Lassalle une a la cultura, contra Lassalle
Si fuera una película podría haberse llamado Misión imposible, pero desde ayer habrá que llamarlo Ley Lassalle No. El Secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, ha enojado tanto a la industria cultural que representa que hasta le han puesto un hashtag y un finiquito: quieren que sea la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien tome las riendas de la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual –conocida como Ley Lassalle- para no “aislar” del resto de Europa a los actores culturales españoles.
La puesta en escena en el Círculo de Bellas Artes no podía ser más impactante:Pilar Bardem y Enrique Cerezo, sentados a la misma mesa y en primera línea de ataque. Un hecho sin precedentes, que subrayaba que en la cita -que reunía a todas las entidades de gestión de derechos- no se hablaría de política, sino de industria y de cómo protegerla del ataque de los intereses ajenos a los trabajadores de la cultura. Han cerrado filas contra “una ley que ha sido usurpada por otros ministerios implicados”, en palabras del presidente de la SGAE, José Luis Acosta.
El acto se clausuró con himno improvisado: “¡Ley-Lassalle-No!”, “¡Ley-Lassalle-No!”, “¡Ley-Lassalle-No!”, “¡Ley-Lassalle-No!”, “¡Ley-Lassalle-No!”… Los músicos llevaban la voz cantante y Cerezo daba palmas como podía. El jolgorio y la pancarta no van con el productor y presidente del Atlético de Madrid, que se mostró al final del acto notablemente contrariado con la postura del Gobierno y la deriva de la norma, que el Tribunal Supremo ha dejado en suspenso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por la compensación por copia privada.
Reunión del sector de la cultura en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (P.H.R.)
“La Ley Lassalle es negativa por muchísimas razones, pero en el tema de la copia privada es un verdadero desastre. Lo digo ahora porque llevo tres años diciéndoselo: parece mentira que un sistema, en el cual los fabricantes y distribuidores, ninguno europeo, pagaban un canon mínimo por la venta de sus productos, ha desaparecido. Y la solución ha sido que el dinero lo pongan las arcas del Estado, con España en crisis. Son cosas incomprensibles”, explica Cerezo a este periódico, que advierte que se ha reunido varias veces con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte “para nada”.
Hacer el ridículo
El productor, enojado, señalaba que las beneficiadas han sido las empresas que han evitado el pago de más de 300 millones de euros, desde que en 2011 el Gobierno de Mariano Rajoy acabara con el Canon Digital. Pero eso se les debe a los autores y a alguien le va a tocar pagar, imagine. “Hemos hecho el ridículo”, sentencia Cerezo. “Porque toda Europa está con un sistema que no tiene nada que ver con lo que han impuesto aquí. Echo en falta el respeto de las normativas europeas. En estos momentos, el Ministerio de Cultura no nos protege, ni en la copia privada, ni en la piratería”.
Del “No a la guerra” al “No a la Ley Lassalle” la cultura ha cambiado su paso, y de defender una causa común ha pasado a salvaguardar una propia. Si la guerra era el enemigo, en 2003, ahora el señalado es José María Lassalle, el representante del sector en el Ejecutivo de Rajoy, que debió vivir el peor día de su carrera como político desde que dejó su carrera como profesor universitario.
Ha sido el responsable de la unión de la industria cultural al completo y de su movilización al unísono y sin fisuras contra su gran proyecto. La cultura le debe haberse unido para dejar de temer a la política. Mientras, su ministro,José Ignacio Wert, vuelve a salir de rositas de otro guirigay. De momento, la Secretaría de Estado de Cultura reaccionó con un estamos dispuestos “al diálogo”, durante la tramitación de la Ley a su paso por el Senado, hasta mediados de octubre.
Uno de los dirigentes de las sociedades de gestión reconoció a este periódico que “Lassalle ha jugado a dar largas al sector cultural y el sector cultural ya no se cree las promesas del secretario de Estado de Cultura”. Hace sólo un año las cosas eran muy diferentes para el político del PP, que anunciaba en sede parlamentaria pelea contra Hacienda a favor de la cultura.
Entonces, reconocía que “la falta de apoyo a la cultura es una condena a los ciudadanos”, que todos los logros que apunta su equipo se frenan en el muro de Montoro. Además, asumía todas las responsabilidades y el sacrificio, se inmolaba ante todos los diputados que le escuchaban en la sesión de control, pero estaba atado de manos: “Las obligaciones están subordinadas a las posibilidades”. Una vez comprendió que su legislatura pasaría sin pena ni gloria decidió aliarse con la cultura y pasar como protomártir, pero ésta ha dejado de creer en sus sueños retóricos.
Abiertos al pacto
Incluso José Luis Acosta, presidente de la SGAE, se mostró a la altura del malestar y pidió, en nombre de los 500.000 trabajadores culturales, "la retirada del proyecto para abrir un proceso real de debate con todos los sectores implicados para hacer una ley del siglo XXI”. "Los autores tienen garantizados sus derechos en el resto del mundo y en España no. La Secretaría de Estado de Cultura ha despreciado el derecho al trabajo de los artistas españoles”, añadió.
En la misma línea, Luis Cobos, presidente de la Sociedad de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (AIE), apuntó que si no rectifican la Ley, la UE les obligara a hacerlo y veremos cómo se irá desgajando poco a poco. “No queremos poner en un aprieto a nadie”, a pesar del hashtag. “No pedimos dimisiones, pedimos al Gobierno que nos escuche y que inicie un proceso consensuado. Les aconsejamos que esperen a las directivas europeas. Estamos dispuestos a pactar y a negociar, pero la ley ha pasado por el Congreso y no se ha recogido ni una de las peticiones”.
La actriz Pilar Bardem también pasó a la acción al terminar el acto: “Si con el IVA nos mataron, Lassalle nos remata con esto. Quieren hacer desaparecer del mapa a la cultura. Odian todo lo que significa la cultura y lo están consiguiendo”.Asunción Balaguer, animada ante el resultado de la convocatoria, dice que protestan porque han “aguantado demasiado”. “Cuando nos unimos, nos unimos de verdad”, prepárense, la cultura de urgencia ha vuelto.
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