domingo, 16 de marzo de 2014

No está de más prevenir...


 

¿Son exagerados los temores a que estallen los mercados emergentes?

 

Luca Paolini
La recuperación de Europa se puede ver afectada si se agravan las tensiones entre Rusia y la Unión Europea. En ese escenario el euro probablemente se debilitaría. Pero no habrá un cataclismo.



Tras la venta masiva de mercados emergentes el año pasado era necesaria una revaluación de su dinámica y la decisión de Argentina de devaluar el peso ha llegado a desencadenar nuevas y pronunciadas caídas, donde China, Turquía, Sudáfrica y Rusia se han unido como víctimas principales -en un eco de la crisis asiática de 1997. Pero las semillas de esta corrección se sembraron hace tiempo y es suponer que esta venta masiva se transformará en repetición de las turbulencias originadas en Asia en 1997.
La primera fase se puso de manifiesto en 2010, con el deterioro de la ascendente trayectoria de crecimiento de las economías emergentes. Entonces la actividad económica mundial tocó techo y el crecimiento de China empezaba a moderarse. De manera que el diferencial de crecimiento entre países en desarrollo y desarrollados comenzó a reducirse, firme y persistentemente. Ello implicaba un cambio a favor de las economías avanzadas, reconocido por los mercados de renta variable. De manera que empezó a surgir diferencia de valoración, ahora ya un descuento del 30% respecto a mercados desarrollados, el mayor desde 2005.
La siguiente fase de venta masiva se desarrolló en la primavera de 2013. En mayo, cuando la Reserva Federal de EEUU reveló su plan de retirar su programa de relajación cuantitativa, la rentabilidad de la deuda de países desarrollados empezó a aumentar. La correspondiente reducción del diferencial respecto a países emergentes fue la excusa que los inversores necesitaban para replegarse y las ventas masivas empezaron a extenderse a bonos y divisas emergentes.
Ahora el siguiente capítulo, quizá lo más importante que deben entender los inversores, es la puesta en evidencia de flaquezas estructurales que inhiben el avance de muchas naciones emergentes. Estas vulnerabilidades son principalmente de gobernanza, amplitud de mercado financiero y estructura económica.
De hecho los indicadores de gobernanza del Banco Mundial muestran que en conjunto las economías emergentes no han conseguido reducir la diferencia con las desarrolladas los últimos 15 años. Las crecientes investigaciones de corrupción en Turquía y alzamientos populares en Ucrania y Tailandia ponen de manifiesto marcos políticos e institucionales débiles según las normas del "mundo rico".
Además los países en desarrollo padecen desequilibrios económicos que, en parte, debilitan las posiciones de balanza por cuenta corriente en estos períodos de tensión. Ello se debe a que las economías emergentes están bastante menos diversificadas que las avanzadas, como lo pone de manifiesto que sus exportaciones de bienes y servicios incluyen, por término medio, 50% menos categorías que las del mundo desarrollado. De hecho las naciones con economías más concentradas han sufrido mayor deterioro de balanzas por cuenta corriente en 2013. Además, una expansión insostenible de la deuda del sector privado, como en Ucrania y Turquía, superando el ahorro a una tasa alarmante, contribuye también a la debilidad de sus balanzas por cuenta corriente.
No habrá una crisis a gran escala
Sin embargo sería erróneo suponer que esta venta masiva se transformará en repetición de las turbulencias de Asia en 1997. La adopción de tipos de cambio flexibles en muchas economías emergentes reduce sustancialmente el potencial de una crisis a gran escala. La rápida mejora de la balanza comercial de Indonesia es una muestra de que la depreciación de la divisa es una práctica válvula de escape que puede facilitar el reequilibrio económico.
Además las bajas valoraciones se corresponden cada vez menos con sus fundamentales. Las cotizaciones respecto a beneficios a largo plazo de las empresas de mercados emergentes parecen indicar infravaloración en relación con el mundo avanzado. El panorama es similar en divisas emergentes, que, según nuestras estimaciones, cotizan a una desviación estándar (altas probabilidades de estar fuera de la normalidad) por debajo de valor razonable. Otro signo alentador es que el sentimiento de los inversores indica niveles extremos de pesimismo, limitando el potencial de nuevas caídas pronunciadas.
En cualquier caso los inversores hacen bien en discriminar más que en el pasado. Acciones, divisas y bonos de países con balanzas por cuenta corriente fuertes, con base de inversores nacionales fiel y reformas institucionales y económicas probablemente cotizarán con menor descuento. India es un ejemplo claro de cómo la reforma puede recompensar. Sus autoridades han subido tipos de interés e implantado planes para adoptar un marco monetario más transparente, basado en normas y centrado en controlar la inflación. De manera que los últimos meses la rupia india, muy afectada en 2013, ha resultado ser más resistente que otras divisas emergentes. Este tipo de respuestas, que combinan medidas anticrisis con reformas más profundas, deben animar a los inversores respecto al futuro de los mercados emergentes.
Luca Paolini es director de estrategia de Pictet AM

No hay comentarios: