Los 6.500 lobbies (literal) que buscan influir en la política de Bruselas
Año 1985, Europa afronta graves problemas de competitividad, las reconversiones industriales están a la orden del día bajo el liderazgo de Margaret Thatcher, los países del sur europeo que salen de dictaduras no terminan de despegar... La CEE no puede competir con Japón, una potencia industrial y financiera en clara expansión, ni tampoco con los EEUU de Ronald Reagan, en su particular burbuja económica y financiera. La Comisión Delors decide actuar e impulsa la creación del Mercado Único, pero choca con los intereses nacionales de Francia, la Alemania federal o de España. Es necesario un empuje complementario.
Vicomte Étienne Davignon, Comisario de Industria del 1977 al 1985, ofrece la clave en el documental Brussels Business, de Friedich Moser y Matthieu Lietaert. “No había los suficiente contactos entre la Comisión y los actores económicos” explica el belga, que añade “decidimos crear un grupo de industriales, que terminaría llamándose el ERT, con la capacidad de escuchar a los Consejeros Delegados”. Estaba los Agnelli de Fiat, representantes de Phillips, de la sueca Volvo, las grandes químicas francesas o empresarios españoles... Cuando se encontraron con Delors vieron que compartían el mismo objetivo, reducir las trabas empresariales dentro del Viejo Continente, según reconoce David Richarson, secretario general de ERT durante 10 años.
Tres décadas después, la European Round Table of Industrialists (ERT) es uno de los mayores grupos de presión en Europa, pero se refiere a sí mismo como un club donde se reúnen 50 grandes empresarios para analizar la realidad económica europea. La investigadora política de la American University en Washington, Maria Green Cowles, prefiere hablar de la primera vez que las multinacionales se organizan a propósito con fines políticos en Europapara influir en la política comunitaria.
¿Cómo trabaja un lobbista?
6.500 lobbies presionarían dentro de la UE en pro de los intereses empresariales, pero también para colectivos profesionales, representando a regiones europeas o apoyando legislaciones que defienden grupos de opinión. Esta cifra es la que muestra el Registro de la Transparencia lanzado en 2011 por la Comisión Europea y el Europarlamento. Un registro incompleto, según la Alianza para la Transparencia de los Lobbies y la Regulación Ética (Alter-EU), porque no incluye la actividad particular de grandes empresas en favor de sus intereses ni a firmas que deciden no inscribirse, porque aunque se aliente a ello con facilidades para trabajar en las instituciones, no es obligatorio.
Van Rompuy (C) y Barroso tras su encuentro en Bruselas con Shinzo Abe (Reuters).Gigantes como Adidas, BBVA y Goldman Sachs, la minera Rio Tinto, Walt Disney o la empresa de defensa estadounidense Northrop Grumman no aparecen aunque las oficinas de asuntos corporativos de la Unión sí reflejen sus encuentros y actividades con legisladores, funcionarios o políticos.
Esta es la principal actividad de un lobbista, organizar reuniones con personalidades relevantes de la actividad política comunitaria o diseñar y celebrar eventos públicos, para discutir alguna materia de interés para sus representados. Una labor de constantes relaciones públicas según el lobbista Pascal Kerneis, del European Service Forum, no para tener una posibilidad, sino para crearla. El antiguo experto legal de la Comisión Europea afirma que “la gente piensa que los legisladores son las instituciones pero hay otro mundo por detrás sobre cómo influir, cómo redactar un texto, cómo acercar una buena idea”.
Tras el estallido de la crisis financiera, la Comisión Barroso lanzó un grupo de expertos para analizar la futura reforma del sector bancario y evitar las malas praxis. Su nombre, De Larosière Group, porque su presidente era Jacques de Larosière, antiguo Director Gerente del FMI y exgobernador del Banco de Francia. Una persona cualificada para dirigir la tarea pero que desde 1998 es asesor de BNP Paribas, entidad francesa que colocó miles de millones de euros en paquetes subprime por el sistema financiero global. El informe del Grupo de Expertos ha sido uno de los pilares para diseñar la unión bancaria que será efectiva en noviembre.
