«Asturias debería mirar más hacia Portugal e impulsar la Ruta de la Plata»
«¿Por qué tenemos que tener más barreras que Francia para poner una fábrica? A Rajoy le aconsejaría que redujera las trabas a la actividad empresarial»
Juan Velarde Fuertes Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
El 26 de junio soplará las velas por su 90 cumpleaños. Un número redondo y una edad a la que el economista Juan Velarde Fuertes (Salas, 1927) llegará con salud, «porque llevo una vida ordenada; gracias a que mi mujer, Alicia, me riñe y me raciona lo que debo comer y porque hace siglos que no fumo», y una cabeza excepcional que le permite aportar fechas y nombres mientras recuerda episodios del pasado y analiza el presente y futuro socioeconómico. Lee toda la prensa que puede diariamente y entre dos y tres libros de economía cada semana, más todos los que abarca de contenidos diversos, poesía incluida. El que está a punto de acabar es la última monografía de Gaspar Melchor de Jovellanos, que «me está gustando por las intrigas políticas».
Además de leer, sigue redactando. «Ahora estoy escribiendo un nuevo libro sobre las ideas que han hecho la economía española». Y entretanto, le da tiempo a ejercer de «abuelito» y a acompañar a una de sus siete nietos al colegio. «Alicia -sí, se llama como su madre y su abuela. Tengo tres Alicias maravillosas en la familia- va a terminar Bachiller este año con unas calificaciones altísimas». «No les doy consejos sobre qué tienen que estudiar. Yo escogí Económicas porque me dio la gana». Y entonces confiesa que se decantó por esa carrera, -formando parte de la primera promoción de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de Madrid, en 1947, y doctorándose en 1956 con Premio Extraordinario- por un motivo totalmente ajeno a un interés vocacional. «Acabé los estudios con 15 años, antes de tiempo, y, por una absurda norma, no podía presentarme a la reválida hasta cumplir los 16, así que me pasé el verano estudiando en casa mientras veía por la ventana cómo mis amigos se divertían bailando con las chicas. Saqué muy buen resultado, pero no tenía ni idea de qué estudios emprender. Me decidí por Económicas al enterarme de que sus clases comenzaban tres meses más tarde que otras carreras. De esta forma, pude resarcirme del verano que no había tenido». Y acertó con aquella decisión a la luz de su trayectoria. Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 1992, Juan Velarde, don Juan, como se le trata, ha tenido tiempo y ganas para hacer casi de todo. Ha ejercido como profesor universitario, fue consejero del Tribunal de Cuentas -desde donde destapó el 'caso Filesa'- y es autor de medio centenar de obras sobre economía. En su último libro, 'Testigo del gran cambio', dice que «la política activa es, para mí, haber participado en el Congreso de Falange del año 53 para abandonar luego el nacionalsindicalismo y adoptar en su lugar un programa de corte socialdemócrata».
Hoy, desde su despacho de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, entidad que preside, conversa con EL COMERCIO, y asegura no arrepentirse de nada de lo hecho en su vida. «Tengo la conciencia muy tranquila», dice.
¿Qué hace en el día a día un presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas?
Me ocupo de que esto funcione aceptablemente. Hoy, por ejemplo, he programado el día y la presentación de unos libros que se han hecho aquí, en colaboración con el Instituto de Estudios Fiscales y que son clásicos del pensamiento español.
España superó la etapa de recesión. ¿En qué escenario se mueve ahora y hacia dónde camina?
Zapatero hizo una de las peores políticas económicas que puede uno imaginar, que enlazó con el cataclismo mundial y se agravó todo aún más. De ahí estamos ahora saliendo. Nos encontramos en un escenario con diversos problemas que deberían afrontarse. Arrastramos aún un déficit tremendo del sector público y eso tendrían que arreglarlo, como si hubiera un Gobierno de coalición en época de guerra, en los presupuestos generales de forma definitiva, porque es un problema importante. El segundo problema deriva de nuestra apuesta por abrir la economía española, que ha salido bien. Tenemos superávit y una masa de exportaciones colosal. Pero como consecuencia de ello, España depende de que el resto del mundo vaya bien. Si Francia, por ejemplo, decidiera cerrar su frontera, nos daría un golpe del demonio. El tercer problema es que estamos en plena revolución industrial y hay que estar súper al día en tecnología. Estamos librando porque somos de los países que recibe una mayor inversión extranjera, pero ¡Ay de nosotros como no estemos en la vanguardia desde el punto de vista científico tecnológico! Por último, España, por primera vez, ha pasado a tener una renta de situación excelente.
¿Quiere decir que España tiene una buena posición geográfica para hacer negocios?
Sí. Si uno está en el mundo ajeno a las grandes vías de tráfico, queda marginado de las inversiones internacionales. Eso le ocurría tradicionalmente a España porque estaba en una esquinita de Europa. Ahora estamos en el medio, lo que nos convierte, por ejemplo, en los mayores exportadores de la industria automovilística. Estamos muy bien posicionados si el Mediterráneo está tranquilo, pero todo puede estropearse por conflictos en Grecia, Turquía, Siria... Tampoco nos favorece que el Ártico se descongelara por el cambio climático, porque entonces el tráfico entre el Pacífico y Europa del Norte se haría por arriba y volveríamos a quedar marginados. Esto es un estudio futurible, pero ya ha habido barcos mercantes que han cruzado el Ártico.
