Podemos asume una reorganización de su dirección —para encarar el nuevo ciclo político tras las elecciones— que ha comenzado por el cargo más importante tras el de secretario general: la Secretaría de Organización. La sustitución de Pablo Echenique por Alberto Rodríguez, con tuit irónico incluido en el que Heide despeña a Echenique, todavía no se ha argumentado oficialmente, más allá de que se explica que las nuevas responsabilidades otorgadas al diputado por Aragón, al liderar una recién creada comisión de seguimiento de los pactos de gobierno en todos los niveles institucionales, supondrían una carga de trabajo que las haría incompatibles con el puesto de secretario de Organización.
Echenique mantiene la Secretaría de Acción de Gobierno y Programa y adquiere también las responsabilidades del área de Política Institucional que hasta ahora ostentaba Gloria Elizo, vicepresidenta primera del Congreso. "No es realista que ambas tareas pueda ocuparlas una misma persona", concluyen fuentes de su entorno. Sin embargo, tras el 26-M se han realizado una serie de análisis, que ya venían planeando antes incluso de las elecciones, y que al ponerlos todos en común han derivado en esta reestructuración orgánica.
Implantación territorial
"No hemos sido capaces de construir una organización con suficiente implantación territorial, lo que nos hubiera dado más presencia y fuerza tanto en las generales como en las municipales y autonómicas. En cinco años quizás es difícil de hacer, pero no es excusa, hay que hacerlo y tener un partido mejor implantado y mejorar la pluralidad interna". La cita es de Pablo Iglesias y corresponde a una entrevista con el fundador del partido Juan Carlos Monedero, en su programa 'En la frontera', de Público TV, el día después de los comicios del 26-M.
El líder de Podemos reconocía carencias en la expansión de las estructuras del partido y avanzaba en la necesidad de corregir sus limitaciones territoriales. El responsable último de la articulación territorial del partido es el secretario de Organización y se ha realizado autocrítica en este sentido, a pesar de que se insiste en elementos exógenos que habrían propiciado esta falta de implantación territorial: la corta vida del partido, principalmente, pero también el hecho de que Podemos no se presentara con su propia marca en las municipales de 2015 o que el auge y descenso de los círculos estuviese más vinculado a la coyuntura política y económica del país que a la gestión realizada desde la secretaría. Por otra parte, varias direcciones autonómicas han pasado por diversas vicisitudes, hasta el punto de que hoy en día hay cuatro gestoras: en Cantabria, La Rioja, Madrid y, desde la noche electoral del 26-M, en Castilla-La Mancha.
Escisiones y ruptura de confluencias
En los últimos meses, se han encadenado escisiones de sectores internos y fugas de cuadros, desde Anticapitalistas en varios territorios —formando partidos propios— hasta dirigentes que dieron un paso a un lado, culminando con la escisión liderada por Íñigo Errejón. Esta última marcha del que iba a ser el candidato de Podemos en la Comunidad de Madrid a cuatro meses de la cita electoral precipitó la ruptura con la candidatura de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, la dimisión del secretario general de Podemos en Madrid, Ramón Espinar, y un terremoto con réplicas en toda la organización.
Las confluencias valenciana y gallega de Podemos, Compromís y En Marea, respectivamente, también decidieron de forma unilateral no revalidar las alianzas electorales en los comicios generales. La convivencia con las confluencias nunca fue fácil y la relación, sobre todo en el caso de Compromís, era meramente coyuntural en periodo de elecciones, hasta el punto de que los diputados valencianos de esta organización se fueron en la pasada legislatura al Grupo Parlamentario Mixto. Con todo, el propio secretario general achacó los malos resultados a la división, y aunque la autocrítica corresponde a todas las partes, el máximo responsable de Podemos a la hora de negociar las alianzas electorales ha sido Echenique.
Dobles candidaturas
En varios de los denominados ayuntamientos del cambio no se lograron revalidar las candidaturas de unidad, principalmente en Zaragoza, donde Podemos presentó una lista propia alternativa a la de Zaragoza en Común, que encabezaba el alcalde, Pedro Santisteve, y en Madrid, donde Podemos evitó presentar candidatura propia pero sí lo hizo Izquierda Unida junto a otros actores. La división electoral no se limitó únicamente a municipios o a las confluencias, sino también al ámbito autonómico. Izquierda Unida y Podemos se presentaron por separado en Murcia, Asturias, Castilla y León y Aragón. En Madrid, se salvó la coalición con IU y Anticapitalistas en el último minuto, cerrando un acuerdo instantes antes de que finalizase el plazo para la presentación de coaliciones electorales.
Coordinación con IU
Las negociaciones entre Echenique y su homólogo de IU, Ismael González, para la alianza electoral supusieron un fuerte desgaste y finalmente hubo comunidades autónomas donde ambas formaciones se presentaron por separado. Un punto de partida que no ayuda a situar a Echenique en la mejor posición para liderar el proceso previsto para articular una mayor unidad con esta organización o fusión fría, según la propia hoja de ruta tanto de Iglesias como de Alberto Garzón. Ambos dirigentes han remarcado en sus análisis tras el 26-M la necesidad de evolucionar hacia una mayor coordinación que vaya más allá de una mera alianza electoral. El nuevo responsable de Organización que ratificará este jueves la ejecutiva del partido —Consejo de Coordinación— mantiene unas buenas relaciones con los cuadros de IU por su antigua militancia.
Si Pablo Iglesias ya apuntaba tras el 26-M que "nos toca tender la mano a todos los actores para reconstruir el espacio político del cambio", el coordinador federal de IU apuntaba que se debía "reconfigurar el espacio político a partir de una nueva y mejor articulación entre los diversos actores que conformamos el mismo". Para ello, reconocía que "en IU disponemos de una más amplia implantación local, mientras que Podemos dispone de una más amplia base electoral".
Mensaje de contención a los territorios
Los líderes territoriales que han tratado de encabezar la oposicióninterna de cara a forzar un debate profundo y una reconstrucción del espacio político, Teresa Rodríguez en Andalucía y Nacho Escartín en Aragón, han centrado sus críticas en Pablo Echenique. El enfrentamiento público entre Rodríguez y Echenique ha tenido varios capítulos, siendo uno de los últimos y más tensos el producido antes de las elecciones andaluzas. Algunos de estos territorios llevarán sus demandas de mayor descentralización orgánica a la reunión del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección entre asambleas, que se celebrará este sábado.
El relevo en la Secretaría de Organización supone un mensaje de calado a los líderes territoriales críticos, además de una muestra de autocrítica y asunción de responsabilidades que se espera compartida, dado que la media de resultados en las autonómicas está muy por detrás de la obtenida por Pablo Iglesias en las generales. Un mensaje de contención también por el hecho de que el sustituto sea Alberto Rodríguez, a quien sus compañeros señalan como una persona de consenso y con capacidad para tender puentes con las distintas corrientes y sensibilidades territoriales. Un cambio orgánico que iría encaminado a aplacar las voces más críticas, que durante los últimos días ya reclamaron la celebración de un congreso extraordinario del partido.
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