"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"
Voltaire.
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lunes, 26 de septiembre de 2016
ANATOMÍA DEL ASALTO BANCARIO.
¿Dónde están los 30.000 millones de euros del rescate a las cajas, que el Estado no recuperará nunca? No han desaparecido. En realidad se les transfirieron a los grandes bancos que se quedaron con las cajas, en gran medida ya saneadas.
Recuerdo haber escuchado hace ya muchos años a José Manuel Lara, el creador del Grupo Planeta, explicar cómo había comprado su primera editorial. Carecía de dinero para ello y pagó la compra con la venta de los libros que esa misma editorial tenía almacenados. ¿Es eso posible? ¿Se puede comprar una empresa y pagarla con algo que posee la misma empresa? ¿Y un banco? ¿Se puede quedar alguien con un banco de esa manera? No sé si Lara decía la verdad, si ese fue el procedimiento para comenzar a enriquecerse. Lo que es seguro es que otros lo han conseguido con notable éxito. Además en el siniestro mundo de la banca y a costa de los ciudadanos.
En diciembre de 2013, el Estado acordó la venta de las cajas gallegas a un banco venezolano, Banesco, que pagó 712 millones de euros. Habían sido nacionalizadas el 30 de septiembre de 2011, agrupadas ya con el nombre de Nova Galicia Banco. El Estado, con el dinero de todos, metió en ellas 9.000 millones de euros. Un año después de ser vendida, Nova Galicia, ya en poder del banco venezolano, que le cambió el nombre para llamarlo Abanca, obtuvo unos beneficios de 1.157 millones de euros. Con ellos pudo pagar las cajas gallegas sin poner un céntimo de su bolsillo y aún le sobró. La consecuencia fue que el Estado perdió 8.300 millones que ya nunca recuperará.
No ha sido esta la mayor pérdida sufrida por el Estado al vender cajas de ahorros a los bancos. El récord lo ostenta Caixa Catalunya, convertida, como el resto, en banco con el nombre Catalunya Banc. Fue nacionalizada, el Estado aportó más de 12.000 millones de euros para sanearla. Y en 2014 se la vendió a BBVA por 782 millones. En este caso lo que han perdido los ciudadanos con ello ha sido algo más de 11.200 millones de euros, que no volverán a ver. Ese año la entidad arruinada ganó 123 millones.
En los dos casos, el Estado se había comprometido con la Unión Europea a poner a la venta dichas cajas, la imposición fue a cambio del dinero que prestó a España, el llamado rescate bancario. Daba de plazo hasta finales de 2016. Pero el Gobierno no esperó a conseguir una mejor venta. Se desprendió de ellas, casi las regaló, tres años antes en el primer caso y dos y medio en el segundo. Eso sí, el Estado sigue pagando intereses por el dinero que le prestó Europa, y que tiene que ir devolviendo.
Pero es posible llegar más lejos, por ejemplo, quedarse con una entidad bancaria sin gastarse ni siquiera lo que hay dentro de ella. Tan sólo con poner un euro. Eso es lo que le costó al BBVA, en marzo de 2012, la compra de tres cajas comarcales catalanas, agrupadas bajo el nombre de UNIM. Incluso se le garantizó que el dinero público costearía el 80 por ciento de posibles pérdidas ¡en los 10 años siguientes! Eran entidades arruinadas a las que el Estado había tenido que aportar antes casi mil millones de euros. 14 meses después de pasar al BBVA, la arruinada UNIM ya daba beneficios.
Hubo otro caso aun más notable, el del Banco de Valencia. Era propiedad de la primera caja valenciana y en 2012 estaba ya quebrado de hecho. Para sostenerlo el Estado, es decir, todos los ciudadanos, aportó 5.500 millones de euros. Inmediatamente después se lo entregó a la Caixa (no confundir con Catalunya Banc) por el módico precio de un euro. El regalo iba acompañado de un bonito detalle: durante… ¡10 años! el Estado correrá con la gran mayoría de las pérdidas que tenga la Caixa por el “sacrificio de quedarse con un banco fuertemente implantado en la Comunidad Valenciana. Total, otros 5.500 millones más de dinero público que los ciudadanos jamás recuperarán.
Y hay más casos. En diciembre de 2011 se inauguró la costumbre de regalar cajas a algún banco por el módico precio de un euro, tras gastarse enormes sumas en tratar de sanearlas. La primera en salir de la piñata fue la CAM, la sexta caja española en tamañoy la que se encontraba peor. Se la quedó el Banco Sabadell, tras inyectar en ella más de 5.000 millones de euros el Fondo de Garantía de Depósitos, una hucha oficial a la que aportan los bancos para garantizar el dinero de sus clientes. Ese mismo banco se quedó otra entidad pequeña, el Banco Gallego, acompañado de otro regalito: 245 millones que le metió el Estado.
El dinero que el Estado no va a recuperar suma en lo que llevamos de relato 26.300 millones de euros. Hay que añadir pagos varios a bancos agraciados en el reparto por las posibles pérdidas de las entidades regaladas o por cosas no previstas. También para devolver dinero de las preferentes. Total, otros 3.000 millones largos, de dinero del Estado. Así se llega a 30.000 millones de euros que nunca volverán. Fueron aportados por los ciudadanos al mismo tiempo que comprobaban como se les recortaba su sanidad, su educación o las ayudas a la dependencia.
No fue dinero invertido por una decisión política, acertada o no. En ese caso podría llegar a recuperarse. Es dinero público del que sólo podrán sacar partido los bancos que se han quedado con las cajas, en el momento en que lo que permanece de ellas reporte beneficios. Algo que en varios casos ya ha empezado a pasar.
Si alguien tiene una casa en ruinas, se gasta 20.000 millones de euros, pongamos por caso, en rehabilitarla y se la entrega a otra persona, es evidente que los 20.000 millones no han desaparecido. Se los ha quedado el nuevo dueño al que el primero le regaló la casa. Creo que así se entiende bien que los 30.000 millones de euros del rescate de las cajas que el Estado no recuperará jamás, han sido en realidad entregados a los grandes bancos que se han quedado con ellas.
Es sólo una parte del dinero que se gastó el Estado en el rescate a los bancos. Bien contabilizado, suma bastante más de los en total 53.553 millones de euros, de los que se ha hablado. Se acerca a los 69.000 millones. A ellos hay que sumar lo aportado por el Fondo de Garantía de Depósitos, Hace dos semanas el Banco de España señaló que de todo ese dinero público, el Estado sólo ha recuperado hasta ahora 2.686 millones.
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