sábado, 3 de octubre de 2015

Ayto. de Oviedo...algo más que cien días.

Algo más que cien días de Gobierno local en Oviedo
“El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez”. (Adolfo Bioy Casares).

En efecto, más de cien días sin gabinismo en la política vetustense. En efecto, contra todo pronóstico y también contra la mismísima FSA, se alcanzó un acuerdo in extremis para que la izquierda (en este caso, no sólo de siglas) gobernase en nuestra heroica ciudad. Tres partidos distintos y un solo afán verdadero: dejar definitivamente atrás un periodo que se alargó demasiado. Y no sólo dejarlo atrás por el hecho de que el primer edil carbayón ya no es del PP, vive el cielo que no, sino también para que otra etapa en Oviedo, sin continuidad posible con la anterior, eche a andar y no tenga vuelta atrás.
Y, a pesar de desencuentros, de claras muestras de descoordinación y de algunos episodios de egocentrismo mayúsculo, todos los componentes del actual Equipo de Gobierno de Oviedo parecen, por fortuna, tener muy claro que, bajo ningún concepto, sería del caso desaprovechar la ocasión.
Es decir, “coinciden en lo fundamental”. Y esta vez la expresión no es retórica. Digo esto, recordando una anécdota que me refirió en su momento Manuel Fernández de la Cera, cuando me contó los problemas a los que tuvo que enfrentarse en pleno tardofranquismo a resultas de haber publicado un artículo en “Asturias Semanal” donde denunciaba determinadas trapisondas y trapacerías de entonces. Y, al acudir a una autoridad de la política oficial con mucho mando en plaza en la cuestión, el personaje, tras leer el artículo del catedrático de filosofía, le dijo literalmente:
-Coincidimos en lo fundamental.
Pero tal coincidencia no evitó que Manolo de la Cera pasase por un juzgado.
Esta vez, no. Esta vez la coincidencia en lo fundamental del tripartito va muy en serio. No podría ser de otro modo. Y aquí no hay sitio para la retórica.
Por eso, aunque en modo alguno debe resultarnos sorprendente, no deja de ser significativo el afán de desprestigio hacia el nuevo Gobierno de Oviedo. Para empezar, estoy persuadido de que se insiste tanto y tanto en decir “el tripartito” de forma nada inocente, es decir, tal etiqueta recuerda a experiencias políticas no muy gloriosas ni tampoco muy alejadas en el tiempo tanto en Galicia como en Cataluña.
Para seguir, llama mucho la atención que se pretenda hacer responsable al nuevo Equipo de Gobierno de carencias y fallos clamorosos con los que, en todo caso, se encontraron y no crearon, entre otras cosas, porque hasta el momento no dispusieron de tiempo para ello.
Algo más de cien días, y tienen que enfrentarse no sólo a sus adversarios políticos, lo que, perdón por la perogrullada, va en el cargo, sino también a un innegable acoso mediático. Y, por si ello fuera poco, todo aquello y todos aquellos que hasta ahora fueron intocables no permanecen en un discreto silencio; antes bien, no se cortan lo más mínimo para manifestar su disconformidad con cualquier medida que se niegue a conceder privilegios.
Algo más de cien días, y parece que no hay tregua para un Alcalde que además es una rara avis en su partido, tan de vieja política, y tampoco la hay para sus socios de Gobierno, que, por lo visto, no aciertan nunca.
Se diría, pues, que para ciertos enclaves mediáticos y políticos, no hay en el haber del nuevo Gobierno municipal un solo acierto y todo son errores, cuando no revanchas. ¡Madre mía!
Y, por lo que se ve, los disconformes no están dispuestos a dar acuse de recibo de la transparencia en la gestión, ni del rigor a la hora de aplicar criterios encaminados a subvenciones públicas.
Aquí se trata de descalificar a estos osados personajes que se atrevieron a hacer una suma aritmética que, democráticamente les dio el Gobierno de la ciudad.
¿Cómo se habrán atrevido? Ya no hay respeto, oiga usted.

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