Las mejores pastelerías de Madrid
Finanzas.
Fonty
Fonty es una propuesta relativamente nueva (llevan 8 meses de rodaje en Castelló, 12) basada en la calidad de las materias primas y el uso de técnicas tradicionales francesas. Se diferencia de otros establecimientos en que todos los productos se elaboran in situ, hasta el punto de que los clientes pueden ver el proceso a través de un ventanal al obrador. «En esta nueva época de las pastelerías «monas» con croissants congelados y chocolates semi-industriales, Fonty surge como una opción sincera, entregando al cliente conocedor un producto de alta gama a un precio asequible», defiende su propietaria y el alma máter del lugar, Marie Valdez. Su croissant de mantequilla es uno de los mejores de la ciudad.
Pomme de Sucre
El maestro pastelero Julio Blanco, galardonado por la Real academia de Gastronomía con El Premio Paco Torreblanca al Mejor pastelero repostero de 2011, firma las creaciones de este establecimiento, situado en la calle Barquillo, 49. Aunque los productos llegan semiacabados desde la casa madre en Gijón, destacan igualmente por su creatividad. En la carta, brillan los hojaldres, las milhojas y, sobre todo, la bollería artesana, tanto para desayunos y meriendas como para caterings. En Navidad, el panettone (que se vende durante todo el año) es uno de los grandes «best sellers». Desde el equipo de Pomme de Sucre presumen de cuidar a la clientela con detalles como las tazas de porcelana.
Oriol Balaguer
El laureado pastelero y maestro chocolatero catalán tiene en José Ortega y Gasset 44 su sede madrileña. En este establecimiento (que se asemeja más a una joyería que a una confitería), se degustan algunas de las espectaculares creaciones de este profesional, apodado el «arquitecto de la gastronomía» (no en balde pasó 7 años al mando de Ferrán Adrià en el Bulli). Entre sus productos estrella destaca la tarta de ocho texturas, una tentación que mezcla ocho sublimes capas de chocolate «gran cru» (también tiene una versión en pastel individual). No obstante, la novedad es el Cacao en dos tiempos, un pastel de chocolate, cubierto de frambuesa, con una base rematada por singulares nubes colores
Mamá Framboise
Alejandro Montes, mejor pastelero joven de España en 2006, mejor chocolatero de España en 2007 y medalla de oro del Open de France de Desserts en 2010, entre otros, es el responsable del éxito de esta confitería que tiene dos sedes en la capital madrileña: una en Fernando VI y otra en Goya 5, abierta al calor del éxito de la primera. A la hora de la merienda, es casi imposible encontrar sitio en las mesas de su salón de té, donde los clientes se deleitan con piezas de bollería (croissants o pains au chocolat al estilo francés), en un ambiente acogedor, marcado por la decoración Provenzal. También disponen de una oferta salada. Como curiosidad, elaboran letras de chocolate, ideales para hacer un regalo «muy dulce».
Moulin Chocolat
Situado frente al parque del Retiro, en la calle Alcalá 77, el pequeño establecimiento del Moulin Chocolat llama la atención de cualquier paseante. Es imposible no detenerse para «comerse con los ojos» los dulces de colores o las trufas que se exponen en su cristalera. El reputado repostero Ricardo Vélez está al frente del establecimiento que brilla, sobre todo, por sus macarons, que Vélez ha reformulado para adaptarlos al público español. Los de Moulin Chocolat son con crema inglesa y chocolate. Más cremosos pero también más perecederos que sus hermanos franceses (sólo duran 2 días). Con esta receta, se ha convertido en proveedor de macarons de la embajada de Francia.
Harina
«La necesidad de reinventarse por la crisis» llevó a Carmen Baudin a abrir el primer establecimiento de Harina en la Plaza de la Independencia, 10, con vistas a la Puerta de Alcalá y al parque del Retiro. Desde ese 2009, la marca ha inaugurado otras 5 cafeterías y prepara la apertura de una sexta. Precisamente, por su vocación más mayoritaria, Harina no llega a las cotas de creatividad de Oriol Balaguer ni fabrica todos sus productos in situ como Fonty, por poner dos ejemplos. Su éxito radica en que aúna unos espacios muy agradables (con una decoración en la que destaca el blanco) con una panadería casera a base de masa madre y una pastelería de producción propia. En Harina presumen, sobre todo, de no utilizar ningún conservante, colorante o mejorante en sus elaboraciones, tal y como nos explica Carmen Baudin. Entre los productos favoritos de los clientes destaca la tarta de zanahoria que se hace con harina integral y azúcar moreno.
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