Arqueología e historia, las otras víctimas de Estado Islámico
Actualizado viernes, 13 de febrero de 2015 19:13 EDT
Sitios antiguos en Siria e Irak están siendo destruidos por la guerra y saqueados por Estado Islámico y otros que buscan lucrar con las reliquias. Un grupo llamado Heritage for Peace está tratando de cuidar el patrimonio histórico.
FRONTERA TURQUÍA-SIRIA— En el sótano de un hotel del lado turco de esta frontera estropeada por los combates, un grupo de guerreros improbables se entrena para combatir en un frente poco conocido de la guerra civil en Siria: la batalla por la herencia cultural del país.
Los reclutas no son combatientes sino académicos canosos, más cómodos en una excavación arqueológica que en un campo de batalla. Durante meses, han viajado por regiones de Siria desgarradas por la guerra, esquivando disparos, contrabandistas y a los yihadistas de Estado Islámico. Su misión: salvar artefactos antiquísimos y sitios arqueológicos en peligro por la amenaza de oportunistas, civiles desesperados y fundamentalistas que para financiar su guerra han saqueado la rica herencia artística de Siria.
Historiadores del arte y funcionarios de inteligencia afirman que el contrabando de antigüedades por parte de EI ha explotado en los últimos meses, lo que agrava el daño ya ocasionado por el pillaje de fuerzas gubernamentales y facciones opositoras. Los saqueos, a menudo con topadoras, ahora son el segundo mayor ingreso del grupo militar después del petróleo, según funcionarios de inteligencia occidentales.
Palmyra, una antigua ciudad oasis vive saqueos y violencia. Agence France-Presse/Getty Images
“Lo que comenzó como un robo oportunista se ha convertido en un negocio transnacional organizado que está ayudando a financiar el terrorismo”, dijo Michael Danti, un arqueólogo de la Universidad de Boston que asesora al Departamento de Estado de Estados Unidos. “Es la emergencia cultural más grave que haya visto”.
En sesiones en este lugar secreto, el grupo de académicos recibe entrenamiento sobre cómo dar pelea. Aprenden cómo llegar a sitios clave y documentar qué hay allí y qué ya ha desaparecido. Otra destreza que necesitan: cómo esconder objetos valiosos que podrían correr riesgo de ser saqueados y almacenar sus ubicaciones en GPS para hacer posible su recuperación más adelante. También se hacen pasar por vendedores de antigüedades para sacar fotos de artefactos robados.
El grupo es encabezado por un arqueólogo entrenado en la Universidad de Damasco, quien junto a sus colegas opera en secreto debido a la naturaleza peligrosa del trabajo. Compara al grupo con los “Hombres de los monumentos” de la Segunda Guerra Mundial: un pequeño grupo de académicos que ayudaron a salvar la herencia cultural europea de los nazis y fueron retratados en una película de 2014 con George Clooney.
“Es un trabajo peligroso. Tenemos que entrar y salir de un sitio muy rápido”, dijo. “El saqueo se ha vuelto sistemático, y no damos abasto”.
La guerra en Siria ha dejado más de 200.000 muertos desde que comenzó en 2011.
Además del costo humano, el daño cultural ha crecido. Ciudades antiguas como Homs y Aleppo han quedado hechas escombros. Sitios romanos, griegos, babilonios y asirios han sido destruidos por los combates y los saqueos, y cinco de los seis sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en Siria han sido dañados seriamente.
Algunos de los mayores museos del país han sido saqueados o corren peligro, incluido el Museo de Mosaicos en la provincia de Idlib, lleno de obras de la era romana. En los mercados de ciudades del sur de Turquía como Gaziantep, jarrones romanos de tumbas se venden de a cajones.
Los artefactos recuperados incluyen mosaicos, estatuas y joyas romanas y bizantinas. APSA
“Hemos visto muchos artefactos aquí (...) Cafeteras de la era otomana, y monedas y estatuillas más viejas”, dijo Harun Unvar, de una tienda de antigüedades en el viejo bazar de Gaziantep. “Los refugiados intentan vender artículos pequeños, pero los más importantes son robados y vendidos en privado por mucho dinero”.
En los mercados, los comerciantes afirman que artículos pequeños como figurines y sellos cilíndricos tallados se venden por precios que van desde un puñado de dólares a varios miles. Entre los compradores hay desde lugareños que compran piezas pequeñas en mercados turcos y libaneses hasta inversionistas y coleccionistas de Occidente, China y el Golfo Pérsico, según especialistas en antigüedades y funcionarios estadounidenses.
Sólo en EE.UU., datos del gobierno muestran que el valor de antigüedades declaradas originarias de Siria aumentó 134% en 2013 a US$11 millones. Funcionarios de ese país estiman que el valor de piezas sin declarar es mucho mayor.
El volumen total del comercio ilegal es imposible de estimar con precisión pero se cree que habría crecido hasta más de US$100 millones anuales, según funcionarios estadounidenses.
