El 19 de octubre, el Parlamento andaluz celebra el debate sobre el estado de la comunidad. Si el órdago de Pedro Sánchez se cumple y forcejea con los barones para blindarse y propiciar un congreso federal en dos actos,Susana Díaz tendría que enfrentarse en primarias a secretario general apenas una semana después de afrontar una de las citas más importantes en la Cámara autonómica. Un debate en el que de nuevo el foco estaría puesto en su salto a la política nacional y no en los problemas de la comunidad. Un clásico ya.
En este momento el Presupuesto andaluz está en el aire por laincertidumbre política en España y la mayoría de las grandes inversiones, sobre todo en materia de infraestructuras, están amenazadas por alretirada de fondos estructurales de la Unión Europea como castigo por el incumplimiento del déficit. El golpe judicial de los ERE va a sentar en el banquillo a dos expresidentes y la gestión de toda una década socialista. La oposición se aferra al caso de los cursos de formación para seguiragitando la corrupción en Andalucía. La sanidad y la educación públicas han estrenado revueltas y protestas tras el verano. Y Susana Díaz debería subirse al atril con todo el mundo pendiente de si anuncia su marcha de la Junta y activa su sucesión. Muchos han recordado que precisamente su antecesor, José Antonio Griñán, aprovechó ese debate para arrancar la maquinaria sucesoria en 2013 que la llevaría a ella a la presidencia.
Sin tiempo ni relato para la sucesión
El retrato es duro. Los socialistas andaluces no se creen que Pedro Sánchez vaya a adelantar ese congreso y forzar unas primarias a finales de octubre. Creen que es solo una amenaza. Oficialmente no le dan credibilidad. “Es una irresponsabilidad tan grande mezclar el debate orgánico con la gobernabilidad de España que es imposible de creer”, señala un dirigente del PSOE andaluz. Pero lo cierto es que esta jugada de Sánchez, de cumplirse, dinamitaría cualquier posibilidad de Díaz de ir a un congreso federal y convertirse en secretaria general del PSOE sin arriesgarlo todo. No solo serían unas primarias convertidas en una guerra cruenta y a cara de perro con Sánchez que la dirigente andaluza siempre ha querido evitar. Es que no hay salidas a corto plazo para ordenar susucesión y dejar a salvo el feudo socialista, la principal comunidad autónoma donde sobrevive el PSOE. Donde ya hay señales de alerta y el PP ganó en las últimas elecciones generales. Dicen que en unos terceros comicios, según algunos sondeos no publicados, la diferencia del PP aumentaría mucho y la derrota de Díaz sería importante.
Si Pedro Sánchez se atreve a activar el botón nuclear del congreso exprés, Susana Díaz hará todo lo posible por dinamitar sus planes antes del comité federal
En este escenario, si Ferraz se atreve a activar el botón nuclear, Susana Díaz va a hacer lo imposible por dinamitar el comité federal antes de que se celebre. Nadie sabe qué va a hacer exactamente Pedro Sánchez, pero sí saben que el secretario general va a consultar a la militancia. Ya sea mediante un referéndum para avalar un Gobierno alternativo a Mariano Rajoy o adelantando el congreso federal a otoño, antes de las terceras elecciones. En cualquiera de los dos escenarios, Susana Díaz, admiten incluso los suyos, es la que más arriesga. Sánchez pierde el poder orgánico pero la baronesa andaluza se ve obligada a tirar por la borda el poder institucional y el Gobierno de Andalucía para, a lo mejor, no ganar frente a Sánchez o ganar el pulso orgánico y quedar desacreditada en las urnas en un momento muy complicado.
No irá a terceras elecciones
La idea de que Susana Díaz no va a ir a terceras elecciones en un juego de todo o nada propiciado por Sánchez está instalada a fuego en el PSOE andaluz. Alegan la “responsabilidad” del Gobierno de Andalucía. Admiten que quemarse así, de forma gratuita, no va a arreglar nada. El problema añadido que enfrenta la presidenta de la Junta es que lleva un año garantizando a todos los barones y referentes de su partido que se han alineado con ella que cuando hubiera congreso iba a concurrir. Un mensaje que ha trasladado además a los grandes empresarios del país. Si hay congreso de verdad, ¿cómo va a decir ahora que no?, se preguntan muchos en las filas socialistas.
La sucesión en Andalucía, en el partido y en el Gobierno está planteada pero no cerrada. Susana Díaz no ha dejado claro nunca ni de forma abierta cómo va a ser el reparto de poder pero sí hay insinuaciones y gestos. En el PSOE andaluz creen que la secretaría general del partido será paraFrancisco Reyes, líder en Jaén. Fue uno de los enemigos internos en Andalucía con los que Susana Díaz recompuso relaciones tras la marcha de su antecesor, José Antonio Griñán. Desde entonces, se ha convertido en uno de sus principales aliados. En la Junta quedaría alguien del PSOE de Sevilla para preservar ese juego de equilibrios territoriales que son marca de la casa del partido en Andalucía. Los señalados son el consejero de Turismo, Javier Fernández, y la líder del partido en Sevilla, Verónica Pérez, una de sus grandes amigas desde las Juventudes Socialistas. La posibilidad de que se quede al frente del Ejecutivo el actual vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios, suena pero cada vez con menos fuerza.
La presidenta planea dejar el PSOE andaluz en manos del líder de Jaén, Paco Reyes, y la Junta para Sevilla, en un equilibrio territorial marca de la casa
En cualquier caso la maquinaria sucesoria no está preparada. No hay ninguna previsión de que Susana Díaz acepte el reto del congreso exprés porque el momento es el peor de todos los que han tenido por delante para acabar con Pedro Sánchez. La guerra interna se remonta a hace ya casi dos años. En el PSOE andaluz admiten que la defenestración de Tomás Gómez supuso el inicio oficial de las hostilidades. Hubo movimientos para tratar de descabalgar al secretario general tras las pasadas municipales de mayo.
Estuvieron a punto —pero algunos barones se enfriaron— de forzar su dimisión el pasado diciembre tras la “derrota histórica” de las generales. No lo hicieron. Ahora se lamentan de lo que creen que fue un acto equivocado de “generosidad”. Ya antes, Susana Díaz dejó pasar el AVE tras la marcha de Alfredo Pérez Rubalcaba. El “gran timonel”, como lo llaman ahora los sanchistas convencidos de que el ex secretario general es quien maneja los hijos, le abrió las primarias frente a Eduardo Madina y ella se apeó del AVE.
Arriesga todo
Ahora, con la consulta a la militancia, Susana Díaz se lo juega todo. Incluido, su feudo. El aparato socialista en Andalucía está convencido de que tiene la mayoría para propiciar la salida inmediata de Sánchez. Quienes saben de cuentas en el PSOE advierten de que tienen 15 miembros de la ejecutiva federal dispuestos a dimitir, contando con que el presidente valenciano, Ximo Puig, y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se decidieran a dar ese paso definitivo. Al parecer, ninguno de estos dirigentes, con responsabilidades de gobierno en sus comunidades, se han manifestado con total claridad sobre esta operación, según confirman fuentes socialistas. También están convencidos los críticos de que cuentan con la presidenta del PSOE, la andaluza Micaela Navarro, aunque ella en los últimos tiempos ha tratado de mediar entre Susana Díaz y Pedro Sánchez y se ha apartado de muchos de los gestos y críticos de los socialistas andaluces.
Los sanchistas llevan tiempo moviéndose en Andalucía y aseguran que habrá plataformas de apoyo en cada provincia
De abrirse un proceso de consulta a la militancia, vía primarias exprés o por referéndum sobre un Gobierno alternativo, el PSOE andaluz se muestra convencido de que aglutinarán una mayoría abrumadora a favor de Susana Díaz. Críticos hay y en los últimos tiempos hacen más ruido, según admiten, pero no les conceden importancia. Desde Ferraz sí se han movidoen los últimos meses. Cuentan con dos plataformas de apoyo a Pedro Sánchez en Málaga y Granada. No son demasiado relevantes aunque desde la dirección federal creen que harán daño al liderazgo de Susana Díaz. Además preparan lanzar plataformas de apoyo al secretario general en cada provincia. Ferraz calcula que necesita el 20% del apoyo de la militancia andaluza para ganar el pulso y cree que puede superarlo. Miran a las primarias que enfrentaron a Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Sánchez, tras ordenar Susana Díaz la movilización de la militancia a su favor, logró el 61,20% de los votos.
Ahora curiosamente utilizan esos datos para asegurar que hay malestar en muchas provincias contra Susana Díaz que puede canalizar el actual secretario general a su favor. Y además insistirán en el relato ante la militancia de que se trata de votar a Pedro Sánchez para desalojar al PP y a Mariano Rajoy del poder o de votar a Susana Díaz para que dé paso a un Gobierno del PP. Un relato perverso y diabólico, aseguran desde Andalucía, pero un relato que en la militancia andaluza muchos veteranos del PSOE admiten que está empezando a calar también en su territorio pese a "la Fuerza del Sur", el 'hashtag' de la presidenta de la Junta en las redes.
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