Unai Simon en rueda de prensa. / SEFutbol
Unai Simon en rueda de prensa. / SEFutbol En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí Corría el año 2002 y el Zidane líder de la Francia futbolística a la que había hecho campeona del mundo cuatro años atrás entraba en campaña electoral pidiendo el voto contra el xenófobo Jean-Marie Le Pen. “Quiero pedirle a la gente que piense en las consecuencias que tendría votar a un partido que no se corresponde en absoluto con los valores de Francia”, dijo Zizou tomando así posesión del cargo honorífico de presidente de la República de los barrios. Un cargo que anteriormente había ostentado el Éric Cantona que, una fría tarde de enero del año 1995, decidió saltar la valla publicitaria que separaba el césped de la grada en el londinense estadio de Selhurst Park para patear el pecho de un aficionado fascista en lo que definió como el mejor momento de su carrera deportiva. Siempre autocrítico y altamente perfeccionista, Cantona revisó décadas después aquel momento que le costó una suspensión deportiva de nueve meses y no pudo evitar hacerse un duro reproche: debería haberle dado más fuerte. Arranca la Eurocopa de fútbol en una Europa inmersa en pleno auge ultraderechista y el nuevo ídolo de la Francia futbolística, Kylian Mbappé, toma el relevo de sus antecesores. Los tiempos han cambiado y, al frente del fascista Frente Nacional, ya no está el padre Jean-Marie, sino la hija Marine. ¿Qué es la ultraderecha sino un conglomerado de rentables negocios familiares? Preguntado en rueda de prensa por el momento político y las próximas elecciones francesas, el nuevo fichaje estrella del Real Madrid fue tan claro como lo fue 22 años atrás su maestro e ídolo Zidane: “Quiero dirigirme a todos los franceses, especialmente a los más jóvenes y pedirles que voten para defender los valores de diversidad, tolerancia y respeto”. ¿Qué es una Europa jodida sino aquella en la que numerosos medios califican hoy como “polémico” un mensaje que pide defender en las urnas la diversidad, la tolerancia y el respeto? Mbappé, que acaba de fichar por el Real Madrid líder mundial en antirracismo –todos somos Vini– no podría ni imaginarse que sus palabras denunciando a un partido esencialmente racista pudieran sentar mal a parte de su afición que hoy le pide que se calle y se dedique a meter goles. Bienvenido, Kylian. ¿Respeto? ¿Tolerancia? ¿En una rueda de prensa deportiva? Pero, ¿qué locura es esta?, se preguntó el portero titular de la selección española de fútbol Unai Simón poniendo, al fin, algo de sentido común en la polémica generada por Mbappé levantando el aplauso de los que no son ni fascistas ni antifascistas. “No sé si deberíamos opinar sobre ciertos temas, nosotros somos futbolistas”, declaró Simón, en claro homenaje a aquel capítulo de Los Simpsons en los que a Lisa le regalan una Stacy Malibú que, al tirarle de la cuerda, declara solemne: “A mí no me preguntes, yo sólo soy una chica”. Unai, que curiosamente sí consideró oportuno opinar tiempo atrás que el racismo sufrido por el delantero del Real Madrid Vinicius era un problema social que debía erradicarse, se mostró, en este caso que afecta a millones de Vinicius sin recursos, partidario de guardar silencio. Unai Simón ha sido incapaz de trazar una flechita que una los insultos racistas que le preocupan con el auge fascista ante el que, según él, los futbolistas deben callar. Unai Simón no es mi amigo, así que sus valores y su coherencia me importan poco. Unai Simón tampoco es ni debe ser ejemplo de nada, no es la tarea de ningún deportista serlo. Pero entiendan la preocupación que genera en un futbolero como yo saber que bajo los palos de la selección hay un tipo incapaz de trazar la evidente trayectoria que une dos puntos. Esto, especialmente en los córners, puede ser un problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario