Los tipos negativos ya son un escenario plausible en la eurozona, como ha ocurrido en Japón o Suecia. Mario Draghi reconoció que el Banco Central Europeo (BCE) debatió la posibilidad de recortar el precio del dinero, y la maquinaria del organismo ya se ha puesto en marcha para preparar al mercado. El viernes publicó un estudio en el que argumenta que los bancos solventes tienen capacidad de absorber los tipos negativos porque hay derivadas positivas más allá de la penalización en la cuenta de resultados. Toda una declaración de intenciones que mete presión a los bancos, especialmente los que menos han diversificado sus ingresos o están pendientes de una operación corporativa, como Ibercaja.
Esta presión se debe principalmente al retraso en la normalización de los tipos, que ha vuelto a postergarse por enésima vez, ahora hasta el primer semestre de 2020. Es decir, que bajen los tipos supondría un impacto negativo para la banca, pero sobre todo el mercado castiga a las entidades porque se reducen las probabilidades de tener un 'precio del dinero' más alto en el medio plazo. Eso sí, el BCE asegura que los bancos tienen capacidad de cobrar por los depósitos a los clientes corporativos, algo que ya empezaron a hacer, dado que la tasa de facilidad de depósito está en el -0,4%, lo que supone una 'multa' de 8.000 millones de euros para este año en la banca europea por sus excesos de reservas, según cálculos de analistas. Asimismo, la 'fintech' Deposit Solution estima que el impacto de los bancos españoles en los últimos tres años ha sido de 764 millones, según un informe que recoge EFE.
La tesis del BCE es que los bancos solventes no tendrán problemas. Pero los supervisores —incluyendo al MUS, bajo el paraguas del BCE— tienen cierta preocupación con que las entidades no sean capaces de generar capital de forma sostenible por su baja rentabilidad, que se ve aún más castigada con el nuevo discurso desde Fráncfort. "Los tipos bajos, o negativos, afectan a todo el negocio bancario. No depende tanto del nivel de capital del que partan, sino que depende más del modelo de negocio, es decir, de la estructura de activo y de crédito eminentemente", señala Fernando Rojas, analista de AFI, que recuerda que supone un castigo para los bancos con mayor volumen de crédito hipotecario, pero también que "una curva de tipos bajos o negativos afecta a toda la banca, a la hora de no tener activos financieros con clara rentabilidad por los tipos [por ejemplo, la renta fija]".
El banco aragonés tiene previsto salir a bolsa entre 2019 y 2020. Para ello, contrató a Rothschild como asesor en el proceso. La Fundación Ibercaja cuenta con un 87,8% del capital del banco, pero los supervisores europeos exigen que este tipo de fundaciones rebajen su posición por debajo del 50%. La vía escogida ha sido una oferta pública de valores (OPV) que la entidad ya tiene preparada a falta de encontrar una ventana proclive, pero una vez descartada la primavera de 2019, otoño se antoja complicado con el giro de la política monetaria del BCE, que ha hundido otra vez al euríbor y ha movido la curva de expectativas de tipos.
Ibercaja es el banco con mayor volumen de desintermediación del dinero de depósitos a fondos entre las entidades significativas (sin contar a March, más enfocado a banca privada). Esto podría ser una ventaja de diversificación de ingresos y menor dependencia sobre los tipos, como Bankinter —con fondos y seguros—, si no fuera por el elevado peso de las hipotecas a tipo variable en la cartera de crédito (67% de la cartera crediticia). Así, la sensibilidad del margen de intereses estimada por el banco es del 20% sobre el margen de intereses con 200 puntos básicos más en el tipo de interés de referencia, aunque el peso del margen de intereses (53% en el primer trimestre) en el margen bruto —un agregado de ingresos de los bancos— es inferior al de otros competidores. Pero la mayor amenaza es que quiera salir a bolsa en pleno castigo bursátil a la banca, como ocurre cada vez que el BCE apunta a que no subirá pronto los tipos o, incluso, que podría recortarlos.
