Estrella Galán y Ernest Urtasun comparecen tras conocer los resultados de las elecciones europeas. / X
Estrella Galán y Ernest Urtasun comparecen tras conocer los resultados de las elecciones europeas. / X En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí Comienza a ser anacrónico que en las noches electorales las televisiones se empeñen en conectar con las diferentes sedes de los partidos. Deberían actualizarse, asumir que los tiempos han cambiado y conectar, directamente, con los diferentes universos paralelos. Conectamos pues con el universo paralelo del Partido Popular. Un amplio y diáfano espacio político en el que habitan millones de españoles que viven convencidos de que su querido país está hoy en manos de un tirano que ha destrozado la economía mientras le rebosan los casos de corrupción. Hubo fiesta anoche en este universo. Un Feijóo exultante presumía de haber logrado dos escaños más –de 22 a 20– que aquellos que están llevando al país a la absoluta ruina y destrucción. Una ventaja demasiado pequeña dadas las terribles circunstancias que haría llamativa la celebración de no ser porque sabemos que los universos paralelos tienen una enorme capacidad de adaptación a lo que toque. Y si toca celebrar que se han ganado unas elecciones por la mínima en plena dictadura, pues se celebra mientras en el PSOE sonríen al conocer el resultado de esta macroencuesta celebrada en plena imputación de la esposa del presidente y días después de haberse aprobado la ley de amnistía. Que bote el juez Peinado. Otro de los universos paralelos más atractivos de la noche era, sin duda, el de Sumar. La más ilusionante de las apuestas políticas de la izquierda española de los últimos tiempos se presentaba a las elecciones europeas dispuesta a marcar el rumbo de España y Europa, como decía su lema y, de paso, pulverizar a base de ilusión los 6 escaños conseguidos por el espacio de la izquierda en la anterior convocatoria. No pudo ser. El partido de una Yolanda Díaz que nos tiene acostumbrados a desaparecer de las noches electorales cuando las cosas se tuercen perdió la mitad y se quedó en 3 escaños. Para mirar este resultado con perspectiva es necesario señalar que 3 escaños es un escaño más que los 2 logrados por Podemos, un partido irrelevante que como tal fue tratado en la conformación de la suma de las izquierdas. Hoy tenemos, al fin, el resultado de las primarias que nunca se realizaron. Hoy sabemos que la líder de Sumar, Yolanda Díaz, cometió hace un año el mayor error que puede cometer un dirigente político, que es hacer un desastroso cálculo en la correlación de fuerzas. Cálculo erróneo que la llevó a convencerse a sí misma de que no sería ningún drama que el partido que hoy ha obtenido un 3,27% de los votos se quedase fuera de una coalición que ha obtenido el 4,65%. Es decir, no era un drama doblar fuerzas. Si Feijóo puede desayunar tranquilo esta semana a pesar de la inquietante y estática sonrisa de la Díaz Ayuso que posaba tras él en la celebración de Génova, la otra Díaz no puede decir lo mismo. El resultado obtenido en las europeas se suma –nunca mejor dicho– a una larga lista de resultados similares obtenidos en un año repleto de incomprensibles desprecios dentro del espacio. Tras Podemos le tocó a quien había demostrado liderar bien la lista, María Eugenia Palop, y más tarde a Izquierda Unida, que relegada al cuarto puesto se queda sin representación en Europa. Lo dicho, incomprensible por mucha creatividad que los universos paralelos tengan para desarrollar las teorías más fantasiosas. Hay universos paralelos y universos para lelos. En este sentido la estrella de la fiesta de la democracia ha sido la inesperada irrupción del spin-off de Vox, Alvise. Inesperada hasta cierto punto. El sábado por la tarde, sentado en una cafetería, escuché una conversación entre dos tipos que cubata en mano destapaban el escándalo electoral que estaba a punto de cometerse: Pedro Sánchez va a manosear las urnas durante tres horas de apagón informativo para manipular el resultado, ya ni disimulan los pucherazos. Se indignaban los dos pensadores en referencia al distrito único europeo que obliga a esperar a que el último país –Italia en este caso– cierre urnas antes de hacerse públicos los resultados y ahí tuve claro que al difusor de bulos le iría bien la jornada. Así fue. Como en una escena descartada de Vota Juan, ebrio de sí mismo y celebrando los tres escaños obtenidos, comparecía ante sus fans el autor de bulos míticos como el de Manuela Carmela mangándose en pleno covid un respirador del hospital. La lista de locuras y difamaciones que han aupado a Alvise como figura pública es interminable como interminable es la capacidad de la ultraderecha para mutar en un esperpento mayor. Cuando gritó, convencido de ser ya el presidente de los españoles, que obligaría a los presos a realizar trabajos forzados para construir una cárcel gigante donde metería a Pedro Sánchez, su público, sin acordarse ya de las denuncias preventivas de pucherazo, estalló de júbilo. A propósito, lo de ayer iba de decidir el futuro de Europa y ese futuro parece haber quedado durante cinco años más en manos de la gran coalición entre populares y socialistas europeos. Un cierto alivio teniendo en cuenta el crecimiento de los abascales y alvises en todas sus variables. Algo no va bien cuando sientes que una señora alemana conservadora de familia rica llamada Ursula está en tu equipo. AUTOR > Gerardo Tecé Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escrib
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