Hoy jueves será previsiblemente otra jornada caótica y difícil para los socialistas. Los críticos dan por "muerto" a Sánchez y creen que finalmente tendrá que asumir que ya no es secretario general ni tiene ejecutiva con la que pilotar el PSOE, y se apoyarán en el informe favorable que avanzan que redactará de urgencia la comisión federal de ética y garantías, cuya reunión está prevista por la mañana. Sánchez, por su parte, se ve a las 10:30 con lo que queda de su dirección. En teoría, 18 miembros, y con ellos aprobará una propuesta de convocatoria del congreso extraordinario que elevará al comité federal de este sábado. Pero todo es en sí una situación kafkiana, porque los detractores del secretario general no reconocen ni a esa cúpula ni las decisiones que adopte, porque entienden que ha caído y no existe, del mismo modo que Sánchez y su equipo previsiblemente no asumirán el dictamen de la comisión de garantías, en la que no cuentan con mayoría, por lo que seguirán adelante con su camino y con la convocatoria del comité y del congreso para que la militancia se pronuncie. Un choque de legitimidades total y absoluto en el que ninguno de los bandos se quiere apear del burro. Y si ninguno cede, solo quedará la salida de los tribunales, para que diriman quién tiene razón.
Los sanchistas no reconocen la autoridad de la comisión de garantías, en la que no tienen mayoría, y los críticos ven deslegitimada a la ejecutiva
¿Quién manda en el PSOE? Esa es la pregunta clave y a la que no es fácil responder después de una jornada agotadora, un 28 de septiembre negro, que comenzó con la entrevista de Felipe González en la SER —"Me dijo que se abstendría en segunda votación. Me siento engañado"— y acabó con el anuncio de César Luena, el secretario de Organización, de que la ejecutiva, reducida a 18 miembros, procedería hoy a convocar el congreso. De camino se había producido un hecho inédito en la historia del partido: la dimisión de 17 integrantes de la ejecutiva federal, que sumada a las tres vacantes que ya había, daba un total de 20 abandonos. La cifra mágica buscada por los críticos, puesto que si renuncia la mitad más uno de los miembros de la dirección, cae automáticamente y con ella el secretario general. La cúpula elegida en el congreso de 2014 se componía de 38 miembros, y tres plazas ya habían quedado libres (la del fallecido Pedro Zerolo, la del gallego José Ramón Gómez Besteiro y el canario Javier Abreu).
Tensión en aumento
Ya por la mañana, los detractores de Sánchez habían ido lanzando el aviso de que el golpe contra la cúpula iba a ser inminente, que ya tenían las firmas aseguradas y recogidas. El ambiente, de hecho, se había ido caldeando progresivamente, pues a las declaraciones de González siguió un comunicado del secretario general en el que afirmaba "respetar" las palabras del expresidente pero no modificaría su rumbo, y también una réplica de Luena, y también una entrevista del propio Sánchez en 'eldiario.es' en la que apremiaba a Susana Díaz, su gran rival interna, a decir si apoya o no la abstención al PP e invitaba a sus críticos a marcharse. La bola de nieve, a la par que la indignación, se fue agrandando hasta que pasadas las cinco de la tarde, Antonio Pradas, el hombre de confianza de la presidenta andaluza en Madrid, y nominal número tres de la ejecutiva, presentó las 17 firmas en Ferraz, acompañado de la madrileña Eva Matarín, responsable de Inmigración y muy próxima al defenestrado Tomás Gómez.Ferraz no cuestiona las firmas pero sí considera que los estatutos no avalan la voluntad de los críticos de que haya una gestora, que presidiría Javier Fernández
Luena no puso en duda las 17 rúbricas presentadas. Les dio validez. Pero sostuvo que el camino al final sería prácticamente el mismo al trazado por la dirección el lunes: "La dirección federal liderada por Sánchez lo que va a hacer es cumplir y hacer cumplir las normas y estatutos del partido, convocar un comité federal que convoque un congreso extraordinario y que se preserve lo más importante, la voz y el voto de los militantes". En todo momento, el secretario de Organización —al que los críticos despojan del cargo y lo llaman "compañero Luena", como hizo Pradas— apeló a las bases, a que Sánchez era el garante de sus derechos, mientras que sus rivales solo pretenden taparles la boca: "Quienes temen a los militantes o no quieren que hablen, ¿pueden dirigir el PSOE? En el PSOE se tiene que tener el respaldo de los militantes para dirigir. No caben atajos, ni artimañas, ni golpes".
Sánchez se atrinchera, se niega a una gestora y lleva la guerra al comité federal
¿Igual o no a 2000?
Para los sanchistas, la situación actual no es equiparable a la de 2000, cuando Joaquín Almunia dimitió como secretario general y el comité federal pactó una "comisión política" para pilotar la transición hasta la desembocadura del 35º Congreso, en el que venció José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora, ni ha renunciado el máximo responsable del partido ni hay ni habrá posibilidad alguna entre las distintas facciones de acordar una gestora semejante a aquella que presidió Manuel Chaves.Los colaboradores de Sánchez entienden que no se puede trasplantar el caso de 2000: porque el líder no ha dimitido y porque no hay acuerdo para la gestora
Los críticos no reconocen ninguno de los movimientos de la ejecutiva de Sánchez. Antonio Pradas volvió a la sede y, a las puertas, rodeado de una nube de periodistas, ejerció por primera vez de portavoz de los díscolos: la dirección no está ya "legitimada", porque tras la dimisión de 17 de sus miembros (y tres vacantes) "queda disuelta" y no puede actuar como "juez y parte". Así que Ferraz lo único que puede hacer, a su juicio, es "cumplir la ley" y "restablecer la normalidad".
Los críticos registran en Ferraz las 17 dimisiones para tumbar a Sánchez
Batalla campal
Distintos dirigentes críticos coincidían anoche en que Sánchez "está muerto", "por mucho que no se quiera dar cuenta" y "se quiera atrincherar". Su ejecución, subrayaban, es real e irreversible, puesto que dimitió la mitad más uno de los miembros de su dirección, y aunque admiten que en los estatutos no se liga la palabra 'gestora' al escalón federal, sostienen que "por analogía" a lo que pasa en los ámbitos inferiores, la creación de la gestora es un paso "mecánico", no discrecional. Gestora, por cierto, que en principio estaba previsto que presidiera Javier Fernández, el jefe del Principado de Asturias, un referente moral del partido, de perfil componedor y "sin ambiciones personales", como recuerdan en su entorno. Agregan que antes de perpetrar el 'asalto' a Ferraz ya contaban con sólidos informes jurídicos que avalaban la ofensiva.La rivalidad de los dos bandos será máxima en el comité del sábado, si se celebra, porque no está claro ni quién lo convocará ni con qué orden del día
Los disidentes anticipan que a Sánchez le ocurrirá lo que a Gómez en su día: se enrocó en las primeras horas, pero al final tuvo que sucumbir y la decisión de Ferraz se impuso. Ahora, prevén, pasará lo mismo: en cuanto la comisión de garantías dictamine a su favor, la ejecutiva restante será "ilegal" y no tendrá definitivamente poder. Los críticos, además, confían en que los perfiles "más sensatos" del equipo de Sánchez —dirigentes como el expresidente del Congreso Patxi López; la presidenta balear, Francina Armengol, o la baronesa cántabra, Eva Díaz Tezanos— entren en razón y no se sumen al "teatro" de Sánchez y Luena. Por eso apuntan que será interesante comprobar qué dirigentes acuden hoy a la cita en Ferraz. Tezanos, según fuentes de su círculo, no tenía previsto viajar a Madrid. La nueva 'dirección' de Sánchez tiene un problema: el artículo 6 del reglamento de la ejecutiva federal señala que esta solo se constituye válidamente si hay quórum. O sea, si están presentes la mitad más uno de sus miembros. Y al líder no le dan los números: como mucho, podrá congregar a otros 17 responsables, aparte de él mismo.
¿Quién manda ahora en el PSOE? Los cinco escenarios de la batalla socialista
Oficialistas y críticos admiten que la pugna por el control del PSOE puede dirimirse en los tribunales. El PSOE camina para algunos a la "autodestrucción"
Los más optimistas señalan que el PSOE logrará salir de su guerra, aunque "costará", y mucho. Los menos, que el partido puede entrar en una espiral de "autodestrucción" que comenzará con la pugna en los tribunales para que decidan si cabe adoptar medidas cautelares, y seguirá con la fractura del grupo parlamentario y con la quiebra vertical de toda la formación. El panorama es dantesco, se mire por donde se mire. El PSOE está en un callejón sin salida, en una ratonera auténtica de la que nadie saldrá indemne. Ni Sánchez ni Díaz, ni oficialistas ni críticos. La guerra civil será descarnada y dejará muertos por el camino.
Sin la foto del hijo y con los periodistas en la calle
A partir de las cinco de la tarde, cuando se supo que Antonio Pradas
se dirigía con Eva Matarín a la sede federal a presentar las 17 firmas
de los dimisionarios, se comenzaron a llenar la acera de Ferraz, 70, de periodistas, y luego de militantes y curiosos. Pradas, ya exsecretario de Política Federal, denunció que ni siquiera le dejaron entrar en su despacho a recoger sus efectos personales. Ni la foto de su hijo.
Cerca de las siete, el equipo de Comunicación del líder remitió un mensaje a los medios para prevenirles de la comparecencia de César Luena. Solo entonces se les permitió subir a la sala de prensa, en la primera planta. Acabada la rueda, y después de que los colaboradores de Sánchez explicaran algunos detalles técnicos, Ferraz pidió a los periodistas que desalojaran la sede y se marcharan por el garaje. Algo insólito porque siempre se les permite trabajar allí hasta que acaban su trabajo. Era minutos antes de que volviera Pradas a Ferraz, que habló brevemente a los informadores desde la puerta, contestó una pregunta y se marchó.
Cerca de las siete, el equipo de Comunicación del líder remitió un mensaje a los medios para prevenirles de la comparecencia de César Luena. Solo entonces se les permitió subir a la sala de prensa, en la primera planta. Acabada la rueda, y después de que los colaboradores de Sánchez explicaran algunos detalles técnicos, Ferraz pidió a los periodistas que desalojaran la sede y se marcharan por el garaje. Algo insólito porque siempre se les permite trabajar allí hasta que acaban su trabajo. Era minutos antes de que volviera Pradas a Ferraz, que habló brevemente a los informadores desde la puerta, contestó una pregunta y se marchó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario