Ni vetos a otras formaciones ni posturas programáticas maximalistas. Y la última palabra, la de las bases. Podemos ha entrado en la segunda fase de las negociaciones, la que tiene que ver con las cesiones, una vez fijados sus máximos. Una postura que ha mantenido durante más tres meses, con distintos giros de guion orientados en la misma dirección, y a la que pretende dar la vuelta en poco más de tres semanas. El objetivo es intercambiar los roles con Ciudadanos. A ser posible en lo estrictamente político, convirtiéndose en el único socio del PSOE, pero sobre todo en lo simbólico: construir unaimagen pactista, de cordialidad, sin imposiciones, y arrinconar a Ciudadanos al lugar que ocupaba hasta ahora, el del bloqueo.
Y ahora, con un elemento nuevo: la consulta a los casi 400.000 inscritos de Podemos, que tendrán la "última palabra" sobre los pactos, si los hay, o si es mejor forzar elecciones. La propuesta que Pablo Iglesias lanzó ante el Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección de la formación morada, que ayer ratificó además a Pablo Echenique como nuevo secretario de Organización por unanimidad. Iglesias aseguró que en ningún momento su partido se ha planteado la abstención a un acuerdo "continuista" como el que, a su juicio, representa el suscrito por Pedro Sánchez y Albert Rivera, que sólo prolonga las políticas del PP. De modo que baraja dos escenarios: una alianza con los socialistas para un Ejecutivo "de cambio" y "a la valenciana" -que seguirá explorando hasta el final- o bien nuevos comicios. Iglesias reiteró que no tiene miedo a otras generales "si finalmente no fuera posible [el acuerdo] porque el resto no está dispuesto a ceder".
Pero el líder de Podemos sabe que un sector de su partido medita que quizá sea mejor, eventualmente, y si se introducen cambios sustanciales en el texto PSOE-Ciudadanos, abstenerse para no cargar con la culpa de un adelanto electoral y así rearmar internamente el partido. Así que su estrategia ha sido la de ampararse en el voto de las bases, desviando hacia ellas la responsabilidad de elegir. Si los inscritos apostaran por mantener el no a la investidura de Sánchez sobre las bases del documento firmado con C's, la formación morada siempre podría alegar que ha sido su militancia la que se ha opuesto, y no la cúpula.
"Hay que ceder"
El interés de Iglesias por reunirse con Sánchez y Rivera, o al menos sentar a los equipos negociadores de las tres formaciones, es inversamente proporcional al del líder centrista. La foto de la concordia que refuerza el camino marcado tras reunirse con Sánchez y renunciar a ejercer la Vicepresidencia de un Gobierno de coalición. No es una cuestión de sillones, como se le ha recriminado al líder de Podemos desde casi todas las trincheras.
Podemos quiere dejar de ser un obstáculo y ha desplegado una exhibición de concesiones para blanquear su imagen tras más de cien días de bloqueo
Dejar de ser un obstáculo fue la razón esgrimida por el secretario general de la formación emergente. Argumentos que ha ido acompañando de otros mantras, tras inundar su agenda de intervenciones en los medios coincidiendo con los días después del encuentro bilateral, como “no es momento de maximalismos, sino de ceder”; "estamos dispuestos a hablar de cosas e incluso a asumir propuestas que no nos entusiasman [en referencia al derecho a decidir]" o “hay que avanzar cuanto antes sin ninguna línea roja”. Este mismo sábado insistió en que "hay que ceder" para buscar acuerdos, y que "gobernar supone en cierta medida decepcionar". Una exhibición de concesiones que blanquea la imagen de la formación tras cien días de bloqueo.
El acercamiento a los socialistas, a quienes lejos de afear su acuerdo con Ciudadanos ha remarcado que respeta, se ha aderezado con una claudicación, a priori, irrechazable para Sánchez: asumir en términos generales su programa electoral. Un gesto todavía más empático con el electorado socialista, a quien desde Vistalegre busca atraer. La fiscalidad propuesta por el PSOE, el déficit propuesto por el PSOE, el gasto público propuesto por el PSOE... e incluso la no derogación de la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque sobre esto último existe mayor división interna.