El banco español, entre los de peso significativo, que tiene una mayor dependencia del margen de intereses en su cuenta de resultados es Liberbank, entidad en el punto de mira del BCE tras la negociación fallida de fusión con Unicaja, plan que ya había pasado por Fráncfort. Asimismo, es uno de los bancos más exigidos en los requerimientos discrecionales de capital (SREP y MREL). El margen de intereses supuso el 76% del margen bruto de Liberbank en el primer trimestre, lo que muestra la menor diversificación en ingresos. En fondos, planes y sicavs, por ejemplo, la cuota de mercado de Liberbank es del 0,45%, menos de la mitad que Unicaja.
En una presentación con analistas, los ejecutivos de Liberbank señalaron que 50 puntos básicos más de tipos de interés impactan en el beneficio positivamente en un 10%, nivel solo superado precisamente por Unicaja, con un 12%. De hecho, el banco andaluz tiene la mayor sensibilidad sobre el 'precio del dinero' en caso de alzas, aunque en 2018 redujo el riesgo si los cambios son a la baja: 100 puntos básicos menos en la curva de los diferentes tipos del BCE, un caso exagerado e improbable (-1%), supondría un impacto negativo del 3% en el margen de intereses. Muy superior, eso sí, al 1% que estima Liberbank y el 0,2% de Ibercaja, según los informes anuales de los tres bancos.
Otro banco con una sensibilidad importante al tipo de interés oficial es Bankia. "No queremos tipos altos, sino tipos que al menos estén en terreno positivo", apuntan siempre desde la entidad parcialmente nacionalizada, que tiene un plan estratégico que pasa por diversificar ingresos. Mientras, la realidad es que una subida de 50 puntos básicos en el tipo supondría 200 millones más en el margen de intereses en los siguientes 12 meses, lo que representaría un alza del 10%. Así, los tipos bajos complican que cumpla con la guía y consiga elevar su rentabilidad hasta empatar con el coste del capital, y también dificultan que el Estado encuentre ventanas para reducir su participación actual, del 61% y valorada en 4.000 millones.
Esta sensibilidad sobre el margen, según cálculos internos, es del 8,6% para el negocio español de Banco Sabadell —excluyendo TSB—. La entidad ha sufrido en bolsa por el deterioro de su colchón de capital durante el año pasado, pero cuenta con mayor diversificación de ingresos a través de su filial británica que los bancos anteriores. Aun así, ha sido una de las entidades europeas cotizadas más penalizadas en bolsa por el giro del BCE, lo que se explica tanto por la nueva curva de expectativas de tipos como porque la nueva ronda de liquidez que empezará en septiembre (TLRO-III) penalizará a los bancos que más usaron la anterior. Esto es, los italianos y los españoles.
Los otros cuatro bancos cotizados tienen una mayor diversificación de ingresos. CaixaBank, por su negocio en fondos y seguros, que aporta gran parte de la mejora del ROE en los últimos años, según cálculos de analistas. La sensibilidad estimada por la entidad es del 15% del beneficio durante los siguientes 24 meses con 100 puntos básicos más en el tipo de referencia. Bankinter, por su parte, es el banco que más dinero ha desintermediado de fondos a depósitos tras Ibercaja, y cuenta además con un peso creciente de Línea Directa en la parte alta de la cuenta de resultados.
En el caso de los dos gigantes, Santander y BBVA, su exposición a regiones con tipos de interés más elevados, como Brasil, México o Turquía, limita el impacto de la política monetaria en sus ingresos, aunque también influye. En BBVA, por ejemplo, la estimación para la actividad bancaria española es de un impacto del 12% en el beneficio con un movimiento al alza de la curva de tipos, ratio que además es inferior a la de otros competidores. Aun así, el BCE está penalizando a todos los bancos, como se ha visto en la cotización. El Ibex 35 Bancos cae un 0,6% en el acumulado de 2019, periodo en el que el conjunto del Ibex sube un 8,8%.
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