domingo, 8 de septiembre de 2013

Chile 40 años...

CHILE | 40 aniversario del golpe de Estado

El asalto al Palacio de La Moneda

Fotograma del documental 'Salvador Allende', de Patricio Guzmán.
Fotograma del documental 'Salvador Allende', de Patricio Guzmán.
  • Tras cinco horas atrincherado en el Palacio, el presidente se suicidó
  • La Junta de Gobierno le dio un ultimátum para que se rindiera
  • Después del Golpe, miles de ciudadanos fueron detenidos y torturados
Pasadas las dos de la tarde se escucharon dos disparos muy seguidos. Procedían del Salón de la Independencia del Palacio de la Moneda y, aunque el sonido se mezcló con el del tiroteo que había en el exterior, los allegados a Salvador Allende que abandonaban el edificio en ese momento supieron al instante que esas balas salieron de su fusil AK-47, regalo de Fidel Castro. Y que el presidente chileno se había quitado la vida.
Tenía el arma sujeta entre las piernas y el cañón apoyado en la barbilla. Los proyectiles atravesaron la mandíbula y destrozaron el cráneo. Muerte en el acto. "No tengo ninguna duda de que fue un suicidio. La evidencia documental, testifical y pericial lleva a ello", explica a ELMUNDO.es el forense Francisco Etxeberría, que participó en la autopsia que le practicaron al cadáver de Allende en 2011 y que determinó claramente que se suicidó, acabando con las teorías que apuntaban a un posible asesinato.
Fue la única salida que vio Salvador Allende tras más de cinco horas atrincherado en el Palacio de la Moneda, adonde había llegado en su Fiat 125 un poco más tarde de las siete de la mañana, cuando el Ejército ya había tomado la ciudad y la traición de sus generales era un hecho. Las tres ramas de las Fuerzas Armadas y los Carabineros, con el apoyo de Estados Unidos -que temía el auge del socialismo en América Latina-, se habían unido para orquestar un golpe de Estado que derrocara al presidente, que había alcanzado el poder en 1970 -en su cuarto intento- como candidato de Unidad Popular (una coalición de seis partidos de izquierdas). Su idea de instalar el socialismo sin violencia y por medios legales se truncó a la fuerza. Aún le quedaban tres años de legislatura.
Una pegatina con el nombre del ex presidente junto al Palacio de La Moneda.| Efe
Una pegatina con el nombre del ex presidente junto al Palacio de La Moneda.| Efe
Con el Palacio rodeado por los tanques, los militares dieron un ultimátum a Salvador Allende. Debía entregar su cargo a la Junta de Gobierno, formada por los jefes de las Fuerzas Armadas -Pinochet (comandante en jefe del Ejército), Leigh (Aviación), Merino (Armada) y Mendoza (Carabineros)- y debía hacerlo antes de las 11.00 de la mañana. Si no, La Moneda sería bombardeada por tierra y aire. Pinochet exigía una "rendición incondicional".
Ante la negativa de Allende de rendirse y de abandonar el país, los militares cumplieron sus amenazas. Dos cazabombarderos Hawker Hunter iniciaron el ataque poco antes del mediodía. Fue entonces cuando el presidente decidió poner fin a la historia. "Allende entiende que su responsabilidad es muy grande y con su decisión trata de evitar el mayor número de pérdidas humanas", contó en una entrevista con 'Nueva Tribuna' el doctor Óscar Soto, que estuvo con el presidente esa mañana y es autor del libro 'El último día de Salvador Allende'.
Pero antes de dispararse, quiso señalar a los traidores en un último discurso a la nación. "Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno", comenzó Allende su última declaración, emitida por Radio Magallanes.
"Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el cirmen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos" [...] "El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Tengo fe en Chile y su destino.Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano".

Acosado desde dentro y fuera

Médico y masón, Salvador Allende participó en la fundación del Partido Socialista de Chile en 1933, fue ministro y se presentó cuatro veces a la presidencia, que logró en el último intento. Iniciaba así lo que algunos historiadores han denominado la "vía chilena al socialismo, con sabor a empanadas y vino tinto", una forma pacífica de implantar esta ideología. Pero desde el mismo momento en que juró el cargo, levantó suspicacias. Democracia Cristiana, que al principio le mostró su simpatía, se alejó y a medida que avanzaba su mandato iba perdiendo apoyos políticos. EEUU, con el presidente Nixon al frente, tampoco le veía con buenos ojos, más bien con temor.
Allende con el AK-47 regalo de Fidel Castro.| Afp
Allende con el AK-47 regalo de Fidel Castro.| Afp
Las huelgas de mineros, las protestas estudiantiles, los graves problemas de desabastecimiento que sufría el país y el conflicto con el Poder Judicial, entre otros episodios, sembraron el caldo de cultivo en el que se cocinó el golpe contra Allende, que ultimaron los militares en Valparaíso.
Antes del 11 de septiembre ya se había producido un levantamiento militar contra el Gobierno. Fue el denominado "tanquetazo" del 29 de junio, cuando un grupo de soldados trató de tomar el Palacio de la Moneda. El intento se saldó con 22 muertos y 32 heridos. Previo a este hecho ya habían avisado a Allende con el asesinato del general René Schneider, hasta ese momento Comandante en Jefe del Ejército un día antes de que se decidiera su mayoría en el Congreso. Fue ejecutado por un comando derechista.
La negativa de Allende a realizar un plebiscito para reformar la constitución sobre tres áreas de economía agravó las diferencias con el resto de fuerzas políticas. Aunque luego intentó recular, el golpe de Estado ya estaba en marcha y fructificó. Tras los acontecimientos del 11 de septiembre decenas de miles de hombres y mujeres fueron detenidos y torturados. Otros miles de personas salieron del país como exiliados. Aún hoy, muchos siguen desaparecidos.

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