Las listas de espera en la sanidad pública empujan a pacientes con recursos a la privada
Las clínicas experimentan un aumento de usuarios que pagan de su bolsillo las consultas y pruebas diagnósticas ante las demoras del Sespa // Los especialistas alertan sobre el riesgo de crear una medicina a dos velocidades: para ricos y para pobres
Viernes19 de septiembre de 2014
Consulta con el médico de familia. Paciente con dolor de estómago persistente. Petición de derivación al especialista. Fecha de la solicitud: finales de junio. Fecha de la primera consulta en Digestivo: finales de octubre. Más de 90 días.
--Para entonces igual hasta me he muerto, bromea el paciente con la administrativa del centro de salud.
--¡Uy! pues ha tenido usted suerte, hay consultas con mucho más retraso, responde la administrativa.
El dolor del paciente no remite y visita de nuevo al médico de familia, que solicita una consulta preferente (más rápida) en el HUCA.
--Ya hemos cursado la petición, le llamarán del hospital con la nueva cita, comenta la administrativa al paciente.
Cierto. A los pocos días el paciente recibe una llamada del hospital para comunicarle que no es posible adelantar la consulta. Fecha confirmada: finales de octubre.
¿Solución? El paciente, alarmado por el dolor, solicita consulta en un centro privado, donde recibe asistencia.
La conversación que encabeza esta información es absolutamente real. El paciente aporta los nombres, apellidos y documentación que lo acredita, aunque prefiere permanecer en el anonimato.
ASTURIAS24 ha querido saber si se trata de un caso aislado o no. Este periódico ha consultado la opinión de tres especialistas y todos ellos coinciden en que cada vez es más frecuente que los pacientes que todavía pueden pagarlo, aquellos no sacudidos por la crisis, acudan a la medicina privada, sobre todo, para ser vistos por especialistas o realizarse pruebas diagnósticas ante las abultadas listas de espera de la sanidad pública.
LOS RIESGOS
El riesgo lo expresa alto y claro Carlos Ponte, presidente de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública de Asturias. Y ese riesgo no es otro que el de generar una sanidad a dos velocidades. Una pública, benéfico-asistencial, para quienes carecen de recursos. Y una privada para las clases sociales que pueden pagarla. "De momento es un riesgo, pero es real, hacia ahí vamos", comenta Ponte.
Los datos oficiales apuntan que el tiempo medio de espera para una primera consulta con especialista --la demora máxima no se facilita-- se situaba en mayo en 43 días para el conjunto de las especialidades y hospitales de Asturias. Muy lejos ya de los 15 días que prometía, y casi cumplía, el Insalud cuando tenía responsabilidades de gestión en Asturias antes de las transferencias sanitarias. El número de pacientes que aguardan más de seis meses para ser operados se elevaba a finales de agosto hasta los 1.617. Sanidad ha renunciado ya a colgar en su web los datos con las demoras en pruebas diagnósticas. Resulta, por lo tanto, imposible conocer en este momento el número exacto de pacientes en lista de espera para un TAC, una resonancia, una gastroscopia o una colonoscopia, por poner algunos ejemplos. Casos concretos, publicados por los medios de comunicación asturianos, apuntan que la demora puede superar el año.
Un portavoz de la medicina privada, que ha solicitado que su nombre no sea publicado; Carlos Ponte, presidente de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública de Asturias; y Ángel Colmeiro, presidente de Atención Especializada del Simpa, el sindicato mayoritario de los médicos de la medicina pública, han expuesto sus puntos de vista a este diario.
"Es cierto que hemos notado un incremento de pacientes que vienen porque no pueden seguir esperando", comenta un portavoz de un centro privado en Asturias. "Se ve que la sanidad pública no dan abasto", añade. Son pacientes que requieren, fundamentalmente, consulta con especialista y realización de pruebas diagnósticas o terapéuticas y, en menor medida, cirugía. De hecho, en algunos casos, con los resultados de las pruebas diagnósticas en la mano, el paciente acude de nuevo a la medicina pública para continuar la asistencia. Este portavoz rechaza poner números al aumento. "Nosotros no preguntamos por qué vienen", afirma. Pero subraya que es evidente una tendencia creciente de consultas y pruebas en centros privados motivadas por la lista de espera de la medicina pública. "Lo oímos cada día. Es que me han dado seis meses de espera para una gastroscopia, es que tengo un escáner dentro de tres meses, es que..." En este contexto, "es frecuente que los pacientes con disponibilidad económica acudan a un centro privado", comenta.
Este portavoz, que no se atreve a señalar si esta tendencia creciente se acentúa desde el estallido de la recesión, sí confirma que el aumento ha sido mayor con el inicio de los traslados hospitalarios de Mieres y Oviedo.
TEMA CLAVE
Carlos Ponte, portavoz de Defensa de la Sanidad Pública en Asturias, subraya que la creciente transferencia de la medicina pública a la privada es "el tema clave, el principal". "Las listas de espera aumentan y empujan a la gente con recursos a la privada, que además cada vez ofrece pólizas más competitivas", argumenta.
Ponte reconoce que, al menos en Asturias, la opacidad informativa es tan alta que resulta del todo imposible conocer la dimensión del problema. "Pero lo que es cierto es que las clases medias con recursos están cada vez más entregadas a la medicina privada; lo veo cada día en la calle", subraya. Ponte puntualiza que esta situación es más acusada para resolver consultas o pruebas diagnósticas. "La pública mantiene todavía, aunque ya con competencia, la asistencia más compleja", aclara.
A falta de datos asturianos, el portavoz de Defensa de la Sanidad Pública en Asturias ofrece algunos nacionales. Así, explica que mientras los presupuestos de los servicios públicos de salud de las diferentes autonomías decaen, la facturación de la medicina privada ha crecido por encima del 3%, y eso en tiempos de crisis.
DOS VELOCIDADES
También Ángel Colmeiro, presidente de Atención Especializada del Sindicato Médico Profesional de Asturias (Simpa), confirma esta tendencia. "Todos conocemos casos particulares de pacientes que recurren a la privada", destaca. "Las cifras de las esperas oficiales son tremendas y las reales, más tremendas aún", añade. Colmeiro coincide con Ponte en que caminamos hacia una sanidad a dos velocidades, una privada, para los ricos, y una pública para los pobres. "Es la consecuencia de los recortes", subraya.
Colmeiro denuncia también lo que, a su juicio, es un maquillaje de la lista de espera. Señala que tiene conocimiento de que pacientes de Traumatología o de Oftalmología son sacados del listado por el mero hecho de renunciar a operarse con un especialista en un centro privado que no les ofrece garantías. "De hecho, algunos traumatólogos me han contado que reciben a pacientes con secuelas tras ser derivados por el Sespa a centros privados", añade.
El presidente de Atención Especializada del Simpa es pesimista. En su opinión, el problema no mejorará. "Ni la jornada mariana ni los quirófanos dan para más", asegura. Para Colmeiro solo hay dos soluciones y las dos requieren una inversión económica que la Administración no puede o no quiere asumir: contratación de personal extra para trabajar por la tarde o regreso a los programas especiales, más conocidos como peonadas. "De lo contrario, la lista de espera continuará creciendo", concluye.
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