Poner a C's contra las cuerdas
El movimiento de Podemos ha provocado la rápida reacción de Ciudadanos, situándose precisamente en el lugar que Iglesias quiere abondonar: el del bloqueo, asumiendo indirectamente la responsabilidad de una repetición de elecciones al predecirlas si Podemos entra en la ecuación para la formación de Gobierno. Trasmutando los papeles, se traslada también el coste electoral y el rechazo de la opinión pública de una formación a otra. El jefe del equipo de negociación de los naranjas, José Manuel Villegas, ni titubeó después de conocerse el cambio de postura de Iglesias: “No hace falta que nos reunamos [con Iglesias y Sánchez]"; "no vamos a apoyar ni por activa ni por pasiva un Gobierno en el que esté Podemos”. Posiciones ratificadas por el jefe de fila, que a su vez ha apelado a la formación morada a abstenerse por responsabilidad. Este sábado, en un acto en Málaga, el líder naranja critió a Podemos "y todos sus follones" por ser una de las formaciones que hacen pinza para impedir que haya Gobierno en España. C's es el "cambio sensato y útil", dijo, frente a los que "gritan y dicen ellos o nadie".
Podemos quiere situar a C's en el bloqueo. Cambiando los papeles, se traslada también el coste electoral y el rechazo de la opinión pública de una formación a otra
La estrategia de Iglesias para hacer cargar a Ciudadanos con la responsabilidad de una repetición de los comicios ha ido acompañada, como es habitual cuando los líderes políticos mueven ficha en las negociaciones, de una cascada de intervenciones mediáticas. Durante estas últimas ha podido ya llamar la atención sobre la actitud “agresiva” y “maximalista” de Ciudadanos. Un “sectarismo”, ha llegado a afirmar, que de mantenerse abocará a la repetición de elecciones.
Las cesiones de Podemos ponen a Ciudadanos contra las cuerdas, máxime al tratar de forzar que Sánchez abandone la intención de contar con los de Rivera en su hipotético Ejecutivo. Uno de los escenarios por los que la formación emergente estaría dispuesta a “respetar el acuerdo PSOE-Ciudadanos”, siempre que sea solo de legislatura, es que incluya a independientes más cercanos a las posturas socialdemócratas clásicas. Se trata de seguir intercambiando roles con Ciudadanos si muestran su negativa: esta vez la inclinación por los sillones. Las claves internas que llevan a Podemos a la abstención son diversas, pero las políticas también. Iglesias cede, pero a cambio de que Ciudadanos no entre en el Ejecutivo de Sánchez.
Ferraz, más optimista; los barones, menos
Sánchez, por su parte, gasta sus últimos cartuchos. El secretario general también protagonizaba este sábado la reunión del máximo órgano de dirección de su partido, en su caso el comité federal. E hizo un llamamiento casi dramático a la "unidad" de los dos emergentes, para que aparquen sus "vetos y líneas rojas" con el fin de poner en marcha un Gobierno "del cambio" que sea "plural y no partidista". Las tres formaciones, dijo, suman 15 millones de votos, 199 escaños en el Congreso y comparten la meta de "renovar España". Recordó que esta es la "hora decisiva", que apenas quedan tres semanas para que se produzca el desenlace, y que ya no hay "margen de error". Y subrayó otro canto a la transigencia: "Los socialistas estamos dispuestos a ceder y pediremos a las fuerzas del cambio que cedamos para que gane el cambio y gane España".
Sánchez hace un llamamiento a la "unidad" de los dos emergentes, se muestra dispuesto a "ceder" y pide que todos lo hagan para evitar otros comicios
La dirección federal celebró, aunque con cautelas, la decisión de Iglesias de someter a consulta la decisión final sobre la votación de una segunda investidura. Es un "avance", señalaron desde el entorno del secretario general, que se enmarca en el "punto de inflexión" de la estrategia de Podemos materializada en los últimos días. Lamentaron, eso sí, que ese referéndum no se hubiera celebrado hace un mes, cuando Sánchez presentó por primera vez su hoja de ruta ante el Congreso. En la cúpula están convencidos de que las bases de la formación morada no entenderían que no se eligiera a Sánchez como presidente y que en todo caso lo preferirán antes que mantener a Rajoy en La Moncloa.
