El PP asume el riesgo de salir a la calle con Vox
Casado aspira a escenificar su capacidad de liderazgo en la derecha aunque la compañía de Abascal genera dudas en las filas conservadoras
El PP se manifestará hoy en bloque contra el Gobierno de Pedro Sánchezbajo el lema «Por una España unida. ¡Elecciones ya!». En la Plaza de Colón de Madrid proyectará la imagen de un partido monolítico, pese a que la compañía de Vox en la concentración incomoda a algunos dirigentes conservadores, proclives a conservar la centralidad. De la asistencia masiva prevista se deduce que los riesgos que pueda entrañar la apuesta de Pablo Casado han quedado asumidos por los populares. Y tanto los férreos defensores de salir a la calle en este contexto como los más precavidos ya sólo confían en que se escenifique la «capacidad de liderazgo» de su formación en una derecha fracturada en tres.
Casado parte de la premisa de que a día de hoy en su espacio electoral ya cohabitan Ciudadanos y Vox, aunque el partido de Santiago Abascal aún no haya obtenido representación parlamentaria en unas elecciones generales. Y, con esta tesis, su propósito es no perder comba y mantenerse, al menos, como fuerza hegemónica de la derecha en los próximos comicios. Así se entiende que las dos primeras personas a las que telefoneó el miércoles para coordinar la protesta de hoy fueran Albert Rivera y Santiago Abascal.
Las fuentes consultadas que detectan tras la estrategia algunos peligros -alimentar a Vox-, aceptan como válido el intento de ejercer de «voz aglutinadora» de todo el espacio de la derecha. Pero creen que, en un movimiento «precipitado», quizá no se han valorado todas las posibles consecuencias de reconocer a Abascal el estatus de adversario. Temen, además, que aparecer con la extrema derecha se les vuelva en contra a pocos meses de los comicios autonómicos y municipales y active al electorado de la izquierda.
Estas voces se reconocen, por lo tanto, preocupadas por la foto de PP y Ciudadanos junto a Vox que aparecerá en primera plana el día después. Y tampoco ayuda a rebajar temores que organizaciones de extrema derecha como Falange, Hogar Social y España 2000 hayan confirmado sus asistencia a la concentración.
Respecto a estos colectivos, sin embargo, PP y Ciudadanos, como convocantes, han tratado de extender un cordón preventivo con el objetivo de que la convocatoria no acabe desvirtuada o contaminada. En su comunicado del viernes ya rechazaron «la presencia de aquellos grupos que no defiendan los valores democráticos y de convivencia» y coinciden en que se desmarcarán una y otra vez de cualquiera que no comparta este principio esencial.
Tres periodistas
El caso de Vox es distinto. El PP ha pactado los detalles de la protesta con Ciudadanos, después de que ambos coincidieran en la necesidad de manifestarse contra las «cesiones» del Ejecutivo al independentismo, y los ha compartido con la formación de Abascal. En un esfuerzo por eliminar la imagen de bloque de la derecha, se ha buscado la manera de rebajar el carácter partidista del acto. No habrá discursos políticos en el escenario y serán tres «profesionales del mundo de la comunicación y el periodismo» -María Claver, Albert Castillón y Carlos Cuesta- los encargados de leer el manifiesto.
Hay un interés por eliminar los «logos» de cada formación, de manera que se proyecte la idea de que se trata de una concentración civil, y no de fuerzas políticas, respaldada por PP, Ciudadanos y Vox, además de UPN, PAR y UPyD. En este contexto, fuentes del partido de Rivera subrayan sus «muchas diferencias» con los de Abascal, pero defienden que mañana serán varias organizaciones pidiendo que se abran ya las urnas. «No estamos preocupados -trasladaron- por coincidir en eso».
Es el mismo mensaje al que se aferran los populares. En la dirección del PP, sin embargo, nunca se ha ocultado que, en caso de que la suma sea suficiente tras las elecciones autonómicas o las generales, no habrá inconveniente alguno en pactar con Ciudadanos y Vox para alcanzar gobiernos. Y la foto de mañana, por lo tanto, no inquieta en Génova.
Casado se ha volcado en esta cita. El miércoles anuló el viaje que tenía previsto esta semana a Atenas para participar en un acto de los populares europeos y se comprometió, un día después, a facilitar el transporte a todos aquellos ciudadanos que se acercaran a las sedes del PP. Hasta este sábado habían recibido 20.000 peticiones y ya estaban previstos más de cien autobuses sumando sólo los de las comunidades autónomas con mayor población.
La dirección del PP se propone aprovechar las horas bajas del Gobierno para crear el clima de final de legislatura y acorralar a Pedro Sánchez con la petición de elecciones anticipadas. Si funciona o si se vuelve en contra, se verá. Lo que, por ahora, descartan los populares es lanzarse a una moción de censura sin garantía de éxito que, creen, podría suponer un patinazo en su estrategia.
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