APSA
Un impulsor clave de la fuerte expansión del saqueo es el ascenso de EI. Académicos y funcionarios gubernamentales señalan que el grupo lleva adelante la gran mayoría del comercio ilegal. Además de vender petróleo, el grupo obtiene dinero con pedidos de rescate de rehenes y estafas, según funcionarios.
En el vecino Irak, EI también saquea y destruye sitios antiguos a escala alarmante, según imágenes satelitales, arqueólogos y funcionarios gubernamentales.
En el territorio controlado por EI alrededor de la ciudad mesopotámica de Mari, un antiguo centro comercial fundado en 300 A.C., se cavaron más de 1.300 sitios en los últimos meses, según imágenes satelitales y arqueólogos. Investigadores señalan que gran parte de la excavación es realizada por civiles alentados por líderes de Estado Islámico, que cobran un impuesto de 20% sobre las ventas.
El año pasado, un funcionario de inteligencia iraquí afirmó que EI había recaudado hasta US$36 millones al saquear una zona alrededor de al-Nabek. Un funcionario europeo indicó que EI está usando su amplia red y su conocimiento de las redes sociales para dejar de lado al intermediario tradicional y llegar directamente a los compradores.
En la ciudad de Manbij, que se ha convertido en un centro de comercio de artefactos, EI estableció una oficina para manejar antigüedades saqueadas y un mercado para equipos profesionales usados en las excavaciones, indicó Amr Al Azm, un experto en antigüedades sirias. Las ventas se realizan en dólares estadounidenses y cuando la operación se concreta los comerciantes autorizados pueden transitar de forma segura por el territorio controlado por EI, agregó el experto.
La cantidad de artículos que se están saqueando es la mayor preocupación, más que un puñado de piezas de alto valor, porque excavar los artefactos destruye su contexto arqueológico, indicó Al Azm.
Un mosaico recuperado por Heritage for Peace. Heritage For Peace
Estado Islámico no es el único grupo involucrado en los robos. Hay evidencia de que soldados del presidente Bashar al-Assad y de grupos de oposición también realizan saqueos.
Los gobiernos evalúan cómo cortar el comercio. Autoridades de EE.UU. y Europa analizan nuevas leyes anti-contrabando, y sus agencias de espías investigan la cadena de suministro que traslada artefactos de la zona de guerra al mercado, según funcionarios occidentales de contraterrorismo y diplomáticos.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas circuló una resolución para prohibir todo comercio de antigüedades de Siria. El organismo ya había prohibido el comercio de artefactos de Irak hace una década.
Fuerzas de seguridad del Líbano y Jordania han incrementados las redadas en casas de contrabando. En Turquía, unidades especiales anti-contrabando de la policía realizaron decenas de allanamientos en ciudades del sur del país desde mediados del año pasado, y confiscaron miles de artefactos. Dicen que planean devolver los artículos cuando termine la guerra.
Los hombres de los monumentos de Siria, un grupo de académicos, arqueólogos y voluntarios, buscan detener los saqueos de raíz.
Formados en 2012 por el arqueólogo educado en la Universidad de Damasco y otro colega sirio, el grupo comenzó a catalogar informalmente los daños a sitios en las provincias de Idlib y Aleppo. Los fundadores sumaron a colegas y amigos sirios de universidades, museos y el gobierno, y luego se incorporaron asesores europeos y estadounidenses.
El grupo ahora es una red de 200 personas que se extiende por las zonas de Siria controladas por los rebeldes, según los arqueólogos. Pero a diferencia de los hombres de los monumentos de la Segunda Guerra Mundial, los especialistas sirios tienen pocos recursos y rara vez son apoyados por unidades armadas. Con la ayuda de contrabandistas y otros, viajan sin armas a través del territorio rebelde, donde están presentes distintos grupos armados.
Algunos de los mosaicos recuperados se han llevado al museo Gaziantep. Ayman Oghanna for The Wall Street Journal
“El régimen sabe y nos está buscando” debido al trabajo para exponer los saqueos de seguidores del gobierno sirio, indicó el arqueólogo educado en Damasco. “Otros grupos podrían matarnos si supieran lo que hacemos, así que nos movemos en las sombras”.
El arqueólogo de Damasco afirmó que altos miembros del grupo han comenzado a hacerse pasar por vendedores de antigüedades para conseguir información sobre artículos robados. Contactan a los saqueadores y les sacan fotos a los artefactos, y luego les envían por email las fotos a académicos en Europa que les pasan la información a las autoridades.
El arqueólogo de Damasco sostuvo que la falta de recursos y la naturaleza peligrosa de su trabajo han limitado lo que pueden hacer. “No se trata sólo de la historia. Se trata de nuestro futuro”, dijo. “Salvar nuestra herencia es lo único que nos puede ayudar a reconstruir una Siria inclusiva tras la guerra”.
—Benoît Faucon contribuyó a este artículo.
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