El fantasma de Podemos ya se sienta en los consejos de administración del Ibex 35
Agustin Marco-El Confi
Enfocado en sacar el mayor rédito posible a su aparición fulgurante en las elecciones europeas del pasado mes de mayo, en evitar que los dos grandes partidos se recompongan de cara a los comicios autonómicos, municipales y generales de 2015, posiblemente Pablo Iglesias no es consciente del impacto que su irrupción ha tenido en las élites económicas que mandan de verdad en este país, condenado a años de precariedad.
Después de hacer la calle y sentarme con varios consejeros delegados y banqueros de inversión de postín en las dos últimas semanas, no habido uno que no haya preguntado por si la aparición de Podemos tiene recorrido, por si el mordisco que esta formación ha dado en la línea de flotación del PP y delPSOE tendrá su correlación en la intención de voto de las elecciones del próximo año. Como la cuestión de la independencia de Catalunya, todos tienes su posición y sus miedos, pero ninguno expresa su posición en público. En resumen, les asiste la gran duda de si el profesor de la Complutense y sus acólitos son una moda pasajera o han venido para quedarse.
El detalle es vital porque, si el movimiento ciudadano fuera fugaz, la inquietud se disiparía con el paso de los meses, hasta que los afines a Génova y a Ferraz volviesen a ponerse la camiseta azul y roja, en lugar de la negra del hastío por tanta corrupción rampante a ambos lados del Congreso. En consecuencia, Florentino Pérez, Alierta, Botín, Galán, Villar Mir, Prado, Fainé, Brufau y cía sabrán quiénes seguirían siendo sus interlocutores a la hora de arreglar algunas de sus cuitas, ya sean corporativas o empresariales. Así ha ocurrido toda la vida desde que la democracia se vendió al capital y las leyes se pactan con los empresarios antes de llegar al Senado.
Da igual que gobernase la izquierda que la derecha. Sabían que los dos partidos que se alternaban en el poder eran y son permeables a los deseos de los añejos presidentes de ACS, Telefónica, Banco Santander, BBVA, OHL, Caixabank, Repsol o Iberdrola. Si se necesita algún real decreto para lanzar una OPA, o duplicar el presupuesto de una obra, o retrasar una sanción judicial -¿quién se acuerda de aquel delito de información privilegiada por aquellas Tabacaleras del sobrino avispao de don César?-, se hacía sin ningún rubor.
Después ya le daríamos algún consejito de administración, que fuera del hemiciclo hace mucha caló y se pasa mucha hambre. Las puertas giratorias que tan bien dan de comer a Elena Salgado, Josu Jon Imaz, Pedro Solbes, Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana, Ignacio López del Hierro, Felipe González, José María Aznar, Ángel Acebes.... Paró que se me alarga el artículo, aunque la lista amenaza con incrementarse a la vuelta del verano porque habrá que colocar a los Rubalcaba, Madina, Joaquín Almunia y otros intelectuales de cuna.
Las más recientes maniobras en la oscuridad entre el poder político y el empresarial han sido la de las cajas de ahorro que ha perpetuado al presidente de La Caixa con el visto bueno de Moncloa y CiU, así como la concesión de la licencia a Repsol para que busque petróleo en las Canarias. Sin olvidar, el besamanos que Soraya Sáenz de Santamaria le va a hacer este fin de semana al presidente de ACS, en su periplo por Perú y Chile. Una vicepresidenta que parece haber olvidado que el Ser Superior le va a dejar al Estado un agujero de 1.700 millones por el terremoto del Castor. Una factura que pagaremos todos como buenos hermanos y temerosos del Señor porque de lo contrario la cotización de la constructora se daría un leñazo en bolsa de mil demonios y el presi y sus colegas –los Albertos, los Fluxá y otros emprendedores similares- volverían a tener problemas con sus deudas personales.
Pero si los comuneros de Podemos se consolidan, la denominada casta se sentirá desorientada. De hecho, ya lo está, sensación por la que no dejan de preguntar cuál será el efecto inmediato en sus negocios por la más que probable dispersión de los votos en el Congreso. Con los que él que escribe ha tenido oportunidad de conversar dan por hecho que la llama popular no se va a apagar por más que el paro se maquille con empleos de a 600 euros al mes y sin protestar. Al contrario, el desencanto de la gente va a echarle leña al fuego. Su preocupación es tal que más de uno ha pedido audiencia en el nuevo PSOE para empezar a estudiar como neutralizar a estos cuerdos exaltados.
La situación no deja de ser otra broma de mal gusto para la ciudadanía, un nuevo ejemplo de la hipocresía del sistema, porque los prebostes de las élites que pusieron a caer de burro a los socialistas que gobernaron España en la peor crisis financiera que se recuerda requieren ahora de la connivencia de los de Ferraz para negociar en la sombra un posible gobierno de concentración por si “lo nuestro” estuviera en peligro.
Dado por descontado que la recuperación económica será lenta y que no dará muchas alegrías a medio plazo, la inquietud de los consejeros delegados no son los números, que ya empiezan a salir tras los ajustes acometidos en plena tormenta. Lo que les quita el sueño es la atmósfera política, los caballos a los que habrá cebar para que el carro no se descarríe. O como convencer al líder de Podemos, que ya pisa la alfombra dle Ritz, de que forme parte del organigrama, que siempre le será más rentable.
Pablo Iglesias sabe el boquete que ha abierto en el PSOE, hasta el punto que va a hacer lo imposible para que no se recomponga. Y también en el sistema, que ya le ha acusado de matar a Manolete y a los payasos de la tele. Pero probablemente no sea consciente de que su fantasma ya se sienta en los consejos de administración de lo más granado de la empresa española. Los ecos del famoso 25-M ya alcanzaron a Zarzuela. Ahora su levantamiento llega aguas abajo. Cómo se pone el patio.
Sean Felices.
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