La guerra contra el Estado Islámico, ¿próximo foco de inquietud de los mercados?
María Gómez Silva
Superado el referéndum en Escocia y apaciguadas las tensiones en Ucrania, el avance de los yihadistas en Siria e Irak amenaza con mantener vivos los riesgos geopolíticos. ¿Debemos blindar la cartera a prueba de bombas en esa parte del mundo?
El año 2014 será recordado como el año de los riesgos geopolíticos sobrevenidos. Las tensiones en Ucrania, el repunte del conflicto en Oriente Medio y el referéndum de Escocia irrumpieron en escena, logrando robar algo de protagonismo a las políticas de los bancos centrales, el verdadero tema estrella del ejercicio. Y ahora que muchos de estos focos de incertidumbre han desaparecido o se han mitigado, cuando los inversores encaran ya última parte del año, otro factor geopolítico podría sembrar las dudas en el parqué: El avance de los yihadistas del Estado Islámico en Siria e Irak; y la guerra que las potencias occidentales lideradas por Estados Unidos han lanzado contra esta organización.
«La aparición del grupo EI en Siria e Irak y el aumento de los recientes esfuerzos para combatirlo han dado paso a una nueva era de riesgos geopolíticos en la región de Oriente Medio y el norte de África. La naturaleza particular de la organización, el papel de Siria en la atracción de grupos yihadistas de todo el mundo y la capacidad del EI de amplificar y alimentarse de las otras tensiones existentes en la región hacen que las soluciones rápidas sean poco probables», escribían los analistas de Barclays en un reciente informe. «Parece que nos encaminamos hacia un prolongado período de incertidumbre regional, con potenciales riesgos de contagio a los mercados mundiales de petróleo, a otras economías y a los mercados financieros de la región (por ejemplo, Turquía, Líbano, Jordania y a los países del Golfo)», añadía el citado documento
No obstante, a tenor de la evolución de los mercados en las últimas semanas, pareciera como si las bolsas hubieran hecho oídos sordos a esta escalada de la tensión. El petróleo está a la baja desde mediados de junio y el oro sigue sin recuperarse respecto a los máximos que alcanzó en 2011, coincidiendo con los momentos de máxima tensión en la crisis de la zona euro. Los expertos de Citi lo reconocían en otro informe, en el que aseguraban que la guerra contra los yihadistas «supone un incremento de los riesgos geopolíticos y de fragmentación a largo plazo, así como un desafío a la estabilidad política mundial, pero ha tenido efectos limitados en el corto plazo».
EL PETRÓLEO NO SUFRE
Javier Urones, analista de XTB, explica que el precio del petróleo no se ha visto resentido porque, en el momento actual, hay otros factores que deprimen su precio: Por un lado, la oferta creciente por parte de Estados Unidos y, por el otro, la incertidumbre sobre la demanda, ante las dudas sobre la recuperación europea y la ralentización de China. Asimismo, Urones destaca que la presencia de los rebeldes en Irak (segundo productor de crudo de la OPEP) se concentra en el norte del país, mientras que «las tres cuartas partes del oro negro que se produce en Irak provienen del sur».
En ese sentido, los inversores sienten que la situación se mantiene relativamente bajo control. Especialmente, después de que una coalición internacional de países se haya puesto de acuerdo para atacar las zonas controladas por el EI, pero sin desplegar fuerzas sobre el terreno (algo que sí sería visto con mayor preocupación).
«Los mercados no le han dado importancia porque, en el momento presente, no existe ese problema para ellos. Es un riesgo potencial futuro, más bien. Especialmente, ante la actuación rápida y coordenada de la coalición internacional, que muestra un compromiso para acabar con el problema, para que quede reducido a una cuestión regional y a la amenaza del terrorismo», opina Javier Flores, jefe de estudios de Asinver. Por su parte, Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4, añade otro factor que ha presionado el precio del petróleo a la baja: la caída del dólar, al estar correlacionada con el valor de las materias primas.
Aguirre también explica que los mercados tienen la atención focalizada en otros factores en el momento actual, como pueden ser la acción de los bancos centrales y la debilidad de la recuperación, por encima de todo. Pero también los test de estrés a la banca, la ralentización del gigante chino, los bajos niveles de inflación y la recuperación de los resultados empresariales.
El avance del EI «es un riesgo relativo que puede servir para favorecer una toma de beneficios en un mercado caracterizado ahora mismo por la complacencia, anestesiado por los bancos centrales. Pero no creo que te cambie la película de fondo de los mercados, que es que tenemos un banco central que ha empezado a darlo todo y que eso va a servir de sustento», explica esta profesional.
En cambio, Víctor Alvargonzález sí opina que el mercado de petróleo ha reflejado estas tensiones pues, dados los factores de oferta y demanda mencionados antes, su precio se encontraría por debajo de los niveles actuales de no ser por este foco de incertidumbre.
En lo que coinciden todos los expertos consultados es en que una mayor escalada de la tensión sí podría tener efectos indeseados sobre las bolsas. ¿Pero qué podría producir este agravamiento de la situación? Un avance de los radicales hacia los pozos petroleros del sur de Irak, una incursión terrestre y más seria de Estados Unidos o Irán o un atentado de mayor alcance respecto a los perpetrados hasta ahora por este grupo yihadista, según estos expertos que, no obstante, creen que este escenario es poco probable según están las cosas en el momento actual.
UN PLAN DE CONTINGENCIA
En todo caso y dado que los inversores «siempre deben contar con un plan de huida», como recuerda Javier Urones, de XTB, es preciso saber que en ese supuesto más negativo se produciría un salida de dinero de los activos de riesgo en favor de los activos refugio. Por eso, «lo primero que habría que hacer sería salir del mercado al primer precio disponible».
«Siempre se dice que no hay que vender en pánico. Pero las caídas suelen ser muy importantes cuando acontecen ese tipo de eventos y en los días siguientes también. Descolocan el plan general de mercado y ya no tiene sentido estar en renta variable jugándonos el cuello a lo que pueda pasar», asevera.
Por el contrario, «habría que comprar petróleo y oro para protegerse. Probablemente, también habría que tener en cartera bonos americanos», explica Víctor Alvargonzález.
Por el contrario, «habría que comprar petróleo y oro para protegerse. Probablemente, también habría que tener en cartera bonos americanos», explica Víctor Alvargonzález.
En cambio Urones alerta contra la tentación general de comprar petroleras como Repsol, pues aunque este valor se comportase mejor que el índice en términos relativos, lo más seguro es que se viera arrastrado por las caídas.
En todo caso, la mayoría de expertos coinciden en destacar que lo más probable es que este riesgo no pase a mayores. «Si se producen caídas puntuales en la renta variable, la gente las aprovechará para comprar. Porque no tienes rentabilidad en otros activos», recuerda Natalia Aguirre, en referencia al escaso atractivo que ofrecen en estos momentos la renta fija o los depósitos.
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