Messi no es Maradona, ni se le parece por mucho que FIFA se empeñe
No hay comparación posible. Maradona fue capaz de ganar él solo unMundial. Bueno, con la ayuda de algunos de los suyos. Messi no ha sido capaz de hacerlo. Y es que el azulgrana lo intentó mientras las fuerzas le acompañaron, es decir, más bien poco tiempo. Un par de carreras en la primera mitad, una clara ocasión en la segunda parte y 'hasta luego, Lucas', que diría Carlos Moyá.
Y lo más increíble de todo es que FIFA decidió que el Balón de Oro terminara en sus manos. Tal cual. Da la sensación de que FIFA quieren mantener en lo más alto a un jugador que a día de hoy no lo merece. Muller y Robben le escoltaron como mejores jugadores del Mundial.
Messi se colocó el disfraz de jugador que lo intenta todo, pero ese vacío físico y moral que le rodea en el último año y medio condenó a una Argentina que tan solo recibió un gol a partir de la fase de grupos, pero que le ha costado el poder lucir la tercera estrella en el pecho.
El diez azulgrana la tuvo. La historia le esperaba en ese minuto 122, agónico al máximo para unos y otros. Pero su lanzamiento de falta a las nubes significó a la perfección lo que ha sido y es el Messi de los últimos meses. Los genios esperan momentos así, pero el argentino no está, desconectó hace tiempo y la sensación que transmite es que ya no es un mal momento pasajero y termina de desmentir aquella teoría de que se estaba reservando para Brasil.
En esta Copa del Mundo 2014 ha demostrado con cuentagotas su calidad. Se ha llevado el Balón de Oro y cuatro designaciones como mejor jugador del partido, más por el nombre y por sus esporádicas apariciones que por su aportación al juego. No está, y la demostración llegó en la semifinal cuando el argentino fue incapaz de pisar el área de Holanda en todo el partido.
Messi, consolado por Schwensteiger.
Ante Alemania dimitió del partido al poco de empezar la segunda mitad. Es cierto que se tocó en dos ocasiones la parte posterior el muslo, que vomitó como tiene acostumbrados a todos y que incluso desconectó de las charlas de Sabellacomo hizo durante la pasada temporada de las del Tata Martino.
Desde el minuto 50 y hasta el 122, el azulgrana se quedó sin gasolina. Desapareció física y mentalmente. Cabizbajo y con la mirada perdida, la misma con la que recibió el Balón de Oro, el diez argentino anduvo por el terreno de juego como si con él no fuera la historia de lo que sucedía en Maracaná.
La consecuencia es que Argentina hasta tuvo que cambiar el dibujo táctico, con tal de dejar sobre el césped al cuatro veces Balón de Oro. Se esperaba una aparición genial, pero nada, condenó a su selección a jugar con uno menos. Y es que Messi fue el mejor para FIFA, pero nunca será como Maradona. Le falta una Copa del Mundo. Esa que se le escapó este domingo
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