El lobby financiero juega sus cartas en la Unión Bancaria
Ninguno de los 30 grandes bancos europeos, los considerados sistémicos por el BCE (si quiebran pueden hundir el sistema financiero, como ocurrió en 2008 con Lehman Brothers), aparecen entre las 93 compañías que más gastan en actividad lobbista en la UE. ¿Significa que no presionan a los políticos en pro de sus intereses? El sistema financiero europeo diversifica sus demandas por una pluralidad de asociaciones, consultoras de representación y grandes bufetes de abogados.
Dentro de los 20 lobbies que más gastaron en 2013 en la UE están tres importantes asociaciones financieras. La Association for Financial Markets in Europe, con 10 millones de euros, es la quinta por gasto; AMICE (la Asociación de Mutuas Aseguradoras y Cooperativas de Seguros en Europa, en sus siglas en inglés) aparece un poco más abajo con 6 millones; en el puesto 15º está la todopoderosa European Banking Federation (EBF), que representa a más de 4.500 entidades con 2,3 millones de trabajadores. Son datos del propio Registro de la Transparencia de la UE, donde no está la European Financial Services Round Table (EFR).
Este mes de mayo, el BCE y el Banco de Inglaterra publicaban un documento conjunto donde pedían a la UE que redujera las restricciones para operar con los instrumentos financieros ABS, responsables de propagar la crisis subprime por EEUU y más tarde por todo el globo. Y la propuesta se está discutiendo en el G7. Bancos como Deutsche Bank emitían también un comunicado público apoyando la vuelta a la flexibilización de estas prácticas. Siete años después del inicio de la crisis subprime el lobby financiero parece que recupera para sus interesados el terreno perdido.
A por el nuevo maná energético: el ‘shale gas’
En la pasada cumbre entre la UE y EEUU celebrada en Bruselas, el presidente estadounidense Barack Obama ofrecía a la UE el shale gas, atrapado entre formaciones rocosas, que extraen las energéticas en el subsuelo de su país. Un ofrecimiento en medio de la crisis de Ucrania, bajo las amenazas de Moscú de una nueva guerra del gas y con la dependencia energética europea puesta de relieve. Lo hacía porque en Europa extraer shale gas es complicado por las trabas medioambientales nacionales y porque la UE está inmersa en una política de reducción de emisiones de CO2.
Una central de carbón cercana a la ciudad alemana de Neurath (Reuters).La creación de eventos es la estrategia fundamental que siguen desde hace años los lobbys energéticos europeos e internacionales para conseguir explotar el también conocido como gas de esquisto. En 2012, autoridades regionales, fundaciones públicas, entes gubernamentales... todos de Canadá,organizaron en torno a cien eventos en la UE para apoyar la explotación del shale gas y también del oil sand, crudo incrustado en la arena que exige un alto volumen de emisión de CO2 para su extracción y posterior producción. Sin contar los festivos y fines de semana, por todo el territorio comunitario había una conferencia, charla o presentación pública sobre esta industria cada dos días. Organizaciones como EUROGAS o Gas Infraestructure Europe estaban detrás de ellas.
Para organizar eventos en las instalaciones del Europarlamento debe existir la invitación de al menos tres legisladores europeos. El 20 de noviembre de 2012, en la sede de Estrasburgo, una exposición titulada en inglés ¿Cómo el shale gas transformará Europa? apostaba por el fracking (la inyección agua en el subsuelo para extraer hidrocarburos) y por ese tipo de gas. Contaba con la presencia de dos vicepresidentes de la Cámara, el español Alejo Vidal Cuadras y el polaco Jacek Protasiewicz, y de Herbert Paul, de la delegación alemana del PPE. La organizaba Citizens Coalition for Responsible Energy (Coalición ciudadano para una energía responsable), lo que apuntaba a su imparcialidad al presentar los beneficios económicos y los pocos costes medioambientales.
