RESACA TRAS EL TRIUNFO DE LA UNIÓN
Mujer y mayor de 55 años: el perfil de votante que ha salvado el Reino Unido
El Reino Unido sigue existiendo gracias a los escoceses mayores de 55 años. Fueron ellos quienes votaron masivamente en contra de la independencia en el referéndum del jueves, desactivando el entusiasmo secesionista de los más jóvenes. Según esta encuesta a pie de urna elaborada por la organización de Lord Ashcroft, la edad fue el factor demográfico determinante. Así, por ejemplo, el 73 por ciento de “senior” (mayores de 65) habría votado por la unión.
Mientras tanto, el “sí” fue la opción elegida por el 71 por ciento de los menores de 18 años (estaba autorizado votar partir de los 16). En general, los datos del sondeo demuestran que el ardor independentista decreció exponencialmente con la edad. Con una curiosa excepción, quizá acentuada por la muestra estadística: en la franja entre los 18 y los 24 se habría impuesto el “no” por cuatro puntos de diferencia.
En cuanto a sexos, las mujeres demostraron ser más unionistas (56%) que los hombres (53%). En su breve informe, además, Lord Ashcroft destaca otra curiosidad: dos tercios de quienes tomaron una decisión en los últimos días de la campaña optaron por la independencia.
Parece que los escoceses valoraron muchos factores antes de introducir su papeleta. El 57 por ciento de quienes votaron “no”, lo hicieron pensando en la libra. Si perder la moneda fue la principal preocupación de los unionistas, le siguió el miedo a lo que pudiese suceder con las pensiones (37%), la sanidad pública (36%) y los futuros impuestos (32%).
En general, cerca de la mitad de quienes optaron por mantenerse en el Reino Unido reconocieron hacerlo más por una cuestión práctica y económica que por sus sentimientos. Así, el 47 por ciento se mostró de acuerdo con la siguiente frase: “Los riesgos de hacerse independientes parecían demasiado grandes cuando se trataba de asuntos como la moneda, la pertenencia a la Unión Europea, la economía, el trabajo y los precios”.
Desolados con la derrota
Entretanto, la resaca de la derrota independentista dejó escenas de desolación en las calles de Edimburgo. Jonny, por ejemplo, salía ayer a primera hora de la sede del Royal Bank of Scotland (RBS) con un papel en la mano que guardó con cara de pocos amigos en el bolsillo. Se trataba de la confirmación de que todas sus cuentas habían sido cerradas. “Es lo menos que podía hacer después de todo lo rastreros que han sido. Han jugado con nosotros, con la campaña del miedo de los malditos tories”, decía. Jonny es un independentista de los pies y la cabeza y ayer no se tomó demasiado bien la derrota en las urnas.
Pelea entre un independentista y un unionista, ayer en Glasgow (Reuters)
Muchas entidades advirtieron que cambiarían su sede y abandonarían Escocia en caso de que ganase la secesión. Pero el RSB no es un banco cualquiera al norte de Newcastle. Su cuartel general se implantó en Edimburgo en 1717 y es uno de los baluartes de la economía. Por eso, el hecho de que en la recta final anunciara sus intenciones de trasladarse a Londres fue vista por muchos nacionalistas como una auténtica traición.
“No ha sido un proceso democrático, no se puede votar coaccionado por el miedo y mucha gente sintió miedo por las amenazas de Westminster y sus súbditos”, se queja Jonny. Lo de los "súbditos" va por Ross McEwan director ejecutivo de la entidad. Después de que el banco tuviera que ser prácticamente nacionalizado tras el rescate de 2009, los nacionalistas consideran que el banquero es una marioneta de David Cameron y por eso tuvo que “amedrentar” a la gente con un “mensaje del miedo”.
Lo cierto es que el ambiente que se respiraba en la oficinas tras el día del plebiscito era peculiar.Ronald Hemmings, consultor ya retirado, decidió darse una vuelta para ver a sus antiguos colegas y admite que vio “de todo”. “Había gente completamente devastada. Uno en particular, que siempre ha sido gran activista contra lo nuclear, no quería hablar con nadie. Ha pasado una noche verdaderamente mala”, dice. “Yo también he votado por la independencia, pero hay que ver lo positivo. Al menos ahora vamos a tener más poderes”.
En efecto, la promesa de la devo-max (autonomía fiscal) consiguió calmar muchos ánimos secesionistas. “Algunos separatistas –cuenta Hemmings- llegaron a cambiar de opinión al final y pensaron que un divorcio total era demasiado arriesgado, por lo que optaron por la unión con estas nuevas condiciones”. Con todo, para los nacionalistas convencidos ayer fue un día de dolorosa derrota. “Hay gente incluso que se siente traicionada por el compañero de oficina porque considera que con un puñado de votos más se habría podido conseguir el gran sueño”.
El padre de Tabina, explica su hija, está incluso pensando en volver a su Gales natal porque “para estar en una Escocia a las órdenes de los tories, dice que prefiere no estar”. “El se siente escocés de pura cepa, como le gusta decir, y no se ha tomado bien la derrota, pero seguro es cuestión de tiempo… no le veo yo volviendo a Gales”, señala. Como su progenitor, Tabina votó por la secesión. A sus 17 años, era la primera vez que acudía a las urnas. “Para mí era importante el cambio porque no creo que el sistema actual sea justo. Ahora hay que aceptar el resultado. Lo que me ha parecido patético es el seguimiento de los medios. Sobre todo la BBC. Decepción total. Yo estoy estudiando periodismo y todos lo hemos comentado… seguro que para el próximo referéndum lo podré cubrir ya yo. Y será de otra manera”.
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