Fuerzas Armadas
¿Teme vivir un nuevo conflicto bélico que afecte a España?
Claro, tenemos que tener cierto poderío militar. Hay que estar preparados por si surge alguna barbaridad en el Mediterráneo. Y eso se refleja en los presupuestos, en los gastos de las Fuerzas Armadas. No podemos encogernos de hombros.
¿Qué consejo le daría al presidente Rajoy, si se lo pidiera?
Liquidar radicalmente cualquier matización de desorden económico que pueda haber en España, y eso implica medidas jurídicas, morales, políticas, etcétera. Hay una vinculación tremenda entre el PIB y la corrupción. Y España es uno de los países con más intervenciones administrativas para la actividad empresarial. ¿Por qué tenemos que tener más barreras que Francia para poner una fábrica? Cuantas más barreras y papeleo, que ha aumentado por la administración autonómica, más riesgo de corrupción. Rajoy debería eliminar las trabas a la actividad empresarial.
¿Y qué le diría a Pablo Iglesias si tuviera una charla con él?
Veo difícil que tuviera una charla con Pablo Iglesias, pero le diría que la ciencia económica, como la biología o la medicina, es posible que no logre todo los éxitos, pero da unas pistas impresionantes de por dónde deben actuar los políticos. Y le diría también que sus planteamientos y programa son un disparate. En el caso de que se pusieran en marcha sus medidas en España sería el hundimiento. Ocurriría como en Venezuela.
En todo este contexto, ¿hacia dónde debe dirigir Asturias su mirada?
Tenemos una ventajita que se llama Portugal. Asturias debería mirar hacia Portugal, hacia León-Zamora-Oporto, y potenciar la Ruta de la Plata, que se le ocurrió a Francisco Álvarez-Cascos. Por otra parte, Asturias tenía que haber insistido en que la variante de Pajares se centrara en el transporte de mercancías y no haber colocado el AVE en primer lugar. El AVE es un complemento que va detrás, porque tiene mucha gente que va y viene. Yo mismo iría muy comodito en AVE a los cursos de la Granda, pero lo importante son las mercancías y mirar hacia Portugal, la salida hacia el Atlántico.
Apellido de Cangas
Usted tiene siempre muy presente sus raíces.
Le voy a contar otra anécdota. Gonzalo Anes me sugirió en una ocasión que me cambiara el segundo apellido. Había averiguado que el mío procedía de Cangas del Narcea, donde vivían los Queipo de Llano y los Fuertes de la Sierra, que no querían saber nada los unos de los otros, así que difícilmente saldría algún matrimonio de ambas familias.
Los Capuletos y Montescos asturianos.
Sí, claro, y eso es muy bonito. Anes, que sí se había cambiado su apellido, me dijo que hiciera lo mismo. Al parecer, un antepasado mío, que era un liberal, eliminó lo de Sierra. Pero yo me quedé con Fuertes y sanseacabó.
Regresemos a la política internacional. ¿Cómo ve la política proteccionista de Donald Trump al frente de Estados Unidos.
Si Trump pone en marcha medidas proteccionistas extremas, nos puede fastidiar muchísimo.
Algunos expertos dicen que China puede sustituir a EE UU en el liderazgo mundial.
El mayor problema que tiene China es que su población se está lanzando a operaciones especulativas para subir sus rentas. Especulan sobre el suelo, en bolsa, etcétera. Sabe Dios a dónde puede llegar porque ya han llegado a mucho. Los economistas chinos son muy duros contra la política del Gobierno con el objetivo de mejorar las cosas.
¿Europa tiene que protegerse más contra la amenaza asiática? La siderurgia asturiana, por ejemplo, se ha resentido por la competencia del acero chino.
Bueno, la siderurgia asturiana ya no es asturiana, es india. Y estoy seguro de que los chinos acabarán haciendo las inversiones más importantes en España. Hay que tener en cuenta que nosotros hemos sido pioneros en hacer lo contrario, como la empresa asturiana ALSA, que conquistó el transporte de viajeros de China. Los chinos son una amenaza no solo para el acero, sino también para la leche. Tiempo al tiempo. Como consecuencia de que los chinos están actuando en los mercados internacionales, han impulsado la compra de leche en países americanos y también han empezado a producir leche. Los chinos son un elemento de discordia. No son lo más simpáticos.
¿Y los ingleses? ¿En qué medida nos afectará el 'Brexit'?
¿Cuál es el país occidental que manda más turistas a España? Inglaterra. ¿Y qué pasaría si cuando se pongan malitos estos turistas no pudieran curarse en la Seguridad Social? Pues igual se lo piensan antes de venir. Lo del 'Brexit' nos fastidia en muchos sentidos. Y lo que nos hubiera fastidiado muchísimo hubiese sido que en Francia hubiera ganado Le Pen.
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