El Tribunal Constitucional (TC) ha dejado en el limbo la celebración de un referéndum unilateral en Cataluña en septiembre de 2017, tal y como ha anunciado en varias ocasiones el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,
lo que abre un nuevo frente de conflicto en esta comunidad. Y es un
nuevo frente de conflicto porque, a tenor de esperado, ya estaban
previstas diversas actuaciones para tratar de sacar provecho por parte del independentismo más radical.
Ya lo preveía Poble Lliure, uno de los partidos que componen la CUP,
en un documento fechado el pasado 9 de noviembre: “Sabemos muy bien que
la propuesta de referéndum pactado volverá a fracasar. Ahora bien, este procedimiento puede tener una parte positiva
si sirve para arrastrar a sectores que todavía son reticentes a la
unilateralidad. A pesar de todo, una vez fracase de nuevo el intento de
acuerdo, el independentismo ha de tirar millas y no encallarse
intentando buscar eternamente este pacto que no llegará”. Lo único que
les hace falta ahora es “una estrategia común del independentismo” y que
el Gobierno catalán se ponga a la vanguardia para actuar como ariete en el choque de trenes, desobedeciendo las leyes españolas.
Pero,
aparte de la vía de la confrontación directa, queda también abierta
otra vía: la que propuso Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP), la plataforma
que agrupa a Podemos, ICV, Guanyem, Equo y Procés Constituent. Se trata
de una resolución del Parlamento catalán, aprobada el mismo día del debate de política general que la que ha sido anulada por el TC. La propuesta insiste en un referéndum pactado
con el Gobierno español y fue aprobada con un voto más que la anulada
por el TC, que solo fue apoyada por Junts pel Sí (JxS) y la CUP, que
sumaban 72 votos.
Se trataría, pues, de la ‘vía Podemos’ para zanjar el conflicto catalán.
La resolución, que no ha sido impugnada, señala que el Parlament anima a
realizar todos los esfuerzos “encaminados a la celebración de un referéndum que tenga las máximas garantías de inclusión para el conjunto de la sociedad catalana en la convocatoria, la formulación y la organización, que estimule la más amplia participación y que busque el reconocimiento previo de la UE y de la comunidad internacional, con el objetivo de que, de esta consulta, se desprendan efectos políticos y jurídicos reales
en concordancia con la voluntad democrática expresada por la
ciudadanía”. El texto también acordaba “impulsar las iniciativas
políticas y parlamentarias necesarias ante el Estado español para hacer
posible la celebración de un referéndum sobre la opinión de la
ciudadanía de Cataluña con relación al futuro político de Cataluña como
nación”. La diferencia entre las dos resoluciones es que esta añade que
se negocie el pacto del referéndum con el Estado.
Los comunes llevarán la aplicación de esta vía a la cumbre convocada por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el próximo 23 de diciembre. El portavoz parlamentario de CSQEP, Joan Coscubiela,
señaló ayer por la tarde que el ‘president’ “ha de saber leer la
situación política” y apostar por su resolución. Y tiene otra baza a su
favor: al haber obtenido un voto más que la resolución secesionista
anulada ahora por el TC, es obvio que “tiene más capacidad de consenso y más garantías políticas y jurídicas”.
“La agenda no varía”
En
las filas de JxS no se ve mal la ‘vía Podemos’. “El fallo del TC no
varía la agenda de Junts Pel Sí ni del Govern para los próximos meses.
Como hay resoluciones casi idénticas que no han sido impugnadas, siempre las podremos hacer servir”, señala a El Confidencial Jordi Turull, presidente del grupo parlamentario de JxS.
No es una vía para desechar. El presidente del Institut d’Estudis de l’Autogovern (IEA), Carles Viver Pi i Sunyer,
admitió ayer en la comisión de Asuntos Institucionales del Parlamento
catalán que Puigdemont le pidió un informe el pasado mes de abril sobre
las posibilidades de celebrar un referéndum pactado con el Estado.
Viver, que había sido vicepresidente del TC y presidente del Consejo
Asesor para la Transición Nacional (CATN) con Artur Mas, conoce
el tema al dedillo. Y sus conclusiones fueron que, después de los
informes que había hecho su organismo asesor, habría un escollo
importante: es necesaria una reforma constitucional para una acción de
estas características. ¿Y quién está dispuesto a esa reforma? Viver
considera que esa reforma es aún más difícil que la propia
independencia. Pero de momento admitió que se han estudiado también las
partes no impugnadas de las resoluciones del Parlamento catalán.
Por su parte, Jordi Turull critica “el sectarismo del TC, que llega a dictar un fallo contra una resolución pero no se mete con otras similares. Lo que demuestra esto es que están obsesionados
con todo lo que hace JxS y la CUP”. De ahí que este miércoles estas dos
formaciones hayan rechazado que la Cámara catalana proponga dos nombres
de magistrados para el TC. “Es un tribunal deslegitimado porque ya no interpreta normas, sino que funciona estrictamente como un tribunal sancionador”,
argumentan. De ese modo, fueron rechazados los dos nombres de los
candidatos propuestos por los socialistas, mientras los independentistas
renunciaban a proponer candidatos alternativos. El propio consejero de
Justicia, Carles Mundó, señaló ayer por la tarde a la Cadena SER
que es gravísima la paralización del acuerdo del Parlament y criticó el
posicionamiento de un tribunal “elegido a conveniencia de determinados
partidos políticos”.
Todo
este caldo de cultivo va creando una nueva coyuntura política en la que
los gestos son ya tan importantes como las acciones. Turull añade que, a
pesar de los esfuerzos del Constitucional y del Gobierno español, “tenemos un mandato del Parlament para hacer el referéndum y de alguna manera cumpliremos nuestro mandato. Lo que es seguro es que la resolución del Constitucional no varía nuestra hoja de ruta y seguiremos haciendo camino”.
Movilización en defensa de Forcadell
Los
independentistas advierten: “Lo que no haremos ahora es desvelar
nuestras bazas. No expondremos el qué, el cómo y el cuándo haremos algo
para no alertar. Parece que lo que quieren es el secretismo y no desvelaremos nuestras intenciones hasta el último minuto”.
Y Turull recalca: “Seguiremos haciendo nuestro trabajo sin descanso”.
En estos momentos, además, presuponer que el referéndum independentista
se va a celebrar en una fecha u otra es “política ficción”. Los
condicionantes ya son demasiados, empezando por el posicionamiento de la
CUP y terminando por el del Gobierno central y la posibilidad de
intervenir la autonomía.
Es más: este jueves, con motivo de la declaración de la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell,
ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), habrá una
movilización total de las fuerzas independentistas, que se concentrarán
ante los ayuntamientos catalanes. Y el viernes, día de la declaración,
habrá nuevas escenificaciones de apoyo en una escalada de
concentraciones que no se veía desde el 11 de septiembre, la Diada de
Cataluña. De lo que no hay duda es de que el universo soberanista ha
recibido para estas navidades un balón de oxígeno que lo revive y hace de nuevo visible, tras meses perdiendo fuelle.
Partidos políticos, agentes sociales y sociedad civil se encuentran en
‘alerta máxima’ para visualizar en las calles de Cataluña un apoyo
masivo a Forcadell y, por extensión, a todos los procesados por algo que
tenga que ver con el ‘procés’.
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