Javier Fernández mantiene en vilo al socialismo asturiano
Diferentes sectores barajan la posibilidad de que el presidente anuncie en breve si optará o no a repetir como secretario general de la FSA
REDACCIÓN
La Ejecutiva de la Federación Socialista Asturias (FSA) se reunirá la tarde de este viernes para debatir el proceso de cara a la elección de los delegados asturianos en el Congreso Federal que el partido celebrará en junio. Será también la oportunidad de analizar los resultados de las primarias celebradas la semana pasada y que se saldaron con el triunfo de Pedro Sánchez y sus consecuentes efectos colaterales. Entre ellos se cuenta, quizá, la posibilidad de que Javier Fernández señale en esa cita si optará de nuevo a renovar su mandato como secretario general de la FSA o si anunciará que no repetirá. El presidente asturiano, que lideró desde el octubre la gestora del PSOE a nivel estatal, ya había afirmado que no volvería a presentarse como candidato socialista a la presidencia del Principado pero no se ha manifestado aún sobre sus responsabilidades orgánicas en el socialismo asturiano.
En la Ejecutiva autonómica de este viernes se abordarán los preparativos para el «congresillo» del domingo en el que se definirá la delegación asturiana para el cónclave federal. Se hará con acuerdo porque al término de las primarias los diferentes sectores pactaron repartir de forma proporcional a los votos recabados en Asturias por cada uno de los sectores la lista de 45 delegados. De este modo habrá 24 puestos para los sanchistas, 18 para los susanistas y 3 para los partidarios de Patxi López. Con esa mayoría se da por seguro que saldrán adelante las enmiendas susanistas a la ponencia política que fue elaborada durante el mandato de la gestora y que atañen singularmente al modelo de organización del partido. Tras su victoria, Sánchez anunció en Ferraz que quiere ampliar las consultas a la militancia, poner un límite a la duración de las gestoras y reformar también (con una consulta a los afiliados) la revocación de su secretario general. Lo cierto es que las expectativas inmediatas de los socialistas asturianos están puestas en el congreso federal de junio y que el autonómico aún no tiene fecha aunque probablemente se celebre en otoño. Pero muchos acontecimientos se han precipitado.
En la víspera de la Ejecutiva autonómica se produjo el anuncio de dimisión del consejero de Empleo, Francisco Blanco, el único miembro del Gobierno asturiano que no se había posicionado a favor de la la candidatura de Susana Díaz y su marcha --que según el Ejecutivo y el propio consejero se había acordado semanas antes de las primarias pero postergado hasta conocer sus resultados-- obligó a alterar el orden del día en la primera sesión del pleno semanal de la Junta General ya que estaba prevista su comparecencia para responder a una decena de cuestiones de los grupos. El pleno arrancó con una hora de retraso, hasta que los portavoces acordaron un nuevo orden del día, y terminó poco después del mediodía, una sesión brevísima en la que representantes de cada formación valoraron en los pasillos de forma muy crítica la situación del Gobierno regional y la del presidente.
Pocas horas después, el propio Blanco comparecía para desligar su decisión de los procesos internos del partido e insistir en que deseaba volver a la docencia en la Universidad de Oviedo, sin embargo señaló que mantendría su puesto en la Ejecutiva autonómica y se dejó querer, señalando que «estoy dando un paso atrás en la labor institucional y en mi disposición al partido y ahora mismo no estoy en nada de eso» cuando le preguntaron por la posibilidad de que encabezara una lista alternativa, con el respaldo del sector sanchista, a la Secretaría General de la FSA.
De hecho, fuentes sanchistas señalaron a La Voz de Asturias que su predilección pasa la elección de una nueva figura «que responda a la nueva realidad» y que sea elegido «por consenso». La crisis de octubre que terminó en la formación de una gestora y el proceso de primarias fueron extraordinariamente tensos, con fuertes acusaciones y en ocasiones directamente insultos cruzados entre los distintos sectores. Si bien, en Asturias el acuerdo para el reparto proporcional de los delegados fue inmediato y tras las primarias todos se conjuraron para dar una imagen de unidad también han quedado deudas pendientes. La diputada Adriana Lastra, uno de los más fieles miembros del equipo de Sánchez, reclamó en los días sucesivos al proceso que sus contrincantes pidieran perdón y que hicieran «propósito de enmienda». Si los sanchistas desean un relevo en la dirección asturiana también deben medir hasta qué punto las críticas a Fernández minan los apoyos al gobierno socialista autonómico, en minoría con 14 diputados y al que aún quedan dos años de legislatura. En ese sentido, las mismas fuentes apuntaron que «tiene que tomar la decisión que mejor sea para el partido porque lo que está claro es que nadie discute que Javier sea el presidente, y puede que lo que tenga que buscar es un secretario general fuerte que lo que haga sea defender la acción de gobierno», uno que «responda a la nueva realidad de la FSA y que sea el primer aliado, el primer escudo que defienda la acción de Javier Fernández como presidente del gobierno regional».
Los sanchistas también apuntaron que, en todo caso, ese nuevo candidato debería ser «de consenso». En la eventualidad de que no fuera así y varias candidaturas optaran a la dirección de la FSA, no sería la primera vez que se convocaran primarias para la elección del secretario general asturiano pero sí la primera en que se celebraran. En la anterior elección, sólo Javier Fernández optó al mandato y no se presentó ninguna candidatura alternativa. Podría ocurrir que si optara a repetir se encontrara con un contendiente, o si no lo hace, que las familias socialistas asturianas apostaran por una candidatura nueva de entendimiento o que se enfrentaran de nuevo los bloques, prolongando la división del partido.
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