lunes, 17 de junio de 2024
Lecturas del * Momentum Político.....
¿Está el PSOE a la pérdida del poder?
Historia de Carles Castro • 6 h • 5 minutos de lectura
¿Está el PSOE condenado a la pérdida del poder?
¿Está el PSOE condenado a la pérdida del poder?
© Proporcionado por La Vanguardia
Extrapolar los resultados de los comicios europeos a unas elecciones generales es un ejercicio bastante inútil. No son un indicador fiable. En 1994, el PP ganó las europeas por un margen de 10 puntos sobre el PSOE y luego firmó un empate en las legislativas de 1996. En cambio, los populares solo aventajaron en cuatro puntos a los socialistas en las europeas de 1999, pero obtuvieron un triunfo aplastante pocos meses después.
Ahora bien, las elecciones europeas también permiten medir el nivel de activación de los distintos electorados y anticipar posibles cambios de ciclo. Eso sí, hay que contrastar comicios homologables; es decir, citas electorales de índole exclusivamente europea: en el caso español, las convocatorias del 2014 y del pasado 9 de junio.
Hace una década, acudieron a votar casi 16 millones de españoles (un 44% del censo). El 9-J, en cambio, lo hicieron 17 millones y medio (en torno al 47%). Esa diferencia de millón y medio de votantes se ha traducido, sin embargo, en dos saldos distintos. La izquierda ha sumado solo 200.000 electores a su cómputo de hace 10 años, mientras que la derecha ha agregado más de dos millones y medio (de los que un millón serían votos de sustitución). Por eso, en el 2014 la izquierda aventajó en casi 600.000 papeletas al bloque conservador. Pero el 9-J fue la derecha la que se impuso por casi dos millones de sufragios.
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Eso significa que, aunque Feijóo no ganó el plebiscito que había planteado contra Sánchez, el conjunto de la derecha estuvo a punto de hacerlo, con más del 49% de los votos emitidos. Y, de repetirse en unas generales, ese porcentaje sí proporcionaría una mayoría holgada al bloque conservador: 179 escaños, con la proyección directa del resultado del 9-J; 177 si Sumar y Podemos lograsen concurrir en una sola lista, y 185 si, como sería previsible en unas generales, se reduce la dispersión del voto de derechas.
En el 2014, los progresistas se impusieron a las derechas por un margen de casi 600.000 sufragios; en el 2024, el bloque conservador ha logrado una ventaja cercana a los dos millones
Estas cifras imponen, aunque también alientan una predecible comedia de enredo: con 158 escaños en el supuesto más favorable para el PP, Feijóo podría prescindir de Vox y reunir 176 diputados con Junts, PNV y Coalición Canaria. Suena a política ficción, pero quizás ese espejismo explique la obsesiva demanda de una repetición electoral apenas un año después de las últimas elecciones generales. El problema de esta hipótesis es que olvida algunas cifras decisivas cuando se contempla también el resultado de las legislativas del 2023.
Por ejemplo, el escenario de las europeas deja fuera a más de siete millones de electores que sí acudieron a las urnas el 23-J del pasado año. Y esa parece una cifra capaz de revertir en unas futuras elecciones generales la correlación que arrojaron el 9 de junio unas europeas siempre adversas al Gobierno de turno. Ahora bien, la derecha solo necesita reactivar a algo más de dos millones y medio de esos siete millones de abstencionistas sobrevenidos. La izquierda, en cambio, debe movilizar a más de cuatro millones que no votaron el 9-J.
El 9-J, la derecha se ha dejado en la abstención más de dos millones de votos de las generales, pero las izquierdas han extraviado cuatro millones
Y entre las posibles razones de esa deserción del voto progresista figura en primer lugar la ruptura entre Sumar y Podemos. Si se introduce de nuevo el espejo de las generales, el balance de pérdidas arroja un mayor peso relativo al tándem Sumar&Podemos. De los cuatro millones de abstencionistas de signo progresista que no votaron el 9 de junio, casi el 40% procedían de la izquierda radical.
En resumen, y a la luz de lo ocurrido el 9-J, las expectativas de futuro parecen favorecer a la derecha (y condenar al PSOE a la pérdida del poder). La izquierda deberá reactivar muchos más votantes que el bloque conservador para reequilibrar la balanza. Y ahí surgen preguntas que quizás ayuden a entender lo ocurrido: ¿por qué se quedaron en casa más votantes progresistas? ¿les interesa menos Europa que a los votantes conservadores? ¿o fue quizás la amnistía, que tanto motiva a la derecha, lo que desmotivó a la izquierda?
El trasvase de votos desde una izquierda dividida podría enmascarar las pérdidas del socialismo por su flanco centrista
Y, por último, cabe también otra hipótesis: el deslizamiento hacia el PSOE de votantes de la izquierda alternativa hartos de la encarnizada pugna entre Sumar y Podemos. Un desplazamiento que, sin embargo, podría ocultar las pérdidas socialistas por su flanco derecho, por ahora hacia la abstención pero también hacia un eventual cambio de bando a medio plazo.
¿Independentismo en declive?
Una candidatura única de Junts y ERC con los resultados del 12-M o del 9-J tampoco daría mayoría absoluta al secesionismo
Las elecciones europeas han confirmado en Catalunya el mal momento electoral que atraviesa el independentismo. La comparación con unos comicios homologables (las europeas del 2014) arroja unas cifras muy significativas: mientras en el conjunto de España la participación ha crecido en un millón y medio de votantes, en Catalunya ha caído en más de 130.000. Y lo que es peor para las formaciones secesionistas: en una década han perdido casi 360.000 votantes. Enfrente, el PSC ha registrado una recuperación espectacular: ha sumado 370.000 papeletas a su cómputo del 2014, y el pasado 9-J cosechó un total de 732.000 votos, casi tantos como Junts y Esquerra.En este contexto, el secesionismo parece haber buscado refugio en el mito de la unidad independentista como talismán electoral. El problema es que con los números de las autonómicas, una lista conjunta de Junts i ERC (en la línea del fracaso plebiscitario que supuso Junts pel Sí) seguiría dejando al bloque independentista lejos de la mayoría absoluta y con una mayor capacidad de bloqueo como único consuelo. Ahora bien, el resultado de las europeas ha venido a confirmar que las expectativas incumplidas y los daños colaterales del procés siguen pasando factura a sus promotores y estos no cuentan por el momento con el apoyo mayoritario de la sociedad catalana.
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