuentra en máximos, y viceversa». Es decir, cuando la bolsa esta en máximos, se apuesta más por la renta variable, corriendo más riesgos. Y otro apunte: «El 80% de las inversiones se encuentran en renta fija, lo que en un escenario de tipos de interés bajos difícilmente nos permitirá alcanzar rentabilidad que, al menos igualen a la inflación».
El Plan Ahorro 5 no es para jubilarse
Hacienda también ha hecho caso omiso a la propuesta del Informe Lagares para crear productos que permitan ahorrar de cara a la jubilación. Esto es: a largo plazo e ilíquidos salvo determinadas circunstancias. Pero lo que se presenta así en el anteproyecto de reforma, el Plan de Ahorro 5 Años, exento de tributación, "no es una fórmula de ahorro de cara a la jubilación, ya que no está vinculado de manera directa a la jubilación y no define ninguna ventaja adicional por mantener el ahorro hasta esa fecha», sostiene Juan José Velasco. Para Manuel Álvarez, «un seguro así debería incorporar alguna protección de vida-riesgo e incapacidad».
En este sentido coincide con todos los expertos consultados. Para Carlos Herrera, se trata de una fórmula de ahorro «que busca favorecer al sector bancario, algo que no tiene mucho sentido porque ya el 47% del ahorro de las familias españolas está concentrado en depósitos, sólo un nueve por ciento en seguros y un ridículo 5,4% en fondos de pensiones». También Julio Fernández indica que «no es ninguna alternativa a productos de previsión social complementaria por el vencimiento fijado, ya que los productos dirigidos a la jubilación son a medio y largo plazo». Para Maite Lázaro, «el público objetivo son ahorradores conservadores», ya que la entidad debe garantizar al menos un 85% del capital que se haya invertido inicialmente.
Falta de estímulos
El recorte en la tributación de los planes de pensiones no ha gustado a asesores financieros, ni a fiscalistas ni al sector de la previsión social. «¿Qué dirán aquellas personas que habían planificado aportar al máximo en un plan de pensiones a partir de los 50 años, que además coincide cuando se tienen más recursos, y ahora se les recorta esa posibilidad?», se pregunta Carlos Herrera, de EFPA España. «No es válido decir que la aportación media es inferior a 8.000 euros», indica. Coincide en este planteamiento Julio Fernández, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), quien sostiene que ante el argumento de Hacienda de que la aportación media es mucho menor, «ese cálculo se obtiene a través del total de aportaciones realizadas en un ejercicio fiscal entre el número total de partícipes, habiendo un número importante de partícipes en suspenso». Para Juan José Velasco, director del Instituto Aviva de Ahorro y Pensiones, esta bajada «va a influir sobre todo en aquellas personas cercanas a la jubilación y que necesitan ahorrar para complementar la pensión pública que recibirán en el futuro».
Incluso Manuel Álvarez, director de director de Particulares Vida y Pensiones de Caser, pone cuantía a las rentas más perjudicadas. «Para los mayores de 50 años, posiblemente sea insuficiente, sobre todo si ganan más de 35.000 o 40.000 euros al año». Porque, según Álvarez, «a partir de esa edad, deberían aportar más hasta jubilarse para conseguir un plan de pensiones que sea potente y útil en el futuro».
Por el camino se han quedado las medidas necesarias para fomentar el ahorro para la jubilación, como las recogidas en el Informe Lagares. Por ejemplo, ese comité abogaba ampliar el régimen deducible de los planes a «cuentas que cumplan con los requisitos de indisponibilidad»; o fomentar las rentas periódicas o vitalicias. Ni una cosa ni otra se han regulado. Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco, explica que
«fomentar el ahorro para la jubilación es el gran reto al que nos enfrentamos en España». Y recuerda que en el Informe para el Fomento de la Previsión Social Complementaria «se recogían muchas propuestas» que, por ahora, se han guardado en el cajón.
Medidas necesarias que el Gobierno ha olvidado
«Es necesario impulsar el cobro de las prestaciones de los planes de pensiones en forma de renta periódica», indica Martínez-Aldama. «Lo lógico hubiera sido incorporar esta medida a esta reforma fiscal», afirma. Además, el director general de Inverco explica que son necesarias otras normas, como «abrir ventanas de liquidez parciales», algo que «todavía no se puede descartar -expone-, porque esto iría en una ley diferente a la reforma tributaria». Recuerda Martínez-Aldama que aunque los contribuyentes se benefician en su IRPF al aportar, «tributan al rescatar». «Y el neto de aportaciones y prestaciones en 2013 fue de 300 millones de euros, algo que no supone un gran agujero fiscal».
Para Manuel Álvarez, «la apertura de nuevas formas de liquidez es razonablemente sensato». Y también hubiera preferido «algún incentivo fiscal más, porque siempre son efectivos, aunque aparentemente puedan resultar costosos» para el fisco. También Carlos Herrera apuesta por «incentivar la renta vitalicia con fiscalidad cero para el partícipe beneficiario, a cambio de favorecer fórmulas de reversión a favor de un fondo común en caso de fallecimiento». Además, Juan José Velasco sostiene que sería necesario «gravar los rendimientos de los mismos dentro de la base del ahorro, en lugar de como rendimientos del trabajo, como se hace ahora».
A pesar del rejón fiscal que han sufrido los planes de pensiones, por el desánimo que ha podido provocar en los ahorradores, los expertos recomiendan no tirar la toalla y seguir adelante. Porque ahorrar para la jubilación más que necesario es imprescindible. Además, este ejercicio aún puede aprovechar los límites máximos vigentes (10.000 euros para menores de 50 años y 12.500 para mayores) para realizar aportaciones a su plan antes de que finalice el año. «España ha gozado durante muchos años de un sistema de previsión público muy protector y eso ha hecho que los ciudadanos en general no hayamos considerado demasiado necesario ahorrar», indica Juan José Velasco. Este experto insiste en que «la planificación se debe llevar a cabo durante toda la vida activa desde que accede al mercado laboral y no sólo en una etapa concreta y, desde luego, no se puede dejar para los últimos años previos a la jubilación». Julio Fernández reconoce que «en una primera fase, la capacidad de ahorro es escasa o, en estos momentos, reducida, lo cual no debe de ser determinante para comenzar con dicha planificación, ya que lo importante es ser conscientes de la necesidad de complementar la pensión y de generar el hábito de aportar, aunque sea una cantidad mínima».
Planificación necesaria: cómo y cuándo
Belén Alarcón, socia de Abante y responsable de Área de Planificación Financiera, expone cuáles son los pasos a seguir antes de tomar cualquier decisión. «En primer lugar, planificar para determinar cuánto quiero gastar una vez que acceda a la jubilación», indica. Después «saber cuál es la pensión pública que va a obtener». Recuerde que a finales de año, la Seguridad Social enviará una carta con el cálculo de su futura pensión, mediante una estimación de cotizaciones realizadas, para los mayores de 50 años. Y en tercer lugar, «determinar la tasa de rentabilidad necesaria para conseguir sus objetivos». «Este es el ejercicio previo que hay que hacer antes de realizar la elección de un producto», afirma.
Julio Fernández explica que «es preciso analizar el perfil de inversión del ahorrador para determinar en qué activo y mercados invertir, materializados en varias carteras modelo». Es de «obligado cumplimiento -añade- una maximización del binomio rentabilidad y riesgo, teniendo en cuenta el horizonte temporal».
Son varias las opciones que tiene un ciudadano para ahorrar de cara a la jubilación. Pero «no hay una fórmula alternativa tan clara y transparente como los planes de pensiones», apunta Manuel Álvarez. «Es la fórmula más razonable por la seguridad jurídica y fiscal que ofrecen y no van a tener otros productos», sostiene. Para Belén Alarcón, son los «instrumentos que te permiten invertir donde quieras y, por tanto, acceder a todo tipo de riesgos, desde conservador hasta agresivo». Y para Ricardo González Arranz, director comercial de Mutuactivos, lo más destacable de los planes de pensiones es que «crean una disciplina con vistas al largo plazo».
Un consejo que ofrece Maite Lárazo, directora técnica de Ahorro-Previsión de Optima Financial Planners, es que, «a medida que los ingresos del ciudadano van incrementándose, se pueden dirigir a productos con ventajas fiscales como los planes de pensiones». «En personas jóvenes -indica-, lo habitual es que tengan planes más dinámicos y a medida que se acerca la jubilación, que se vaya cambiando la inversión hacia algo más conservador».
Saber elegir y operar con un plan
Belén Alarcón también aporta algunos datos significativos que cualquier ahorrador debe tener en cuenta al operar con planes de pensiones, porque, según esta experta, «ahorramos poco y mal»: muestra de ello es que los 10 planes con más patrimonio acumulan al 45% de los ahorradores; los 10 más rentables sólo acumulan al cuatro por ciento de ahorradores y ofrecen una rentabilidad que va desde el 0,4%, en el caso de los más conservadores, hasta el 5%, para los de renta variable. Alarcón recuerda que la responsabilidad a la hora de elegir un plan adecuado depende del inversor, «porque no se puede elegir un plan solo por el regalo»; de las entidades, «porque no piensan en el largo plazo, sino en atraer clientes a corto»; y del regulador «porque no fomenta la competencia». «Hay planes de pensiones muy buenos, el problema es cómo elegirlos», sostiene Alarcón. Por su parte, Ángel Martínez-Aldama señala que «si un plan ha tenido una mala rentabilidad, dependerá en buena medida del gestor y no del conjunto de los planes».
La responsable de Área de Planificación Financiera de Abante también ofrece algunos consejos a quienes ahorren a través de planes de pensiones, para mejorar sus opciones. Aunque es cierto que la mayoría de las aportaciones se realizan a finales de cada año, Alarcón indica que hacerlo así «es un 3% más caro en productos con riesgo». Sostiene que «una rentabilidad un 2% superior al cabo de 20 años se traduce en un 50% más de patrimonio o en un esfuerzo anual de ahorro un 50% inferior». Además, apunta otros errores comunes: «Las aportaciones en renta variable son máximas cuando ésta se encuentra en máximos, y viceversa». Es decir, cuando la bolsa esta en máximos, se apuesta más por la renta variable, corriendo más riesgos. Y otro apunte: «El 80% de las inversiones se encuentran en renta fija, lo que en un escenario de tipos de interés bajos difícilmente nos permitirá alcanzar rentabilidad que, al menos igualen a la inflación».
El Plan Ahorro 5 no es para jubilarse
Hacienda también ha hecho caso omiso a la propuesta del Informe Lagares para crear productos que permitan ahorrar de cara a la jubilación. Esto es: a largo plazo e ilíquidos salvo determinadas circunstancias. Pero lo que se presenta así en el anteproyecto de reforma, el Plan de Ahorro 5 Años, exento de tributación, "no es una fórmula de ahorro de cara a la jubilación, ya que no está vinculado de manera directa a la jubilación y no define ninguna ventaja adicional por mantener el ahorro hasta esa fecha», sostiene Juan José Velasco. Para Manuel Álvarez, «un seguro así debería incorporar alguna protección de vida-riesgo e incapacidad».
En este sentido coincide con todos los expertos consultados. Para Carlos Herrera, se trata de una fórmula de ahorro «que busca favorecer al sector bancario, algo que no tiene mucho sentido porque ya el 47% del ahorro de las familias españolas está concentrado en depósitos, sólo un nueve por ciento en seguros y un ridículo 5,4% en fondos de pensiones». También Julio Fernández indica que «no es ninguna alternativa a productos de previsión social complementaria por el vencimiento fijado, ya que los productos dirigidos a la jubilación son a medio y largo plazo». Para Maite Lázaro, «el público objetivo son ahorradores conservadores», ya que la entidad debe garantizar al menos un 85% del capital que se haya invertido inicialmente.
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