Sin fecha para la reunión
Pero esa es la lectura de Ferraz. En las federaciones críticas el escepticismo es mayor. En público, las mayores reservas las expresó el presidente de Aragón, Javier Lambán, que aseguró que "hace diez días" era más "optimista" que ahora. Pero en privado las dudas son más que evidentes. En Andalucía, desde el entorno de Susana Díaz advertían de que Iglesias sólo piensa en dos escenarios: o Gobierno de coalición o elecciones. Punto. "Ya plantearon aquí un referéndum que no celebraron y que era una excusa para luego acabar votando contra la presidenta y con el PP", indicaban. Un barón señalaba que la pretensión del jefe de Podemos, con su cambio de actitud, es echar "a hombros del PSOE" la responsabilidad de ir a nuevas elecciones si no acepta su oferta. La convicción entre los críticos con Sánchez es que Podemos no cederá y forzará el anticipo de las generales, porque no puede abstenerse ante un acuerdo con C's que apenas se modifique, por el escaso margen de maniobra disponible. Y como prueba ponían un tuit de este mismo sábado de Íñigo Errejón, cabeza del sector teóricamente más pactista:
Sánchez afirmó que si hay "cambios sustanciales" en el texto suscrito, gracias a las aportaciones de Podemos, se someterán también al escrutinio de la militancia socialista y del comité federal. Como también apuntó que acude a las negociaciones "sin líneas rojas, pero con firmes convicciones". Una afirmación que alertó a Díaz, que le recordó que "evitó" citar el perímetro del acuerdo, que es la resolución del 28 de diciembre y el mismo pacto con C's. Algunos dirigentes temen que en el último momento Sánchez abandone su entente con Rivera para abrazarse a Podemos. También suscita alguna inquietud que Sánchez e Iglesias pactaran derivar a otra mesa el diálogo sobre la cuestión catalana, a la del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y el portavoz de En Comú Podem en la Cámara Baja, Xavi Domènech.
Iceta intentó tranquilizar a los dirigentes del PSOE, subrayando que no es conveniente mezclar la investidura con el desafío soberanista, y que él está dispuesto a hablar con todo el mundo, pero la negociación se lleva desde Madrid. "Tenemos la 'Declaración de Granada', pero también nuestro programa electoral, la resolución del 28 de diciembre y el acuerdo con C's. Que nadie se piense que en un proceso negociador vamos a olvidarnos de esto, porque sería negarnos a nosotros mismos". Iceta comparte con el secretario general que el "denominador común" del PSOE y los dos emergentes es la reforma constitucional, pero en ningún caso los socialistas aceptarán el derecho a decidir. El primer secretario del PSC sí ha venido sosteniendo en los últimos días que si los catalanes rechazasen la modificación de la Carta Magna habría que consultar a los catalanes de otra forma, como en Canadá y su Ley de Claridad. En el comité federal hubo dirigentes que se sintieron escocidos por la entrevista de Domènech este sábado en 'La Vanguardia', en la que el portavoz se declaraba "soberanista". De ahí que Díaz se preguntara con qué Podemos se quiere pactar. Con el ala dura, que para los barones representan Iglesias o el líder de En Comú Podem, es muy complicado.
En el equipo negociador tampoco lanzan las campanas al vuelo. Se aferran al "realismo", a un optimismo prudente, porque los gestos de distensión tampoco significan nada por sí mismos. Ahora se está cerrando la fecha de la primera mesa a tres, aunque podría ser a finales de la próxima semana.
C's se sienta en la mesa con poca predisposición
También el partido liderado por Rivera asegura estar "dispuesto" a sentarse en la mesa con los equipos de PSOE y Podemos al mismo tiempo, aunque fuentes internas de la formación reconocen que "hay poco de lo que hablar". El dirigente barcelonés pretende extender su 'actitud dialogadora' con el grupo liderado por Pablo Iglesias aunque C's es con diferencia el más reticente a hacer cesiones o introducir cambios en su pacto de Gobierno con Sánchez. "Podríamos modificar cosas pero el 90% debería seguir intacto. La esencia del documento no se modificará", explican miembros de la cúpula naranja.
Los de Rivera están dispuestos a introducir algunos pequeños cambios en el pacto pero no apoyarán un Ejecutivo de Podemos. Antes irán a elecciones
Aun así, hay miembros de la formación catalana que temen el coste que podría suponer hacerse la foto con el equipo de Podemos y, por eso, a pesar de mostrar predisposición al diálogo, los pesos pesados del partido no dudaron en defender con beligerancia la imposibilidad de llegar a un acuerdo real en el que esté Iglesias. Si el grupo morado decide abstenerse en el pacto Rivera-Sánchez "será bienvenido", explican, pero no moverán su postura ni un ápice: si el PSOE avanza en sus conversaciones con Podemos y plantea la posibilidad de que entren en el Ejecutivo, los 40 diputados naranjas votarán en negativo.
De hecho, la estrategia de Ciudadanos pasa ahora por demostrar que no temen las elecciones si son para impedir una opción de Gobierno en el que esté Podemos. "Entre la muerte y el susto, preferimos elecciones", llegó a decir Toni Roldán, uno de los responsables económicos del grupo de Rivera, esta misma semana en el Congreso. Un compecabezas difícil de resolver entre los vetos constantes de los emergentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario