El proceso abierto en Italia para la adquisición del grupo siderúrgico italiano ILVA se resolvió ayer, con la adjudicación a ArcelorMittal y a su socio Mercagaglia. El consorcio que lidera Mittal ofrecía 1.800 millones de euros por la acería italiana, superando a Accitalia, liderada por el indio Jindal Steel, cuya oferta era de 1.200 millones de euros. La decisión de los comisarios extraordinarios del Gobierno italiano aún debe ser comunicada al Ministerio de Desarrollo Económico de Italia, que debe emitir un decreto oficial para ratificar la decisión. Después, un periodo de 30 días se habilitará para comprobar que el plan ambiental presentado por Arcelor se puede cumplir. Tras ello, se iniciará la ejecución del acuerdo de adquisición, siempre que el consorcio que lidera Arcelor supere las condiciones antimonopolio que impone la Unión Europea. En todo caso, Arcelor ya ha dejado claro que la adquisición de Ilva no supondrá desinversiones ni cierres en Asturias.
Arcelor sacó músculo financiero en su oferta, en la que se compromete a realizar inversiones por un importe superior a 2.300 millones de euros tras la compra. Además, pretende producir en Ilva 9,5 millones de toneladas de productos acabados, casi el doble de lo que sale de Asturias y casi tanto como la producción total anual del que aparece como su principal competidor, Jindal Steel, que saca al mercado 12,5 millones de toneladas anuales. Con todo ello, la compañía insiste en no presentar la posible compra del grupo italiano como una amenaza para las factorías del Principado.
La de Ilva en la localidad de Taranto es, además de la instalación de más peso del grupo, una planta siderúrgica integral. Igual que la asturiana. Ambas fabrican, fundamentalmente, productos planos, aunque la italiana también hace tubos sin soldadura. La empresa asegura que con esta adquisición busca entrar al mercado italiano y a sus zonas naturales de exportación, como el norte de África, pero que Ilva no competirá ni robará cuota de mercado a las factorías asturianas. De hecho, sostiene que sus actividades son complementarias.
Es innegable que entre las dos hay similitudes, pero también grandes diferencias. Una de las más importantes es el tamaño. ArcelorMittal, en consorcio con el grupo industrial italiano Marcegaglia, tiene intención de producir en Ilva 9,5 millones anuales de productos acabados. Eso supone un llamativo incremento de la producción actual, situada en unos 5,8 millones de toneladas anuales (se prevé que ya sean seis en 2018). La idea es maximizar la capacidad de fabricación de productos acabados, transfiriendo –en un primer momento– a Taranto hasta cuatro millones de toneladas de desbastes y bobina caliente.
Cabe recordar que la siderúrgica mantiene solo tres de sus cinco hornos altos en funcionamiento, tras sufrir graves problemas ambientales. A medida que vaya cumpliendo las condiciones recogidas en la Autorización Ambiental Integrada, Ilva pasará a producir en sus instalaciones de cabecera unos ocho millones de toneladas y a completar este volumen con unos dos millones adicionales de desbastes y bobina caliente, para mantener la fabricación de productos finales en el entorno de los diez millones de toneladas.
Asturias, en contraposición, produce en la actualidad unos 4,8 millones de toneladas y su objetivo es alcanzar los cinco millones en 2019. Tampoco sale mejor parada en la comparación de las inversiones. El montante para la región en el periodo 2016-2017 supera los 300 millones de euros; una cifra muy positiva que, sin embargo, palidece al lado de los 2.300 millones previstos para la italiana si la operación llega a buen puerto. 1.100 irían destinados a salvar la complicada situación ambiental que atraviesa el grupo, con el objetivo de desarrollar procesos de descontaminación y alcanzar resultados óptimos en áreas claves como las emisiones atmosféricas o el tratamiento de aguas. Pero otros 1.200 estarían dirigidos a inversiones industriales propiamente dichas, en un ambicioso plan, que incluye la remodelación del quinto horno alto. Además, también se ha comprometido la creación de un nuevo dentro de I+D, con una inversión inicial de diez millones.
ArcelorMittal cuenta además con líneas de crédito para respaldar todas estas operaciones por un importe superior a más de 5.000 millones de euros.
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