Este periodista ha podido acceder a un mail privado del europarlamentario Michéle Rivasi, de la Comisión de Medioambiente, dirigido a Protasiewicz donde le explicaba quedetrás de esa supuesta iniciativa ciudadana están las energéticas polacas PGNiG, KGHM o LOTOS y le alertaba de las consecuencias para la salud de las personas y para la naturaleza que conlleva explotar el shale gas, según los informes del propio Europarlamento. La exposición se celebró igual.
La oportunidad de oro que pueden tener las energéticas mundiales para lanzarse a por el shale gas europeo son los nuevos tratados de libre comercio e inversión que se negocian con EEUU y Canadá. Antoine Simon, de la organización Friends of Earth Europe, señala que “sabemos que en el TTIP (La Asociación Trasatlántica para la Inversión y el Comercio, en sus siglas en inglés) con EEUU habrá un capítulo energético y por lo tanto las exportaciones de frack gas a Europa serán un asunto importante a discutir”. Pero no sólo hablamos de comprar productos foráneos sino también de los mecanismos legales que incluyen estos tratados. Permiten a las empresas denunciar a los Estados si consideran que sus legislaciones van contra estos supra-acuerdos. Antoine Simon explica “el lobby del shale gas quiere dar ese paso a nivel europeo dentro del TTIP para destruir las barreras nacionales al fracking”.
Desde hace dos décadas, el Trasatlantic Business Council trabaja para sacar adelante esta versión 2.0 de los Tratados de Libre Comercio. Como destaca la publicación A brave new trasatlantic partnership de la red de organizaciones sociales 'Seatle to Brussels Network', el objetivo no es eliminar las tarifas arancelarias, que casi ya no existen. Ahora se “busca simplificar las regulaciones sanitarias, medioambientales, laborales o agrícolas”, según la propia Comisión Europea. Una afirmación que parece extraída de un documento de trabajo de un lobby.
Si este apoyo no fuera suficiente, en un evento reciente, Emma Marcegaglia, la líder de la patronal Business Europe y expresidenta de italiana Cofindustria, decía “tenemos miedos irracionales sobre el TTIP, creemos que es la mejor forma de crear empleos y de generar crecimiento. No sólo para las grandes multinacionales, también para las Pymes, porque un buen TTIP significa que puedan acceder a un mercado complicado”. Durao Barroso, presidente de la Comisión, estaba sentado detrás de la italiana. ¿Tomaría buena nota de las recomendaciones de la patronal de patronales?
La legislación comunitaria sobre los lobbies
Creado el 23 de junio de 2011 entre el Europarlamento y la Comisión, elRegistro de la Transparencia alienta a las empresas, grupos de representación, asociaciones profesionales, federaciones sectoriales o firmas de consultoría o abogacía a que se inscriban para poder representar sus intereses ante la UE. Los beneficios que ofrece son poder acceder a las instituciones comunitarias, las bases de información y datos así como poder rastrear la legislación y los trabajos que se realizan en la Comisión y Europarlamento. Si no lo hacen no están penadas, pero deben buscar subterfugios administrativos, como figurar como periodistas, para acceder a los edificios de la UE.
El Registro divide a los 6.555 lobbies apuntados en 6 grandes grupos: Consultarías profesionales y Bufetes; Grupos de presión dentro de las empresas; Organizaciones no gubernamentales y Plataformas; Grupos de reflexión y académicos; Organizaciones con fines religiosos; y por último Organizaciones que representan a autoridades locales. El propio Registro explica las causas de la inscripción de los lobbies, porque “la relación de las instituciones europeas con asociaciones ciudadanas, ONG, empresas, organizaciones comerciales y profesionales, sindicatos, grupos de reflexión, etc., es constante, legítima y necesaria para mantener la calidad de la democracia y la capacidad de ofrecer políticas adecuadas a las necesidades y la realidad”.
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