La amenaza se cumplió. Pedro Sánchez anunció este lunes a la comisión permanente de la ejecutiva federal que quiere convocar congreso ordinario del PSOE y primarias para elegir secretario general el 23 de octubre. Justo el plan que ya se venía barruntando desde finales de la semana pasada, que indignó y desconcertó a sus críticos, y que Ferraz nunca quiso confirmar ni desmentir oficialmente. Pero estaba claro que el líder socialistaiba a sacar la carta de la militancia, y así ha sido. Hizo el anuncio en el arranque de la cita de este lunes, según aseguraron fuentes presentes en la reunión, aunque a esta hora sigue debatiéndose. Otra cosa es que pase el filtro del comité federal.
Sánchez no ha dejado pasar ni un día desde el desastre absoluto "y sin paliativos", que dicen sus detractores, para dar a conocer su órdago. Era su baza para intentar sobrevivir y reforzarse en el cargo, y de paso dilucidar ya la disputa por el liderazgo que desgarra cada vez más al partido. Y la escapatoria que tenía frente a la amenaza que podía llegarle en sentido contrario: la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la ejecutiva, lo que haría caer automáticamente al secretario general y pondría el PSOE en manos de una gestora. Un golpe de mano jamás visto en la cultura de la formación a nivel federal.
Pero la maniobra de Sánchez, en caso de prosperar —para ello tendrá que darle el visto bueno el comité federal del próximo sábado, y habrá que ver si la dirección tiene los números—, dificulta mucho los planes de asalto de los críticos. Porque una vez que el líder ha decidido derivar la guerra a las bases, su defenestración haría ver que se trata de una intriga palaciega perpetrada por los barones. En el fondo, es el mismo juego que recorre las entrañas del PSOE desde hace meses: el enfrentamiento entre cuadros y afiliados. Sánchez está convencido de que sus bases le apoyan, que le aprecian y aplaude su estrategia de llevar el no a Mariano Rajoy y al PP "hasta el final", y desprecian la posición adoptada por la 'aristrocracia' socialista.
A primeros de diciembre, el congreso
La reunión de la permanente de la ejecutiva, el órgano de dirección más reducido y en el que se sientan mayoritariamente los leales al líder, continúa. Y, como advierten dirigentes que están en ella, el asunto "sigue debatiéndose". La permanente propondrá las fechas al comité del sábado. El 39º Congreso formalmente ya está convocado desde el pasado enero, pero se pospuso por acuerdo del máximo órgano de poder en abril, para que no se solapara con la precampaña de las generales del 26-J.
A falta de que la cúpula explique su posición y concrete los calendarios manejados, la idea inicial es que el cónclave se active en el comité de este sábado, y a partir de entonces comenzará a correr un plazo de 60 días. Así, el 2, 3 y 4 de diciembre se celebre el 39º Congreso Federal, con delegados. Pero antes de esa fecha ya se sabría quién es el secretario general: las primarias internas, la consulta a las bases para nombrar a su jefe de filas, tendría lugar el 23 de octubre. Justo una semana antes de la disolución de las Cortes, en caso de que no haya investidura. La operación, por tanto, busca asegurarse la candidatura a La Moncloa si finalmente no hay un nuevo presidente del Gobierno en el plazo de un mes. Al tiempo, el secretario general pretende así obtener, vía plebiscitaria, el respaldo a su estrategia de mantener el no al PP hasta el final y de intentar un Ejecutivo alternativo, con Podemos y Ciudadanos.
Los críticos ya habían advertido desde el viernes que se opondrían a los planes de Sánchez. El viernes, en una rueda de prensa conjunta en Cuenca de los presidentes de Castilla-La Mancha y Aragón, Emiliano García-Page y Javier Lambán, ya calificaron de "irresponsable" y "arbitraria" esa maniobra, de consumarse.
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