El Financial Times retrata a los “nuevos trabajadores pobres” de España
El rotativo analiza cómo España se ha convertido en símbolo de recuperación a costa de la precarización del trabajo, cada vez más temporal.
Periódico Financial Times
E.B. / 05-08-2015 • 13:40
“Durante los últimos años, España se ha ganado la admiración internacional por dar la vuelta a su inestable economía”, analiza elFinancial Times, que retrata las consecuencias de las “impopulares” políticas de austeridad y las “dolorosas” reformas económicas, especialmente sobre el mercado de trabajo. Aunque, según el diario, España está camino de crecer en más de un 3% este año y su número de desempleados disminuye, el precio lo están pagando los trabajadores precarios: “en julio, el paro se redujo en 74.000 personas, el mejor mes desde julio de 1998. Sin embargo, de los 1,8 millones de contratos laborales que se firmaron durante el mes, solo el 6,9% eran contratos indefinidos”. El rotativo afirma que “el mercado laboral de dos niveles” sigue arraigado en España tras la crisis.
Porque en España uno de cada ocho trabajadores gana una cantidad igual o menor al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Antes de la crisis, solo le ocurría a uno de cada 12 trabajadores. Los salarios han disminuido en todos los ámbitos, analiza el mismo medio, pero especialmente para quienes se ven obligados a permanecer en el sector de empleo temporal. Según datos de Fedea, un trabajador que antes trabajara de forma indefinida y que ahora lo hace de forma temporal, gana de media un 48% menos.
El análisis destaca el mercado laboral como un campo de batalla político clave: Mariano Rajoy, con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, saca pecho en las encuestas. Porque, según declara el profesor Pablo Simón de la Universidad Carlos III al rotativo, “lo importante de cara a las elecciones no es el crecimiento económico, sino la percepción del crecimiento económico”. Otro profesor, Marcel Jansen, de la Universidad Autónoma de Madrid, declara al Financial Times: “Los trabajadores pobres son una realidad en España ahora”, y añade que los empresarios han aceptado la “cultura de la propiedad, simplemente se han acostumbrado a ella”.
En 2007, uno de cada seis contratos tenia una duración igual o inferior a una semana. A día de hoy es uno de cada cuatro. Y la duración media de los contratos cayó de 78 días a 52 en el mismo periodo. El periódico señala que los contratos temporales de baja cualificación son hoy un “lugar común”, pero también en profesiones de clase media como la enseñanza: “El año pasado, por ejemplo, más de 174.000 docentes perdieron sus puestos de trabajo entre mayo y agosto, y solo fueron contratados de nuevo cuando el año escolar se puso de nuevo en marcha”, se lee en la noticia.
El análisis advierte de que la rotación constante de los trabajadores con contratos temporales no tiene mucho sentido: "¿Dónde está el incentivo para que una empresa invierta en su capital humano? Si sabe que va a despedir a sus trabajadores en dos años”, declara el profesor de Economía José Ignacio Conde-Ruiz.
El Financial Times también recoge el testimonio de una trabajadora en un centro de inserción laboral en Villaverde, en Madrid, que admite que “nadie puede ganarse la vida con algunos de los contratos” que ofrece. La mayoría son para trabajos a tiempo parcial, con sueldos en torno a 285 euros al mes. Además, la trabajadora afirma que las nuevas exigencias a los trabajadores van más allá de salarios y horas de trabajo: “Ahora se les exige a los camareros que lleven sus propios uniformes”, lamenta. “Pero tenemos millones de parados en España”, concluye la trabajadora social; “siempre hay alguien que va a decir que sí”.
Porque en España uno de cada ocho trabajadores gana una cantidad igual o menor al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Antes de la crisis, solo le ocurría a uno de cada 12 trabajadores. Los salarios han disminuido en todos los ámbitos, analiza el mismo medio, pero especialmente para quienes se ven obligados a permanecer en el sector de empleo temporal. Según datos de Fedea, un trabajador que antes trabajara de forma indefinida y que ahora lo hace de forma temporal, gana de media un 48% menos.
El análisis destaca el mercado laboral como un campo de batalla político clave: Mariano Rajoy, con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, saca pecho en las encuestas. Porque, según declara el profesor Pablo Simón de la Universidad Carlos III al rotativo, “lo importante de cara a las elecciones no es el crecimiento económico, sino la percepción del crecimiento económico”. Otro profesor, Marcel Jansen, de la Universidad Autónoma de Madrid, declara al Financial Times: “Los trabajadores pobres son una realidad en España ahora”, y añade que los empresarios han aceptado la “cultura de la propiedad, simplemente se han acostumbrado a ella”.
En 2007, uno de cada seis contratos tenia una duración igual o inferior a una semana. A día de hoy es uno de cada cuatro. Y la duración media de los contratos cayó de 78 días a 52 en el mismo periodo. El periódico señala que los contratos temporales de baja cualificación son hoy un “lugar común”, pero también en profesiones de clase media como la enseñanza: “El año pasado, por ejemplo, más de 174.000 docentes perdieron sus puestos de trabajo entre mayo y agosto, y solo fueron contratados de nuevo cuando el año escolar se puso de nuevo en marcha”, se lee en la noticia.
El análisis advierte de que la rotación constante de los trabajadores con contratos temporales no tiene mucho sentido: "¿Dónde está el incentivo para que una empresa invierta en su capital humano? Si sabe que va a despedir a sus trabajadores en dos años”, declara el profesor de Economía José Ignacio Conde-Ruiz.
El Financial Times también recoge el testimonio de una trabajadora en un centro de inserción laboral en Villaverde, en Madrid, que admite que “nadie puede ganarse la vida con algunos de los contratos” que ofrece. La mayoría son para trabajos a tiempo parcial, con sueldos en torno a 285 euros al mes. Además, la trabajadora afirma que las nuevas exigencias a los trabajadores van más allá de salarios y horas de trabajo: “Ahora se les exige a los camareros que lleven sus propios uniformes”, lamenta. “Pero tenemos millones de parados en España”, concluye la trabajadora social; “siempre hay alguien que va a decir que sí”.
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